Mientras gran parte de los españoles seguía a través de los medios qué estaba ocurriendo en la sede del PSOE en Ferraz, eran muchos -centenares- los que se encontraban allí, en la calle, siguiendo en el más escrupuloso directo las novedades en torno a la reunión de la Ejecutiva federal (y lo que surgiera).
Un agente de policía se afanaba en controlar el tráfico para los despistados que cruzaban sin mirar de un lado a otro de la calle, después de haber tenido que cortar un carril. Los periodistas, sentados en bancos e incluso en el suelo, trataban de retransmitir lo que estaba pasando y de sobrevivir cuando tenían que acercarse con los micrófonos y las cámaras para recoger declaraciones. Y los curiosos, como quienes paran a observar unas obras, comentaban la jugada: "¿Saldrá Pedro?", "¡La que ha liado!", decían algunos. El surrealismo se adueñó este jueves de esta calle madrileña.
La expectación era tal que nadie quería dejar pasar el momento sin dar su opinión al respecto, cual tertulianos televisivos. "No puede ser que un partido con tanta historia como el PSOE termine así, roto de esta forma", auguraba uno. "A ver, hombre, que tampoco va a ser para tanto, se va a solucionar", le corregía otro.
"Sánchez no oye ni al pueblo ni a los militantes"
El análisis de quienes se acercaron hasta Ferraz estuvo tan dividido como ahora mismo el seno del partido. "Después de dos elecciones y las gallegas y vascas... el señor Sánchez solo mira su opinión, no escucha, no oye la voz del pueblo ni de sus militantes", opinaba un vecino.
A su lado había más teorías: "Creo que quienes han dimitido para acabar con él son unos traidores, no se puede culpar a Sánchez de lo que está pasando con los votos". También hubo quien optó por una postura reconciliadora: "Podían haber llegado a un acuerdo dialogando, no hay que llegar a estos extremos".
"La dimisión en cascada me hace replantearme la calidad democrática de los partidos y de nuestro país", apuntaba una profesora de una universidad cercana a la sede socialista, que había pasado parte de la mañana hablando a sus alumnos sobre la crisis en el PSOE.
A la pregunta de qué creen que ocurrirá con el líder socialista, pocos confiaban en un final feliz. "Yo creo que dimitirá Sánchez y que eligirán un nuevo secretario general", indicaba un vecino. Otros no tenían demasiado clara su postura, pero preveían una etapa complicada para Pedro Sánchez: "Es algo muy incierto, pero le va a resultar muy difícil reconducir esta situación". Y había quien, directamente, abogaba por el fin del partido: "Esto no hay quien lo levante", señalaba convencido un octogenario, declarado votante socialista.