"Inoportuno e inadecuado". El "espectáculo" del pasado sábado protagonizado por Mónica Oltra en un mitin de Compromís, un día antes de las elecciones en Andalucía, ha sido la puntilla que ha precipitado su dimisión de todos los cargos orgánicos y ejecutivos cerrando una etapa de más de 20 años en política.
El presidente Ximo Puig se había marcado de plazo una semana para resolver la crisis. "No estoy para fiestas", dijo el lunes visiblemente molesto.
El acto de Compromís estaba preparado desde hacía semanas. Pero la exagerada celebración tras la imputación, por supuestamente ocultar abusos sexuales a una menor tutelada, fue noticia de portada en España en plena jornada de reflexión. Puig no estaba dispuesto a hipotecar su futuro y seguir erosionando la imagen de su Gobierno.
La fiesta y el baile generaron incomodidad y bochorno por innecesarios, admiten fuentes del entorno de Ximo Puig a EL ESPAÑOL, y ha acabado sentenciado la carrera política de Mónica Oltra. Finalmente, ha pesado más el baile que los hechos que investiga la Justicia o las acusaciones de la Fiscalía Superior.
La dimisión tiene consecuencias más allá de las fronteras valencianas y deja el proyecto político de Yolanda Díaz mutilado antes de nacer. Oltra era una de las líderes más destacadas de Sumar y Valencia acogió el acto oficial de presentación.
No obstante, fuentes próximas a Yolanda Díaz aseguraban este martes, a la salida del Consejo de Ministros, que la vicepresidenta segunda no contaba con Oltra para su plataforma, "en ningún caso".
"Hay una desafección entre la gente y los políticos, precisamente por centrarlo todo en las personas", añadían desde el entorno de Díaz. "Oltra no está en Sumar ni lo va a estar, no se va a presentar con Yolanda más allá de que el juez le mantenga o no la imputación", insistieron.
El último baile
Todo se ha ido al garete tras un baile, el último de Oltra en política. El nivel de desgaste obligaba a tomar decisiones "dolorosas y necesarias", apuntaban este martes diversos dirigentes socialistas.
A partir del sábado, la presión fue en aumento y Oltra suspendió su agenda pública. El viernes, la ya exvicepresidenta valenciana aseguró que no pensaba dimitir aunque la procesaran y se mostró desafiante. No contemplaba en absoluto esa posibilidad en ninguna fase del caso. Su salida la ha forzado el presidente Puig.
"La verdad no la altera ningún procedimiento judicial. Es una cacería de la extrema derecha y esto no tiene nada que ver con hacer justicia, y la presión la aguantaré porque si no me dedicaría a otra cosa", afirmó. Este martes se fue de la política dando un portazo y comunicando a Puig en directo su decisión.
La rueda de prensa fue improvisada, inesperada y no estaba convocada. Compromís había convocado una reunión de su Ejecutiva para abordar la situación procesal de Oltra, y ésta confirmó que no asistiría para que sus compañeros se expresaran sin sentirse presionados.
Por la mañana, dirigentes de Compromís avanzaron que en la reunión se iba a reiterar el apoyo "incondicional" de la coalición a su líder. "Es rutinaria y no tiene nada de especial", repetían.
Pero en torno a las cuatro de la tarde, la exvicepresidenta apareció en la plaza del Pilar de Valencia por sorpresa. Entró a la sede rodeada por una nube de cámaras y sin hacer declaraciones. Su presencia hacía augurar la decisión final y Compromís informó que comparecería ante los medios de comunicación minutos después. La decisión ya estaba tomada.
"Dejo todos mis cargos, y mi trayectoria demuestra que yo no necesito estar aforada. Si no soy digna de estar en el Consell, menos lo soy de estar en Les Corts", empezó.
"Contra los poderosos"
La rueda de prensa fue muy tensa y Oltra, visiblemente molesta y emocionada, se fue reprochando a la prensa el trato recibido desde que arrancó la investigación por su gestión en los abusos sexuales denunciados por una menor tutelada.
"Generan un sistema para que después se genere una decisión como esta", reprochó. Y advirtió: "A cualquier político que quiera hacer políticas contra los poderosos se lo van a cargar con denuncias falsas, con mentiras".
Oltra se fue para que su partido no le pidiera que se apartara. En Compromís creen que dimite por una "infamia", pero han llegado a la conclusión de que seguramente era la única solución.
Mónica Oltra también tuvo palabras para Puig y el PSOE. Del presidente de la Generalitat, con quien ha compartido siete años de Gobierno, reconoció que le hubiera gustado tener su apoyo, pero "no lo esperaba". Desde que Ximo Puig adelantó las elecciones en 2019, la relación entre ambos estaba prácticamente rota.
"No le voy a dar la coartada al PSOE para que fulmine las políticas del Botánico", respondió Oltra a la amenaza de Puig de romper el Gobierno valenciano.
"Se encausan inocentes cuando no se encausa a M. Rajoy. Tenemos un problema cuando nos desubicamos. Ganan los malos. Lo que más siento de esto y lo que querría evitar es que alguien piense que no es posible hacer políticas de izquierdas y plantarle cara a la corrupción", subrayó. Sobre si algún día regresará a la política, respondió que es una decisión que no depende de ella.
La dirigente valenciana también ha dejado su acta de diputada en las Cortes Valencianas, por lo que el TSJ de Valencia pierde la competencia del caso y volverá a un juzgado ordinario.
La maniobra dilatará más aún el proceso judicial y, al no estar aforada, es más que probable que se aplace su declaración, según apuntaron fuentes jurídicas.
Así, el caso vuelve a manos del primer juez que lo investigó y propuso la imputación de Oltra en abril, el magistrado Vicente Ríos. Este juez fue el primero que atribuyó a Oltra un supuesto plan para ocultar los abusos sexuales cometidos por su entonces marido.
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