Valencia

“Me pareció la cárcel de Guantánamo”. “Fui a rehabilitarme y no estuve con ningún fisio en ningún momento”. “A la hora de lavarnos lo hacían con agua fría”. “El timbre que teníamos los enfermos no funcionaba. Me dieron un teléfono y me dijeron que, si pasaba algo grave, que llamara por el móvil”. “Necesitaba hacer de vientre y no acudía nadie a ponerme la cuña”.

Es el testimonio de un paciente de Covid-19 que pasó por el viejo Hospital La Fe de Valencia. Se trata de un vecino de 70 años natural de Massamagrell, que estuvo en el hospital entre el 13 y el 18 de enero. Atiende a EL ESPAÑOL por teléfono desde su domicilio, donde todavía se recupera de la fatiga que le ha dejado el virus. Ruega que se preserve su identidad.

El paciente se muestra “muy muy agradecido”, al personal sanitario, al que le pone “un diez”. Pero critica con dureza el exceso de trabajo que tienen en el lugar y el estado en el que se encuentran las instalaciones. “Me pareció la cárcel de Guantánamo”, asevera. “Era horrible, con puertas correderas con un palo para cerrarlas, como si fuera la cárcel”, agrega.

Este testimonio directo coincide con las denuncias recogidas en la desgarradora carta de una enfermera anónima, refrendadas por una decena de profesionales a las puertas del hospital y por Mayka Maeso. Esta última es hija de Miguel, que falleció tras pasar por el hospital.

“Me pusieron en una habitación con un hombre de 92 años que estaba mucho peor. Se levantaba, se quitaba la vía y se iba desnudo”, relata. La desgarradora carta de la enfermera, en la misma línea, describió a un personal sobrepasado para atender a multitud de pacientes mayores. Se veían obligados a atarlos, tal y como confirmó la propia Conselleria de Sanidad.

Sin fisios

Este paciente llegó a la vieja Fe tras pasar más de 40 días en el Hospital Clínico. “Me dijeron que en Campanar había fisioterapeutas que me ayudarían a recuperarme. La neumóloga me envió allí”, subraya.

Por contra, según defiende, nunca llegaron a tratarle. “Del jueves 13 al lunes 18 de enero no estuve con ningún fisio en ningún momento. Solo me hicieron una explicación teórica sobre ejercicios abdominales que ya estaba haciendo”, critica.

Al detectar esta carencia, este vecino de Massamagrell solicitó el alta para recuperarse en su domicilio. “Si no iban a tratarme bien yo no quería estar allí, porque estaba realmente mal. Pasé de estar genial en el Clínico a encontrarme con un horror”, cuenta.

La enfermera aseguró en su carta anónima que había un solo fisioterapeuta para todo el hospital, y Mayka también denunció que a su padre solo lo trataron una vez en nueve días. Del mismo modo, los tres testimonios coinciden en que no funcionaba el sistema para comunicarse con el personal desde las habitaciones.

"El timbre no funcionaba"

“El timbre que teníamos los enfermos no funcionaba. Llamaba y llamaba y allí no venía nadie”, cuenta. Afirma incluso que las enfermeras llegaron a darle un número de teléfono: “Me dijeron que, si pasaba algo grave, que llamara por el móvil, que si no no se enteraban”.

El paciente, como el resto de testimonio, denuncia la ausencia de agua caliente. “A la hora de lavarnos lo hacían con agua fría”. También lo sobrepasado que se encuentra el personal en las instalaciones: “Las enfermeras y los médicos se portaban correctísimamente, pero no llegaban a todo, era imposible".

“Fue horrible, sobre todo necesitar hacer de vientre y no poder hacerlo, porque no venía nadie a ponerme la cuña. Yo no tenía incontinencia, pero al final me ponían un empapador y funcionábamos así. Lo hacía, y cuando podían, venían y me limpiaban”, detalla.

Noticias relacionadas