Pablo Iglesias e Íñigo Errejón continúan con su particular pelea pública sobre el futuro de Podemos. Una pelea que resulta indisociable de la batalla que se está librando por la dirección del partido morado en la Comunidad de Madrid. El secretario general de la formación de los círculos endurece su tono y radicaliza su discurso frente a las tesis del secretario político justo cuando está a punto de cerrarse en la región una alianza entre los sectores pablista -encabezado por Ramón Espinar- y anticapitalista -referenciado en Miguel Urbán e Isabel Serra-. Un acuerdo que podría sellarse este mismo miércoles y que los errejonistas dan por hecho desde hace semanas.
Este martes no hubo cruce de reproches en Twitter. La pelea se desarrolló en el Congreso de los Diputados. Y el asunto por el que los números uno y dos del partido volvían a enfrentarse tuvo que ver precisamente con las labores parlamentarias. La dicotomía entre "la calles y las instituciones", una vez más en discusión entre las diferentes corrientes de Podemos.
"Parlamentarios que no muerden"
Abría el fuego Iglesias con unas palabras durante una protesta el lunes a última hora de la tarde. El secretario general pedía llevar a Podemos a la calle junto al "músculo militante" para conseguir sus objetivos, ya que carece de fuerza suficiente en el Congreso y además su partido no nació para nutrirse de "parlamentarios que no muerden".
Horas después, ya en el Congreso, el secretario político decía que "el Parlamento está vivo" y señalaba que cinco millones de ciudadanos les han elegido para "ser útiles en la calle y en las instituciones". Además, abogaba por ser "una fuerza anfibia", esto es, "tan útil en la calle como en las instituciones" en las que gobierna y en las instituciones en las que, aunque no gobierne, pueda fomentar una mayoría alternativa a la del PP.
"La política no sólo está en el Congreso"
Para terminar este enésimo rifirrafe, Iglesias decía después que no atisbaba las contradicciones con su número dos, pero a renglón seguido remarcaba que la política "no solamente" está en el Parlamento porque Podemos fue capaz de cambiar la política española sin estar en la Cámara.
La batalla de Madrid
El pasado marzo, nueve errejonistas rociaron de gasolina la cúpula de Podemos en Madrid con su dimisión en bloque. Abierta la campaña por el liderazgo del partido en la región, Pablo Iglesias sacó el mechero. Rita Maestre y Tania Sánchez, más afines a las posturas del secretario político, presentaron su propuesta y obtuvieron un “llegarán candidaturas mejores” de su líder, que mermó la neutralidad del proceso nada más estrenarse la contienda.
Tres familias quieren ganar las primarias del nueve de noviembre. Ramón Espinar encabeza 'Podemos Escucha', candidatura más cercana a los postulados de Iglesias. Rita Maestre lidera Adelante Podemos y, por último, Miguel Urbán e Isabel Serra ponen rostro a los anticapitalistas.
Guerra de laboratorio
Las tres vertientes tratan de huir del etiquetaje y de quienes intentan encajonarles en el pablismo o el errejonismo, pero Madrid es un laboratorio donde se reflejan los matices de la disputa entre las dos principales caras del partido; a pesar de que tanto Espinar como Maestre rechacen padrinos y hermanos mayores de cara a los comicios de noviembre.
Este miércoles, los anticapitalistas se reúnen en asamblea. Entre todos los asuntos a tratar, uno sobresale por encima del resto: ¿confluirán con el oficialismo para dejar en fuera de juego a Iglesias? Tanto Espinar como los propios anticapitalistas nunca han rechazado esta posibilidad, una opción que gana enteros vistos los continuos ataques que ambas facciones han lanzado a Maestre. La suma de votos entre estas dos fuerzas haría de esta competición un Everest para la portavoz del Ayuntamiento de Madrid, que tendría que batirse contra la organización del partido y una de las corrientes que más fuerza tuvo en el nacimiento de Podemos.
Los anticapitalistas, contra Maestre
En uno de sus últimos comunicados, los anticapitalistas abrieron la puerta al pacto con Espinar y la cerraron de golpe en lo que a Maestre se refiere, a la que acusaron de “concebir el poder como un fin” y de poner sobre la mesa “un debate de caras y nombres”. Esta última crítica la compartió Espinar en una entrevista con este periódico, donde recriminó a Maestre: “Ha puesto por delante su protagonismo”. En línea con las palabras de Iglesias, lamentó que “fueran corriendo a poner su cara”. Sin ambages, añadió: “Su candidatura ha sentado mal a la organización”.
El cruce de declaraciones dibuja un día antes de la reunión anticapitalista la confluencia que podrían aunar estas dos corrientes para anular el posicionamiento de Maestre, que ha trabajado la transversalidad de su imagen con intensidad en los últimos meses.
En más de una ocasión, la portavoz consistorial ha dejado claro que los planteamientos anticapitalistas no son los suyos y se ha mostrado consciente de la posible pinza entre Espinar y Urbán para dejarla en fuera de juego.
En el debate madrileño también se mencionan los términos que separan a Iglesias y Errejón: la transversalidad, el pacto con Izquierda Unida, el empoderamiento de la calle frente al trabajo en las instituciones… En uno y otro lado aseguran que el debate no se polariza entre quienes desean un Podemos moderado cerca del PSOE y aquellos que piden un viraje a la izquierda, pero todos estos asuntos están encima de la mesa y los dos líderes de Podemos trabajan por ganar el control de la federación más importante del partido, muchas veces reflejo de las disputas que rodean a la organización.