Si en algo coinciden todos los que han tratado a Daniel de Alfonso (Madrid, 1964) es en su capacidad para jugar a varias bandas. “No es que juegue a dos bandas, es que juega siempre para él”, matiza un abogado que lo ha tratado durante años. Todos los juristas y diputados consultados destacan cómo, desde su puesto de director de la Oficina Antifraude de Cataluña (OAC), se ganó paralelamente a Artur Mas y CDC mientras contaba con la protección del Ministerio de Interior en Madrid.
El entonces president Mas le propuso para el cargo en julio de 2011 para desbloquear una negociación enquistada. Tras la muerte súbita de su predecesor, David Martínez Madero, la OAC quedó inoperativa durante cinco meses ante la falta de acuerdo de los grupos para encontrarle un relevo (se requieren tres quintas partes de la cámara para designar al director de la OAC). Fue entonces cuando el exdiputado de Unió Democràtica y miembro del Consejo de Estado, Manuel Silva, se lo recomendó a Mas como una persona independiente que lograría el consenso de los grupos. “No lo conocía personalmente”, ha afirmado este miércoles el expresident. “Pero mis colaboradores me hablaron bien de él”.
Cuentan en CDC que el perfil conservador y los contactos en Madrid de De Alfonso generaron cierto malestar en un sector de la formación. Estas mismas fuentes explican que sin embargo fue Oriol Pujol, en ese momento hombre poderoso de CiU, quien avaló su nombramiento entre una terna de candidatos.
La aquiescencia de Oriol Pujol a su nombramiento es otra demostración de la habilidad de De Alfonso para seducir a un lado y a otro. Lo propuso CiU y al PP le alegró la sugerencia. PSC y C’s también votaron a favor. De la misma manera que seducía a independentistas y constitucionalistas, jugaba entre dos aguas entre la conservadora Asociación Profesional de la Magistratura y la progresista Jueces para la Democracia.
La falta de discreción
Varios abogados que han trabajado en casos donde ha intervenido la OAC explican que De Alfonso estaba ya bastante quemado. Su falta de discreción en ciertos círculos junto a algunos informes de su organismo jurídicamente cuestionables hicieron que las dudas sobre su integridad llegasen incluso hasta algunos fiscales.
Estas dudas las manifiesta el propio De Alfonso en las grabaciones, en una frase que también demuestra su voluntad de agradar a todos. “Si luego me sale el fiscal de turno que se arruga y me dice ‘no tiene entidad suficiente’ y lo archivan, eso corre como la pólvora y al final el que ha sido un cabrón he sido yo”, le dice a Fernández-Díaz.
Otro abogado experto en Derecho Administrativo recuerda como De Alfonso se jactaba abiertamente de reunirse mensualmente con el presidente de CaixaBank, Isidre Fainé, o cómo era cliente habitual del lujoso restaurante Hofmann en la zona alta de Barcelona. Este jurista también recuerda como se solía quejar abiertamente ante grandes empresarios de que no ganaba suficiente dinero.
La gente que lo ha tratado reconoce que De Alfonso no siempre fue así. Aseguran que su carácter fue transformándose cuando se combinaron su divorcio y una nueva relación sentimental con su designación al frente de la OAC. “Cada año tenía más información de todos y se sentía más poderoso”, resume un diputado. “Al final se creía por encima del bien y del mal”.
Las fuentes consultadas también coinciden en destacar su “duro” carácter. “Durante esta semana puede dar mucha guerra”, dice un antiguo amigo suyo sobre los días que transcurrirán hasta que el Parlament lo destituya. “No se dará por vencido así como así”. De Alfonso ya ha dado muestra de ello y ha amenazado con llevar al Parlament a los tribunales ya que, según él, no existe base legal para destituirlo.
El caso ATLL
Otro aspecto controvertido de la gestión del director de la OAC durante estos años ha sido su papel en el caso ATLL, una empresa pública de gestión de aguas por cuyo control se enfrentan Aguas de Barcelona (Agbar) y Acciona.
Durante estos años de litigios en los tribunales De Alfonso ha jugado siempre a favor de Agbar. En 2015 la OAC argumentó que no tenía medios suficientes para investigar una denuncia contra Agbar por un contrato firmado con la Área Metropolitana de Barcelona. En marzo de 2016, no obstante, el mismo organismo publicó un informe durísimo contra Acciona en el que acusó a la compañía de hacer trampas en su facturación.
Nada de esto sería relevante si De Alfonso no hubiese alardeado entre amigos y abogados de haber estado “muchas veces” en la sede de Agbar y de que, cuando iba, “le dejaban las cajas de vino en el maletero del coche”. Esta anécdota la explica tanto un antiguo amigo con el que se ha enemistado como un abogado que lo trató. A pesar de sus informes favorables a Agbar, De Alfonso no tuvo reparos en participar en mayo de 2014 en un ciclo de conferencias organizadas por esta compañía en su misma sede. La conferencia trató sobre “transparencia” y “rendición de cuentas”.