El estallido de las primaveras árabes dio lugar a un trasiego de mercancías ilícitas por el Mediterráneo, que sirven para la financiación de movimientos insurgentes y yihadistas en la zona. Con el fin de frenar esas actividades, varios países, entre ellos España, pusieron en marcha en 2013 la ‘operación UCRA’. Ahora, en el marco de esa estrategia internacional, la Guardia Civil ha incautado un buque que se dirigía a Libia cargado con 20 toneladas de hachís. Los investigadores no tienen duda de que iba a terminar en manos de los terroristas.
Así lo ha explicado el teniente coronel de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, Javier Rojero, quien ha ofrecido detalles sobre el abordaje de esta embarcación llevada a cabo de madrugada a 45 millas de las costas de Almería por la Unidad Especial deIntervención del Instituto Armado. El buque, llamado Marti N, lucía bandera panameña, pero sus tripulantes -todos detenidos- eran 11 ucranianos y un ciudadano de Uzbekistán. “La red trafica con droga y lo que adquiere lo usa para administrar armas y explosivos a grupos insurgentes de Siria y Libia”, explican los responsables del operativo.
Armas y explosivos
No es el primer revés que sufre esta estructura criminal desde la puesta en marcha de la ‘operación UCRA’. Ya son siete los buques interceptados, uno de ellos adquirido por un ciudadano sirio en Málaga en 2014 mediante subasta pública después de que su anterior propietario lo abandonase en 2010. Ese mismo barco, con bandera de Bolivia, intentó transportar 5.000 armas largas y 500.000 cartuchos de munición. Otra embarcación, en este caso con bandera de Togo, trató de hacer llegar 6.400 armas largas y 570.000 cartuchos así como 10 toneladas de nitrato amónico para explosivos a la ciudad Libia de Misrata, bastión de Estado Islámico en el país. En ambos casos fueron interceptados por las autoridades griegas, otro de los países implicados.
Las embarcaciones siempre salen de Turquía, lo que lleva a los investigadores a concluir que en el país otomano cuentan con algún tipo de infraestructura estable. El modus operandi siempre es el mismo: salen a alta mar, en aguas atlánticas, y ahí cargan la droga, generalmente procedente de Marruecos, máximo fabricante de la resina de hachís. “El destino final son los países en conflicto. Estamos en condiciones de afirmar que estas actividades sirven para financiar el terrorismo yihadista”, insisten desde la Guardia Civil.
Captabón, la droga de la Yihad
Citan otro caso de un barco interceptado por las autoridades de Egipto, que además de portar diversa cantidad de hachís, llevaba más de un millón de pastillas de captabón, la droga que presuntamente tomaron los autores de los atentados de París antes de llevar a cabo la matanza.
“Hablamos siempre de la misma red, que no podemos decir que haya sido descabezada”, advierte el teniente coronel Rojero, que se basa en la documentación incautada en las diferentes operaciones y la repetición de las mismas rutas y el modo de actuar, siempre con barcos en mal estado o deteriorados por el tiempo.
Desde 2013 han sido detenidos ya 109 personas en su mayoría de origen sirio, aunque también hay de Marruecos, Libia, España, Turquía, India y, desde ahora, ucranianos y uzbekos. Son todos hombres de entre 30 y 40 sin que presenten un perfil especialmente radicalizado. “Son personas contratadas por la red criminal transportar la droga”, resumen los operativos.