No es fácil determinar si España vive un epílogo del naufragio de Mariano Rajoy en su investidura, un prólogo de la investidura de Pedro Sánchez, una nueva precampaña electoral o todo a la vez. Pero cuando se apaga el foco y las grabadoras dejan de registrar sus palabras, no hay político que no reconozca que hasta las elecciones vascas y gallegas, nadie hará esfuerzos serios para acabar con la crisis institucional.
Cuando el Congreso de los Diputados se acerca peligrosamente a su primer año sin producir una sola ley (la última fueron los Presupuestos, en octubre de 2015), los partidos políticos se preparan para pasarse tres semanas de campaña en el País Vasco y en Galicia intercambiando nuevos reproches. Visto lo visto, hasta el rey Felipe VI ha decidido no comenzar una nueva ronda de consultas. Todos los partidos dicen que es urgente la formación de un Gobierno, pero no se ponen de acuerdo sobre cuál y con qué apoyos.
El 'tenemos que hablar' de Sánchez
Este lunes, Sánchez anunció, respaldado por su Ejecutiva, que va a iniciar personalmente una ronda de contactos con todas las fuerzas parlamentarias salvo Bildu.
El primero que va a recibir la llamada del líder socialista hoy mismo es Mariano Rajoy. El presidente del PP escuchará las propuestas de Pedro Sánchez pero...¿Con qué objetivo? ¿Con qué orden del día? ¿Con qué condiciones previas? El líder del PSOE no dijo más que para buscar una "solución" y tratar de evitar las terceras elecciones. Es decir: Sánchez respondió sobre el 'para qué' exclusivamente con el 'por qué' de las conversaciones.
El secretario general del PSOE sí advirtió de que por el momento él no se propone como solución. "No me estoy postulando para liderar una alternativa. Que quede claro".
También aseguró que no irá a una investidura si no dispone de los votos que le permitan ser elegido. Pero este extremo no depende de él sino de Felipe VI, que no parece dispuesto a hacer una tercera propuesta fallida hasta que los partidos asuman su mensaje de Navidad, que el monarca recordó en un comunicado tras recibir a la presidenta del Congreso, Ana Pastor. Los partidos deben poner en marcha una "forma de ejercer la política basada en el diálogo, la concertación y el compromiso, con la finalidad de tomar las mejores decisiones", reza el comunicado.
¿Qué persigue Sánchez? Para su equipo, que quede negro sobre blanco cuáles de los demás partidos prefieren elecciones a ceder en sus posiciones. "Que nosotros queramos terceras elecciones es absolutamente falso", desmentía un colaborador del líder socialista. Sánchez pidió a Podemos y Ciudadanos que no se veten mutuamente y emplazó de nuevo a las fuerzas del "cambio" a entenderse.
"Voy pero no voy, hago pero no hago"
Para los críticos con Sánchez, su maniobra no es sino un intento por ganar tiempo y llenar el vacío que ha seguido a su "no es no", un argumento que se convirtió en inútil en el mismo momento en el que Rajoy mordió el polvo de la aritmética parlamentaria.
"Me ofrezco pero no me ofrezco, voy pero no voy, hago pero no hago", resume un diputado. Sánchez sigue "enredando" para "perpetuarse como secretario general", explica otro. "Lo que para todo el mundo es perder el tiempo, para Pedro es ganarlo. Por ello sus intereses son opuestos a los de la mayoría", según este último.
En otras palabras: según sus detractores, Sánchez mantiene viva la llama de un acuerdo prácticamente imposible. No funcionó la legislatura pasada y ni Ciudadanos ni Podemos han ofrecido algún indicio de que esta vez fuese diferente. Y si lo hace es para llenar un vacío que pueda ser aprovechado por sus rivales internos para tratar de desalojarlo del liderazgo del PSOE o ir justificando una abstención ante la falta de alternativas.
"No engañemos ni distraigamos a la ciudadanía", dijo Juan Cornejo, número dos del PSOE andaluz y fiel aliado de Susana Díaz, el contrapeso interno de Sánchez. Para los socialistas andaluces, la primera federación en peso orgánico, un acuerdo con Podemos y Ciudadanos al mismo tiempo es "inviable". Desde el sur se alimentan las opciones de una abstención. Como el 'no' a Rajoy es prácticamente indiscutible en el PSOE, para los críticos con Sánchez el paso previo a la abstención ante el PP es la cabeza del líder conservador. "Pudiera ayudar al debate de investidura un candidato que no fuera Mariano Rajoy", dijo Cornejo.
En una palabra: "Perseverar"
Las palabras de Cornejo parecen poco menos que ciencia ficción. En el PP, más preocupado por gestionar la crisis provocada por el nombramiento de José Manuel Soria para el Banco Mundial y con Rajoy en China, nadie habla de un recambio de su líder. Y su líder no habla de nada que no sea "perseverar", como él mismo resumió al término de la reunión del G-20.
Rajoy no va a sacar "conejos de la chistera" sino a esperar. A que el PSOE le fuerce la mano a Sánchez o a que las nuevas elecciones, a las que piensa presentarse, le den su ansiada mayoría.