“Estoy en Canarias, tengo dos hijos de ocho y diez años que empiezan el colegio este viernes, pero he pedido destino en Galicia, allí empiezan la semana que viene. Aún no sé en qué colegio van a iniciar sus clases o dónde tengo que comprar los libros”. Esta preocupación la comparten muchos de los 8.738 guardias civiles que el pasado mes de mayo pidieron un cambio de destino. Pese a que la Dirección General Instituto Armado ha acortado los plazos previstos para resolver, el complejo sistema para adjudicar las plazas y las carencias informáticas en el programa que hace los baremos han provocado que la vuelta al cole esté siendo un problema añadido para muchas familias del Cuerpo.
Afecta especialmente a los guardias civiles y cabos que optan a una de las 1.867 vacantes por antigüedad ofertadas ya que la resolución no será oficial hasta el próximo 13 de septiembre, momento en el que será publicada en el Boletín Oficial de la Guardia Civil. La Dirección General avanza siempre con unos días de antelación una lista provisional para que los aspirantes puedan hacerse a la idea, pero puede estar sujeta a cambios y errores. De hecho, según fuentes del Cuerpo, el pasado jueves se adelantó un listado que contenía errores y hubo que cambiarlo. En la Intranet de la Guardia Civil también anticipan la resolución definitiva, pero no es firme hasta que no se publica en el Boletín, con una periodicidad semanal.
Calendario escolar
“No voy a sacar cuatro billetes de avión o voy a empezar una mudanza a partir de una lista meramente informativa que luego pueda cambiar y me quede sin la plaza”, dice otro de los guardias civiles afectados por esta situación. Mayoritariamente, los agentes prefieren esperar a que su destino sea definitivo. El calendario escolar en Primaria ha echado a andar este miércoles en Murcia y entre el jueves y el viernes lo hará en siete comunidades más. Para cuando el Boletín Oficial de la Guardia Civil comunique los destinos, el curso ya se habrá iniciado en toda España. En Secundaria y Bachillerato el arranque de las clases se reparte entre el jueves 8 y lunes 19. Con este calendario, es muy difícil que los hijos de los guardias civiles que estén a la espera de saber su futuro puedan acudir a los primeros días de clase en caso de cambio de destino de sus progenitores.
Desde la Dirección General de la Guardia Civil admiten a EL ESPAÑOL que el actual programa informático en el que se introducen todos los datos de los agentes aspirantes no da una respuesta del todo efectiva, pero lo achacan a la complejidad del proceso. Recuerdan que son más de 8.000 solicitantes, aunque cada uno puede pedir varios destinos. “Hay casos en los que han presentado solicitud para absolutamente todas las vacantes ofertadas”. En total se han registrado 113.615 peticiones, una cantidad ingente de datos que hay que comparar en función de distintos baremos. “Si hubiésemos tenido un programa informático 100% efectivo, hubiésemos tenido la resolución definitiva el 1 de septiembre”, reconocen las fuentes consultadas.
Este incidente ha logrado poner de acuerdo contra la Dirección General a dos asociaciones profesionales de la Guardia Civil generalmente enfrentadas como son la AUGC y APROGC. Alegan que “un proceso como el de petición de vacantes debería ser rápido, ágil y transparente; sin sobresaltos ni errores” y critican que “a días del comienzo del curso, miles de agentes con hijos en edad escolar siguen aguardando con nervios y ansiedad conocer sus destinos”. “No sabemos qué será más grave, que la Dirección General no lo haya previsto o que habiéndolo previsto, no les importe lo más mínimo”, censuran al tiempo que recuerdan que la problemática se repite desde hace años.
Sitúan el problema de origen en las fechas en las que se publicó la oferta de las vacantes. En el caso de las plazas por antigüedad -las que están generando más conflicto- fue el 17 de mayo (para guardias) y el 31 de mayo (para cabos). Desde ese momento transcurre un mes de plazo para presentarse y después otros tres meses para resolver. Según estos tiempos, la Dirección General tenía hasta el 17 de septiembre y el 30 de septiembre para comunicar el resultado. No obstante, se ha tratado de acortar los plazos sin que esto haya satisfecho a las asociaciones. Los afectados critican que las vacantes de oficiales o suboficiales las ofertaron en abril y ya estaban todas asignadas en agosto. También en agosto se publicaron los destinos definitivos para guardias y cabos, pero sólo aquellos que optaron por libre designación o por méritos.
Nuevo calendario
Desde la Dirección General argumentan que no todos los aspirantes tienen hijos y que muchos de los que tienen, no se los llevan a sus destinos. Alegan además que las modificaciones entre el adelanto de las listas y su publicación oficial en el boletín son prácticamente inexistentes por lo que los miembros del Cuerpo sí pueden empezar a planificarse con días de antelación a la resolución definitiva. Sobre las fechas en las que se ofertaron las vacantes, las fuentes consultadas recuerdan que hay que dar opción a presentarse a estas plazas a los agentes salidos de la academia que tras un año de prácticas pasan a categoría de profesional.
Este año fueron un total de 159 agentes, que terminaron su año de prácticas el 19 de abril. La Dirección General dejó pasar por tanto entre un mes y mes y medio hasta que se ofertaron las vacantes para guardias por antigüedad. Las fuentes del Cuerpo consultadas explican que es el tiempo que se tarda en introducir a esos nuevos agentes en el sistema informático. De nuevo la informática. En cualquier caso, recuerdan desde la Dirección, ningún guardia puede tomar posesión de su nuevo destino hasta el 15 de septiembre, una vez terminen los procesos de vacaciones contemplados en el Instituto Armado. A juicio de los afectados, eso no es impedimento para saber el lugar en el que tendrán que vivir con el tiempo suficiente para poder escolarizar a sus hijos.
Desde la Dirección del Cuerpo afirman que se trabaja en la elaboración de un calendario que en el que se ponga de manifiesto estas circunstancias y mejorar así la conciliación de la vida laboral con la vida familiar.