El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, debe asumir responsabilidades, dimitir y permitir que seamos los militantes quienes en un congreso normal reconstruyamos una organización que merece la colaboración de todos.
Cuando Hans Christian Andersen escribió El traje nuevo del emperador, fue capaz de describir con precisión cómo muchos cortesanos ensalzaban la ropa de un rey que en verdad paseaba desnudo. Mal favor le hacían si no fuera porque lo hacían en su propio beneficio. Yo escribo desde la lealtad.
No fue posible dormir la noche en la que obtuvimos los peores resultados de la historia en Galicia y Euskadi. Ser el partido que más escaños pierde en ambas regiones tiene sus causas y debe tener sus consecuencias. En ambos casos el PSOE sufre un sorprendente sorpasso y deja de ser el partido hegemónico de la izquierda. Porque ser los terceros en Galicia y los cuartos en el País Vasco, o tiene consecuencias, o serán causa de mayores males.
Convocar un congreso exprés con el único fin de perpetuarse en la secretaría general es faltarle el respeto a los militantes
A partir de ahí, convocar un congreso exprés con el único fin de perpetuarse en la secretaría general es faltarle el respeto a los militantes. Hacerlo en un país sin gobierno y sin ventura es irresponsable. Y, sobre todo, es una tomadura de pelo a la democracia interna.
El PSOE conoce cuál es su compromiso con España y nada está por encima de eso. Debemos y sabemos leer los resultados electorales porque, como dice un amigo, somos un partido responsable. Los españoles no merecen un debate interno sin resolver el gobierno de España tras diez meses de bloqueo.
Yo soy partidario de un 'no' a las políticas del PP, pero también de un 'no' a una dirección política que ha perdido el rumbo. ¿Qué es eso de que las campañas se han hecho en condiciones adversas? Condiciones adversas las que tenía Ramón Rubial cuando abría agrupaciones socialistas en los años cuarenta.
El PSOE tiene que ayudar a España y no España al PSOE. Y, especialmente, debemos ser un partido serio
Por eso el PSOE tiene que ayudar a España y no España al PSOE. Y, especialmente, debemos ser un partido serio que navegue por los océanos de frivolidad de la política española. Ser la solución y no el problema. Y esa seriedad supone comenzar diciendo la verdad. Porque es tremendamente falso que podamos formar un gobierno alternativo de izquierdas en un Parlamento con mayoría de derechas.
Cuando en mayo de 2015 Pedro Sánchez me felicitó por haber obtenido el mejor resultado para el PSOE de las cuatro grandes capitales (Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia), me añadió en su despacho que los socialistas teníamos un grave problema precisamente en las grandes ciudades. Problemas que, lejos de solucionarse, se han agravado.
Por eso es muy importante que reconstruyamos un PSOE en el que quepamos todos. Un lugar en el que sean los militantes los verdaderos protagonistas del futuro de nuestro partido, donde el secretario general sea el último afiliado y el último afiliado se sienta secretario general.
Es vital que el PSOE diseñe una nueva frontera para nuestro país, un nuevo socialismo, un nuevo PSOE
Es vital que el PSOE diseñe una nueva frontera para nuestro país, un nuevo socialismo, un nuevo PSOE asentado en tres grandes vértices: la abolición de la pobreza (porque tenemos recursos para ello), el triunfo de la inteligencia (innovación, emprendimiento, educación) y la democracia participativa.
Eso nos llevaría a modernizar nuestro país y mirar al futuro con optimismo. Y eso exige un nuevo partido, una nueva dirección y una nueva frontera.
Pero para eso debemos ser responsables y capaces de dimitir antes de que llegue un niño y nos diga: "Pero si va desnudo".
*** Antonio Miguel Carmona es concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid.