Celdrán, tras dimitir como consejero de Hacienda en Murcia: "No me voy de aquí dando un portazo"
El popular asegura que su salida del Ejecutivo regional no tiene que ver con la pérdida de la cartera de Presidencia y lamenta marcharse sin mejorar el sistema de financiación: "En el Gobierno español son monos con pistolas"
27 junio, 2021 01:56Noticias relacionadas
La legislatura 2019-2023 pasará a la historia de la Región de Murcia como la más convulsa que se recuerda de toda la democracia. Primero por el pacto inédito de gobernabilidad suscrito entre PP y Cs, que evitó que gobernase el vencedor de los comicios (PSOE); después, por la fallida moción de censura de socialistas y naranjas; luego, por la remodelación del Ejecutivo donde por primera vez ocupan consejerías tres diputados tránsfugas de Ciudadanos y una expulsa de Vox. Todo ello, sin olvidar el cambio de la Ley del Estatuto del Presidente que deroga la limitación de dos mandatos y las continuas salidas de consejeros del Palacio de San Esteban: hasta nueve han hecho las maletas.
Los consejeros, unas veces, se han ido a raíz de algún escándalo, incluso por sentir que su área estaba vacía, y otras, han sido destituidos. El último en decir adiós es uno de los consejeros mejor preparados: su perfil maridaba preparación técnica con 'punch' político. El popular Javier Celdrán dio la sorpresa este viernes anunciando su salida del Consejo de Gobierno: nuevo terremoto en San Esteban. La marcha de Celdrán es una baja sensible: era uno de los hombres de confianza del presidente murciano, Fernando López Miras; manejaba con precisión la contabilidad y además era una incubadora de proyectos para la Comunidad Autónoma.
EL ESPAÑOL entrevista a Javier Celdrán 24 horas después de su salida del Gobierno regional, al que este ingeniero industrial de la Universidad Politécnica de Valencia llegó hace ocho años, de la mano de Pedro Antonio Sánchez.
- Señor Celdrán, ¿con qué sabor se marcha de la política tras ocho años ostentando distintos cargos en el Ejecutivo murciano?
- En general, con buen sabor. Modestamente, creo que he aportado cosas. El otro día hacía mentalmente un repaso mientras escribía mi carta de despedida y recordé los planes de empleo, la estrategia de digitalización de industria 4.0, el plan de turismo náutico, el Año Jubilar... La verdad es que después de hacer un repaso, me voy con la satisfacción del trabajo bien hecho, se podrían haber hecho más cosas, pero en general tengo la sensación de haber aportado y de que me han dejado hacer porque he tenido la suerte de que mis jefes, primero, Pedro Antonio Sánchez, y luego, Fernando López Miras, se han fiado de mí y eso es impagable.
- ¿Alguna espinita clavada?
- No haber conseguido que el Gobierno de España entienda que la Región de Murcia está infrafinanciada. Todo el que me conoce sabe que en las distancias cortas soy dialogante, no es difícil llegar a acuerdos conmigo, pero con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, me ha sido imposible. He intentado mil estrategias para que el Gobierno de España cambie el sistema de financiación autonómica, pero el maltrato ha ido a peor. En mi autoconsuelo queda que este Ejecutivo está destruyendo el país. El Gobierno de España es como un grupo de monos con pistolas: no hay capacidad reflexiva con una gente, no ya con calidad intelectual, que no la tienen, sino con calidad democrática, que tampoco la tienen, ni de respeto institucional. Son monos con pistolas. Con esta gente no se puede hablar.
- Usted formó parte del equipo negociador del PP que tras perder los comicios autonómicos de 2019 cerró un acuerdo de gobernabilidad con Ciudadanos. ¿Se arrepiente de aquel pacto a la vista de la moción de censura?
- No me arrepiento. No había opción: salvamos un auténtico 'match-ball' para el PP. Era eso o irnos a la oposición. Fue lo más parecido a un noviazgo de compromiso de los antiguos, donde los padres presentaban a los novios y sin conocerse se casaban. Nos sentamos a negociar, sin conocernos, con una ideología similar en muchas cosas, pero lo que se ha demostrado es que esto va de personas: en Andalucía, el mismo 'noviazgo' está funcionando bien, en Madrid estuvo funcionando hasta las elecciones y en Murcia no funcionó porque teníamos una persona nociva (Ana Martínez Vidal). Una persona con ambición personal y que creo que venía herida de su anterior etapa con el PP, con cierta sed de venganza. Hicimos lo que tuvimos que hacer y tuvimos mala suerte, tanto nosotros como Cs, porque Inés Arrimadas se equivocó al darle a una persona tóxica la llave para dirigir el partido en la Región.
- ¿Considera que cuando PSOE y Cs presentaron la moción de censura lo mejor habría sido convocar elecciones anticipadas para que los murcianos votasen qué Gobierno regional querían?
- La moción de censura era una moción 'fake': no estaba fundamentada. Las mociones de censura se hacen cuando hay una pérdida de confianza con el presidente y en aquel momento era una excusa para cambiar el Gobierno murciano por ansias de poder. La razón de la moción no era legítima y desde ese punto de vista, lo más sensato, no era ir a elecciones. Tan 'fake' era la moción de censura, que una parte importante de Ciudadanos no la vio, en concreto, cuatro de seis diputados dieron un paso atrás porque solo respondía a la ansia personal de Ana Martínez Vidal de ser presidenta. Además, no íbamos a convocar eleciones con una pandemia, estábamos centrados en salvar vidas y en los planes de rescate de los negocios. En medio de un terremoto no puedes cambiar un Gobierno y el último barómetro de opinión ha castigado esa actitud irresponsable de PSOE y Cs.
- ¿Cree que la legislatura llegará a completarse hasta 2023?
- Creo que sí. Hay montado un equipo de Gobierno que da estabilidad al presidente en la Asamblea Regional para sacar las leyes que sean más necesarias e impulsar proyectos importantes. Es verdad que el equilibro político que hay ahora en la Asamblea y en el Ejecutivo jamás lo habríamos imaginado, pero, de momento, no está funcionando mal. Está habiendo generosidad por parte de los diputados que ya no pertenecen a Vox ni a Ciudadanos para dar estabilidad al Gobierno y mira que es complicado porque vienen de otros partidos y no tienen la ideología del PP. Eso sí, queda un año y medio duro, hay que recuperar la economía después de la pandemia, y hacer un esfuerzo administrativo brutal para aprovechar los fondos europeos, y eso requerirá de que la maquinaria política esté ajustada.
- ¿Ha dimitido porque en la última remodelación del Ejecutivo le han retirado la cartera de Presidencia, entregándosela al nuevo consejero Marcos Ortuño, y usted siente que el presidente le ha quitado peso político en el Consejo de Gobierno?
- En absoluto. Cuando Fernando López Miras me propuso repetir como consejero en esta legislatura, lo primero que le dije es que quería una cartera pequeña porque sentía que en casa no cumplía, llevaba años dedicado 24 horas a la política y quería dedicarle tiempo a la familia, pero firmamos el acuerdo con Ciudadanos y me tocó Hacienda y Presidencia porque no queríamos crear más de diez consejerías, como Sánchez con 23 ministerios. En esta nueva remodelación del Gobierno, me alegré de que entrase el alcalde de Yecla, Marcos Ortuño, porque yo viví en Yecla y tengo relación con él desde hace años. Me alegró mucho que Fernando me quitase Presidencia porque tendría cuello para estar con la familia, pero llevaba tiempo pensando en irme y he visto el momento ahora que aprobamos los presupuestos regionales y se modificó la ley del Presidente para que Fernando se vuelva a presentar a las elecciones. El que haga otra lectura tiene mala intención.
- ¿Ha sido acertado entregar la Consejería de Educación a una diputada expulsada de Vox para que el Partido Popular salvase el Gobierno de la Región de Murcia?
- A mí me hubiese gustado que todas las carteras dependiesen del Partido Popular, pero las condiciones no daban para eso. Al final, en esos equilibros, hay que ceder cosas para mantener un Gobierno y una línea política. Las consejerías forman parte de un engranaje y las iniciativas antes de aprobarlas hay que debatirlas en el Consejo de Gobierno. Los tiempos han cambiado y hay que aprender a gobernar en coalición con otros partidos.
- ¿Está de acuerdo con el proyecto de reunificación de la centroderecha del PP recuperando votantes de Cs y Vox o prefiere un PP pura sangre?
- Es una estrategia muy acertada, planteada por Pablo Casado en un escenario distinto al que había hace cinco años. La gente puede decir 'vaya bandazos da el PP', pero es que la sociedad y la política han evolucionado. A la vista de lo que ha pasado con Ciudadanos, hay una lección aprendida: para el votante de centro que apostó por un partido que iba a ser el salvador de la corrupción y de la vieja política, se ha demostrado que eso también era populismo. Los partidos no son instituciones inalterables en el tiempo y Pablo Casado ha aprovechado para lanzar un mensaje: el proyecto de Ciudadanos ha fracasado y la consecuencia de la fragmentación de la derecha es que gobierna la izquierda con el comunismo. Hay que volver a concentrar la centroderecha en un único partido frente a la extrema izquierda.
- Usted se marcha después de una semana intensa en lo político, por la modificación del Estatuto del Presidente, y en el horizonte no se descarta cambiar la ley Electoral para elevar del 3% al 5% el porcentaje de votos necesarios para entrar en la Asamblea Regional de Murcia. ¿Está a favor?
- Estoy de acuerdo en subirlo. Tenerlo bajo lo único que hace es dar entrada a minorías que representan a eso, minorías, y que luego pueden tener un peso enorme para sacar adelante cosas en la Asamblea y por lo tanto se convierten en minorías dictatoriales. Eso le está pasando al Gobierno español: tienen que indultar, a pesar de que eso les pueda restar un montón de votos, pero lo hacen por seguir en la Moncloa, y por un partido minoritario que ha saltado un porcentaje para tener representatividad en el Congreso. Por tanto, no solo estoy de acuerdo con que se suba el porcentaje, sino con modificar el sistema electoral porque es el principal problema de nuestro modelo democrático. Se está demostrando que la fragmentación hace que las minorías tomen las riendas del poder y no es sensato porque convierte a los gobiernos en gobiernos secuestrados como el de Pedro Sánchez.
- A partir de ahora, usted pasa a la segunda línea política del PP. ¿Algún consejo para las 'huestes' populares que seguirán en primera línea de fuego?
- Estamos viviendo un cambio de era. Hay un porcentaje de la población que no tiene nada que ver con las generaciones que han estado en el poder y por lo tanto, hay un cambio de frecuencia en los valores y en las expectativas que tiene una parte de la sociedad, especialmente entre los jóvenes que vienen por detrás. Creo que debemos hacer una buena reflexión de qué tipo de política y qué tipo de Región de Murcia quiere esa gente de 30 y 20 años. Los cambios que vienen serán exponenciales y tenemos que modificar la manera en la que escuchamos a la sociedad.
- ¿Qué consejo le daría al presidente regional, Fernando López Miras, para lo que queda de legislatura?
- Más que consejos lo que le diría es lo que yo me aplico y que me ha funcionado. Es muy importante rodearse de gente buena y de gente que sume. Al final, tus éxitos no son solo lo que tú aportas, tú puedes dar visión, tú puedes poner la dirección y tener claro lo que quieres, pero al final hay que tener un buen equipo que tire del carro. A mí me ha funcionado. Creo que Fernando eso lo tiene claro.
- ¿Le ha propuesto al presidente algún nombre para sustituirle en la Consejería de Hacienda?
- Eso es una decisión del presidente. No me atrevo a dar nombres públicamente, si Fernando me pregunta le daré alguno. Hay banquillo en el Partido Popular y en el ámbito de la economía regional hay profesionales que pueden aportar mucho. Creo que no lo tendrá muy difícil, hay mejores cocos que yo en el partido, yo soy un ingeniero que ha ido aprendiendo, fácilmente puede tener un listado de nombres de un folio. Yo lo que haría sería buscar algún fichaje externo: alguien con experiencia en el mundo de la banca, en la universidad o en el mundo empresarial. Este tema es muy técnico y en otras áreas puedes ser más político, pero en Hacienda no.
- ¿En qué estado deja la deuda de las arcas regionales?
- La deuda asciende a 10.850 millones de euros por la infrafinanciación del Gobierno de España. Todos los años acumulamos una deuda estructural de 400 o 500 millones de euros que nos faltan y que nos obligarían a cerrar hospitales y colegios, pero eso no se ha hecho. En 2008, la Región de Murcia tenía una deuda de 700 millones, en ese año, el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, cambió el sistema de financiación por exigencia de los independentistas catalanes y entonces empezamos a recibir, por habitante, muchísimo menos que la media del resto de autonomías. Eso ha ido a peor con los años hasta el punto de que hemos tenido un déficit anual de 1.100 millones. La razón de esa deuda es sencilla: el estado le transfiere, por ejemplo, a Cantabria, 800 euros más por habitante que a Murcia.
- Usted tenía plaza en el Instituto de Fomento de Murcia como jefe del área de emprendedores antes de dar el salto al Gobierno regional. ¿Ha aprendido algo de la política en estos años?
- Me ha enseñado muchas cosas: a tener una mejor visión estratégica a medio y largo plazo, a negociar para sacar adelante iniciativas en la Asamblea Regional... Después de estar estos años al mil por cien, la última lección la he aprendido con mi salida. A veces, en política, piensas que lo eres todo y tienes que poner los pies en el suelo porque estamos en una burbuja, pensamos que todo gira en torno a nuestro mundo, pero luego hay otro mundo más real y donde las cosas que suceden tienen otros parámetros. No podemos perder esa referencia: los políticos somos personas, como cualquier otra, y en ocasiones en la calle hay preocupaciones distintas.
- ¿Esta salida de la política es un adiós o un hasta luego para las próximas elecciones autonómicas?
- Desde luego, esto no es un adiós. Yo no me voy de aquí dando un portazo, sino por mi situación personal. A mí, la política me gusta y creo que puedo seguir aportando. De hecho, sigo vinculado al partido como militante y desempeñando una función ejecutiva. Ahora voy a pasar tiempo con la familia, a coger aire para ver las cosas con perspectiva porque he ido revolucionado. Es verdad que la política engancha mucho, cuando dicen que es casi como un droga es cierto, sobre todo, si te gusta el servicio público. No me planteo un escenario de volver en 2023. Cuando mi entorno familiar esté recompuesto y mis críos crezcan, a lo mejor me planteo levantar la mano para que el Partido Popular cuente conmigo. No me pongo una fecha.