En vísperas del combate, se citaron en territorio neutral, se reunieron unos minutos para un breve parlamento y después se retiraron a sus respectivos cuarteles generales. Las espadas están en alto y faltan horas para la primera batalla de la investidura. Podría ser el guión de una película bélica o de un episodio de Juego de Tronos, pero este lunes en el Congreso de los Diputados no había suspense. El nuevo capítulo del culebrón político que pronto podría cumplir un año concluyó sin sobresaltos. De momento, las cartas están marcadas.
En poco menos de media hora, Pedro Sánchez y Mariano Rajoy liquidaron una reunión de trámite, muerta de antemano por la falta de propuestas del PP y el rechazo absoluto del PSOE a Rajoy. El primero confirmó que el PSOE votará "no" a la investidura y el segundo lo lamentó, culpando al líder del PSOE del bloqueo institucional y de que desde el exterior se comience a tomar a "broma" a España.
"Era una reunión perfectamente prescindible, a mi juicio", dijo Sánchez ante la prensa. "Si teníamos razones para votar en contra del señor Rajoy en su investidura, después de su acuerdo con el señor [Albert] Rivera tenemos más razones aún", explicó. Para él, el pacto del PP con Ciudadanos es "continuista" y "conservador". Pero, en cualquier caso, aunque fuese un compendio de ideas socialistas, el PSOE nunca podría respaldar al "presidente de un partido imputado" por corrupción que ha gobernado a golpe de mayoría absoluta contra los españoles.
Sánchez dice "no" al "chantaje"
"La responsabilidad de que el señor Rajoy pierda la investidura es en exclusiva del señor Rajoy", repitió constantemente. "Lo que tiene que hacer es seguir sumando, porque con ese acuerdo no llega al corte de la investidura".
Rajoy ha logrado el apoyo de Ciudadanos (32 escaños) y Coalición Canaria (1), por lo que acudirá a la investidura con 170 diputados, seis menos de la mayoría absoluta. Sin embargo, no serán suficientes ni en primera votación ni en la segunda, para la que se requiere mayoría simple. Si no hay sorpresa, el PP tendrá 180 votos en contra: los del PSOE, Podemos y los nacionalistas.
Según Sánchez, lo que Rajoy pretende es un "chantaje al conjunto de las formaciones parlamentarias" y por eso ha fijado la fecha de unas hipotéticas terceras elecciones el 25 de diciembre. "Pero el PSOE no se doblega ante chantajes y desde luego ante este, menos aún", según él.
¿Y después del fracaso de Rajoy?
Lo que no aclaró Sánchez es qué hará el PSOE tras esta semana en la que previsiblemente Rajoy no será reelegido presidente. El líder del PSOE tiró de una de sus míticas frases enigmáticas: "El PSOE estará en la solución". Para Sánchez, no conviene adelantar acontecimientos.
¿Convocará un nuevo Comité Federal para que su partido reflexione sobre el nuevo escenario? No se opone, pero no lo anuncia. ¿Iniciará contactos con Podemos para un Gobierno alternativo? "Cuando lleguemos a ese río, cruzaremos ese puente". Sánchez sigue haciendo de la incertidumbre un argumento que le refuerce como intérprete del escenario. No se cierra ninguna puerta hasta que Rajoy no salga del hemiciclo del Congreso tras haber mordido el polvo que él conoce bien, pues lo probó en marzo.
Rajoy se propone seguir intentándolo
El candidato del PP compareció justo a continuación y arremetió de nuevo contra el líder socialista por no asumir su responsabilidad de Estado.
"España necesita un Gobierno en plenitud de sus funciones", dijo. "España necesita un Gobierno para consolidar la recuperación económica", insistió. Pero aunque él no es capaz, por el momento, de dar ese Gobierno a España, el candidato del PP no se ha planteado cambiar de estrategia.
Rajoy ha anunciado que seguirá intentando la investidura incluso aunque el Congreso le diga que no esta semana. "Seguiré intentándolo, ahora, después de la primera votación y después de la segunda", prometió. "Lo seguiré intentando porque es mi obligación".
El tiempo corre y ese factor, como en tantas ocasiones, podría ser un aliado de Rajoy. El presidente en funciones aprovechó para sembrar dudas sobre el crédito internacional de España. "Corremos el serio riesgo de que, con razón, empiecen a tomarnos a broma", dijo a los periodistas. "Esto empieza a minar nuestro crédito como país, dentro y fuera de España", según él.
Toda su estrategia consiste en arremeter contra Sánchez para que su situación sea tan débil, dentro de su partido y ante sus electores en caso de repetición de elecciones, que no tenga más remedio que ceder. Por eso afeó al líder del PSOE que considerase "prescindible" el encuentro de este lunes. "El diálogo por España nunca es prescindible. En una situación como esta, con mucha mayor razón", según él.