Para el Gobierno, el conocido como 'caso Soria' no fue al principio sino un impecable concurso para funcionarios defendido incluso por Mariano Rajoy. Después, tras la renuncia de José Manuel Soria al cargo de director ejecutivo en el Banco Mundial, fue considerada por el Ejecutivo una excusa para que la oposición sobreactuara en su búsqueda de responsabilidades. Este lunes, todo eso pasó a un segundo plano y el Partido Popular apuró al máximo los plazos para que Luis de Guindos, el ministro de Economía, pueda comparecer para explicar cómo se designó al exministro de Industria.
La esperada comparecencia tendrá lugar este martes por la tarde. No será en el pleno del Congreso de los Diputados, como exigieron todos los grupos salvo el PP, que se quedó en minoría. Guindos no tendrá que subir a la tribuna de la cámara baja, reunida de manera excepcional, y enfrentarse en una sesión con gran proyección pública a las preguntas de otros grupos. Lo hará finalmente en un formato más íntimo, mezclando el escándalo con más asuntos menos controvertidos y lejos de la solemnidad del hemiciclo. Y, al día siguiente, presentará su libro 'España amenazada. De cómo evitamos el rescate y la economía recuperó el crecimiento'.
El Gobierno pretende zanjar la crisis con una comparecencia en la comisión de Economía de la cámara baja. El miércoles, Rajoy se ha comprometido a arropar a Guindos junto a una nutrida representación del Ejecutivo y personalidades económicas. Tanto en Moncloa como en el Ministerio de Economía esperan poder mirar al futuro tras dos semanas de intensa presión política y pública. De lo contrario, la imagen del ministro y la del propio Rajoy, que difícilmente podía desconocer el nombramiento, seguirían erosionándose y dando motivos a los que en el PSOE rechazan una abstención ante Rajoy.
Las prisas del PP
Tanto ha apurado el Gobierno en enviar a Guindos al Congreso que este lunes anunció su comparecencia en la comisión de Economía antes incluso de que esa comisión existiese como tal y pudiera planear su calendario de reuniones o el orden del día.
Mientras los diputados votaban al presidente, vicepresidentes y secretarios de la comisión parlamentaria, el Ejecutivo filtraba a los medios que el ministro acudiría el miércoles. Pedro Saura, el portavoz socialista, no salía de su asombro. Es una "cacicada", explicaba a los medios. "Para ellos, la separación de poderes no existe", lamentaba un diputado de Podemos. ¿Cómo es posible que el Gobierno decida cuándo va a citar el Parlamento a un ministro?
El Gobierno lo sabía porque tenía la mayoría en el órgano que lo decidía gracias a Ciudadanos. En declaraciones a la prensa, el diputado Toni Roldán explicó que era la "única alternativa" para que Guindos diese explicaciones. El Gobierno ya anunció que no iría al pleno, pero si no iba a la comisión parlamentaria, acabaría "yéndose a su casa" sin dar ninguna explicación. Según Antonio Montero, el PP "fuerza" el reglamento de la cámara en función de sus intereses.
Reprobación de Ana Pastor
Por otra parte, el PSOE ha mostrado su intención de reprobar a la presidenta del Congreso por no fijar el pleno para que comparezca de Guindos, a pesar de tener un mandato para ello.
"No es posible que la señora Pastor haya dejado de ser la presidenta del Congreso de los Diputados para convertirse en la delegada del gobierno del señor Rajoy en las Cortes Generales", explicaba Antonio Hernando, portavoz socialista. El PSOE recogerá firmas para pedir a Pastor que rectifique, pero si no lo hace, impulsarán una resolución que la deje en evidencia tan solo unas semanas después de ser nombrada. Podemos se ha mostrado dispuesto a llevarla a término. Pero, para eso, debería haber un pleno. El primero previsto es tras las elecciones vascas y gallegas del 25 de septiembre. Antes de esa fecha, Guindos habrá ya dado explicaciones sobre el caso y se encontrará, ante la falta de otras funciones, con tiempo para promocionar su libro,