La guerra del PSOE es tan evidente como imprevisible. Durante los tres últimos días, Pedro Sánchez ha librado una batalla soterrada -vía filtraciones interesadas- frente a sus enemigos íntimos. Susana Díaz y el resto de barones autonómicos que desean fulminar al secretario general salían en tromba este viernes para frenar la maniobra de un congreso federal exprés que presumiblemente preparaba Sánchez como forma de perpetuarse en el poder. Pero, por contradictorio que parezca, el líder ha conseguido ganar tiempo y contener las ansias de los adversarios que desean escabecharle.
Un portavoz cercano a la presidenta andaluza, por un lado, y los barones de Castilla-La Mancha y Aragón, Emiliano García-Page y Javier Lambán, por el otro, dejaban claro que la idea de un congreso federal en fechas inmediatas era una insensatez. Ocurre, sin embargo, que Sánchez no ha verbalizado tal pretensión en momento alguno, de forma que la victoria de los críticos al frenar dicha intención ha sido un tanto pírrica: evitan un plan que, como adelantó EL ESPAÑOL, nunca tuvo visos de realidad.
Dos anuncios que le favorecen
A lo ocurrido este viernes hay que sumar, además, que esta semana Ferraz filtraba la convocatoria del Comité Federal para el sábado 1 de octubre; una fecha esperada pero que se convocó cuando había rumores de que Sánchez podría ser ajusticiado por los suyos en la ejecutiva del próximo lunes 26 de septiembre. Y después la dirección socialista filtraba que, pase lo que pase en las elecciones de este domingo, Sánchez intentará articular un "gobierno alternativo" al PP de Rajoy a partir del lunes. Una opción no concretada -¿Será con Podemos y C's? ¿O será con Podemos y nacionalistas?- que, para colmo, irrita al grupo de críticos que desean decapitarle.
En un contexto que parece una guerra de posiciones antes de la batalla final, entre filtración y filtración, Sánchez ha ganado al menos algo de tiempo. Al convocar un Comité Federal y al anunciar que intentará ser presidente del Gobierno, el secretario general ha aplacado los planes -también convenientemente filtrados y amplificados- de los correligionarios que quieren acabar con él. Eso sí, se trata de una tregua de muy poco recorrido temporal.
El domingo, la clave
Ahora todo depende de lo que ocurra en las urnas este domingo. Si los candidatos de Pedro Sánchez en el País Vasco y Galicia lograsen un resultado mejor del que pronostican las encuestas, sería casi imposible descabalgar a este líder con tan pocos apoyos internos. Si, por el contrario, se cumplieran los peores pronósticos y se diera la debacle socialista en ambas comunidades, es probable que Sánchez tenga las horas contadas.
Sea por su propia iniciativa -con una dimisión-, sea por medio de un golpe de mando de la Ejecutiva en las horas posteriores a la cita con las urnas o sea, sobre todo, por un movimiento de los críticos en el Comité Federal del 1 de octubre, habría muchas opciones de que el PSOE cambiase de líder. Eso sí, Sánchez es un superviviente político que ha demostrado que no va a amilanarse frente a sus enemigos en el partido. Y, por ello, también cabe la posibilidad de que tire por la calle de en medio con la convocatoria de una consulta a la militancia para decidir la posición del PSOE en una hipotética investidura de Rajoy.
Todas las hipótesis están abiertas. Y las filtraciones o anuncios se sucederán entre el domingo 25 y el lunes 1, una semana decisiva para el futuro del PSOE. En el Comité Federal se decidirá el rumbo de la formación. Será esa batalla final que unos y otros esperan para acabar con tantas y tantas dudas.
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