Montero evoca al Che Guevara y a Lina Morgan en su llegada a Andalucía para disputarle la Junta a Juanma Moreno
- La próxima secretaria general de los socialistas andaluces promete recuperar el espíritu de los gobiernos de Chaves, Griñán o Susana Díaz.
- Más información: Montero promete recuperar la Junta para el PSOE y "acabar la tarea de cuando gobernamos": "Me duele Andalucía".
"Hasta la victoria siempre". Con esas palabras de Che Guevara, símbolo del comunismo castrista, casi un icono pop en camisetas y carteles de las juventudes de izquierda, cerró María Jesús Montero su presentación pública como nueva líder del PSOE andaluz.
La ministra se dio un baño de militancia donde las palabras del Che no fueron las únicas reconocibles. Porque citó a también a Lina Morgan. "Agradecida, emocionada, gracias por acudir", saludó sonriente a los militantes que llenaron el hotel en el que el partido celebró la puesta de largo de Montero como rival ya oficial del presidente de la Junta, Juanma Moreno.
La segunda cita, se entiende, fue un guiño simpático de quien sabía que el público estaba con ella. La primera es un guiño que, quienes conocen la trayectoria de Montero, entienden.
Porque la ya próxima secretaria general del PSOE andaluz, ministra y vicesecretaria general del PSOE llegó a esa posición de centro izquierda en la que hoy milita desde posturas mucho más radicales.
Montero, en su juventud, fue comunista. O al menos convivió con el movimiento político que, en los efervescentes años 80 de Sevilla, admiraba al Che, a Fidel Castro, a la Pasionaria y a Santiago Carrillo.
Medicina y Sevilla en los 80
Sin embargo, ella, buena estudiante y de familia de clase media que acabó la carrera de Medicina, se acercó al 'omnia est communia' de la que siempre habla el líder de IU Antonio Maíllo desde el cristianismo. Comunista, cristiana de base, separada, con dos hijas, gerente hospitalaria, viceconsejera, consejera, ministra... y ahora, aspirante a presidir la Junta.
Montero lanzó el primer mensaje político este miércoles en Sevilla sin siquiera hablar. Porque entró casi de la mano de Juan Espadas, que se ha echado a un lado para cederle espacio a una opción que cree mejor que la suya. Una generosidad que ayer personas relevantes del partido aconsejaban no olvidar y recompensar.
De fondo, en el eterno paseíllo de besos y abrazos que mandan estas ocasiones, se escuchaba la canción 'Andalucía' de Medina Azahara. Un tema de cuando Montero era joven.
"Andalucía en el viento se oye cantar/ brillan los sueños de gente que intenta volar/ Andalucía unida por la realidad/ deja que vuele/ mi mente a donde tú vas", atronaban sobre los aplausos los rockeros andaluces. "Andalucía es mi casa, donde aprendí mis valores", acertaba a empezar su discurso Montero.
"Me duele Andalucía", añadió. Ese fue el eje argumental de su discurso y el porqué, indicó, de su paso al frente para liderar el PSOE andaluz. Ni palabra de la mediación de Pedro Sánchez.
La socialista marcó una línea continuista con el trabajo de Juan Espadas haciendo de los servicios públicos el eje de su discurso. La sanidad -sabe de lo que habla, ha sido consejera de Salud y es médico-, la Educación o la dependencia están en su agenda. Sabe además que son cuestiones con las que puede arañar algo de la, por ahora, potente mayoría absoluta de Juanma Moreno.
Al líder del PP andaluz no tardó en atizarle. Ahí se acabaron las palabras amables de Lina Morgan. Le acusó de tener poca ambición. De privatizar servicios públicos. De condenar a los niños a una FP concertada, de no tener futuro o vivienda.
El PSOE histórico
Contra esto, propuso, el PSOE de siempre. El que ya gobernó Andalucía durante 37 años. El de Manuel Chaves, José Antonio Griñán y Susana Díaz. Una tarea de la que también sabe, puesto que fue consejera de Salud primero y de Hacienda después. Una tarea, la de esos Ejecutivos, que se marcó terminar.
"Vamos a ganar", prometió ante el deleite de los militantes. Los había de Sevilla, sí, pero también de Cádiz, Málaga o Córdoba. La palabra más repetida fue "ilusión".
Un grupo de afiliados, al fondo de la sala, cuando el acto ya había acabado, se alegraba de que volvían a ver ilusión en sus compañeros. "Por fin, porque Espadas... No voy a hablar", indicaba uno de los asistentes.
El Espadas al que se refería escoltó a su sucesora, la aplaudió y al acabar, jaleó a los más jóvenes para que salieran a saludarla y crearan esas estampas de alegría y unidad que luego repiten las teles. El socialista presume de lealtad y la ejerce en momentos complicados como el de ayer.
"Carrera de relevos"
"La política es una carrera de relevos. Quiero reconocer la tarea de Juan Espadas, nuestro secretario general, que ha hecho un trabajo inmenso", señaló Montero. El aplauso fue uno de los más largos de la tarde.
Montero aseguró que ella quiere gobernar. Nada de medias tintas ni de romanticismos aquí. Es realista y trabajadora. Sus colaboradores dicen que hasta la saciedad. No renuncia a su acento -"hablamos como sentimos", reivindicó ayer.
Reclamó un sitio para Andalucía -"tiene que alzar la voz"- ante, se supone, el Gobierno central del que ella es vicepresidenta. "Hay más talento en esta tierra que en cualquier otro lugar", remató.
Montero atizó a Moreno para estrenarse como líder de la oposición sin escaño en el Parlamento andaluz, animó a los suyos a trabajar por volver al poder "en cada esquina" y reivindicó el trabajo pasado del PSOE en Andalucía, incluidos los ERE que les llevaron a los tribunales.
"He decidido dar el paso para ser la próxima secretaria general del PSOE de Andalucía. Vamos a ganar. Vamos a conseguirlo. Lo vamos a hacer", espoleó a los suyos.
"Por Andalucía libre, España, la Humanidad", remató. Tercera cita, esta vez para el himno de la comunidad. Recuerdo de un andalucismo cuya bandera el PSOE arrebató al extinto Partido Andalucista y hoy el PP ha hecho suya.
Con Montero ya en la casilla de salida, empieza la carrera por la Presidencia de la Junta de Andalucía en 2026. "Hasta la victoria, siempre"... Si Juanma Moreno lo permite.