La famélica XI legislatura fue a morir el 2 de mayo, y la XII echa a andar la semana del 18 de julio: la coincidencia entre fechas históricas y decisiones reales insisten en recordarle a Felipe VI lo difícil y enconado del pasado de los españoles. Esta semana, de nuevo, todos los ojos se vuelven hacia el rey, que tras el alumbramiento del Parlamento este martes tiene el deber constitucional de proponer un candidato a la presidencia del Gobierno. Ello, previa ronda de consultas (las cuartas desde enero) y a través del (aún inexistente) presidente del Congreso, según el artículo 99 de la Carta Magna.
Ante Felipe VI se presentan este vez cinco escenarios, ya que el sexto- la posibilidad de que un independiente se ha convierta en un presidente- apenas sobrevivió unos días de especulaciones tras el 20D y nadie lo ve ocurriendo tras el 26J. Hay que ser honestos: casi ninguno de los políticos consultados se atreve a apostar su dinero a un escenario en concreto. Pero es el último el que más seguidores consigue.
1. El más deseado
A partir de este miércoles 20 de julio, el rey convoca a los líderes de los 14 partidos a los que ya ha visto en tres ocasiones entre enero y abril. Tras consultar con todos ellos, con los que ya empieza a tener una cómoda relación, nomina candidato a Mariano Rajoy, que consigue ser investido presidente del Gobierno el viernes 5 de agosto. Bien por la doble abstención C's-PSOE bien porque el PP logra arrancarle el sí a C's con la ayuda del monarca. Este es el escenario preferido de la mayoría de los españoles, hasta de los votantes del PSOE.
2. El fracaso de Rajoy
En términos de probabilidad, este segundo escenario tiene escasos defensores: nadie cree que el presidente en funciones vaya a aceptar la nominación del rey seguida de un intento de investidura la primera semana de agosto si no cuenta con los apoyos necesarios.
“Es imposible imaginarse a Rajoy presentándose simplemente porque es el líder de la lista más votada y cree que tiene una responsabilidad mayor para poner el reloj en marcha”, señala un diputado (no del PP) en referencia al hecho de que la Constitución española presenta un claro agujero: el único mecanismo que prevé para que se convoquen nuevas elecciones es que alguien fracase en el intento de ser investido. En teoría, si nadie lo hace, el artículo 99 permite que España esté con un Gobierno en funciones sine die.
3. La vendetta de Sánchez
Ya lo dijo el líder del PSOE en esa rueda de prensa extraña y ambigua de la semana pasado en el Congreso: ahora le toca a Rajoy pasar por la humillación a la que él se enfrentó en marzo. El hipotético escenario número 2 daría pie a éste: que el rey convoque una quinta ronda de consultas tras el fallo de Rajoy y que nomine de nuevo a Sánchez, que volvería a intentarlo apoyándose este vez en la izquierda. Este improbable escenario pondría el reloj en marcha más tarde, y las elecciones ya serían después del 27 de noviembre.
4. El limbo
El rey ya aprendió la lección del pasado enero y pocos creen que vuelva a arriesgarse a provocar un nuevo desistimiento de Rajoy. En ese caso, Felipe VI se limitaría a constatar tras la ronda de consultas de esta semana que ningún partido tiene los apoyos suficientes. Se abriría entonces el famoso “período de reflexión” al que aludió Rajoy en el Escritorio del Congreso la semana pasada. Esta modalidad del tiempo necesario ya la utilizó Felipe VI en marzo tras el fracaso de Sánchez, cuando optó por no seguir nominando candidatos dada la falta de apoyos que le transmitieron.
Y 5. El 1 con otro calendario
Este es el caballo ganador entre políticos del PP, del PSOE y de C's (Podemos tiene poco que contar en esta semana crucial). El rey acabará nominando a Rajoy tras una (o más) rondas de consultas, pero los tiempos no serán necesariamente los esperados con la investidura la primera semana de agosto. Andado el mes de agosto, y llegado incluso septiembre, se abriría paso in extremis el escenario 1 ante el angustiante panorama económico y político de España y del mundo. Al PSOE no le quedaría más remedio que entregar la cuchara a la que ahora se aferra.