El Patio Maravillas ha vuelto a Malasaña. El colectivo okupa se ha instalado en un edificio privado y abandonado desde hace años. Manuela Carmena tendrá que volver a lidiar con una infracción cometida por un movimiento que nutre su propio gobierno. Sin ir más lejos, algunos de sus concejales como Guillermo Zapata y Celia Mayer han participado en estas 'invasiones' e incluso estuvieron presentes en alguno de los desalojos más recientes.
Ganemos Madrid, una de las corrientes defensoras de Patio Maravillas, es una de las arterias del Ejecutivo municipal y cualquier acción de la alcaldesa podría desatar una discusión interna. Sin ir más lejos, han utilizado su cuenta de Twitter para trasladar su apoyo a esta okupación. También se han dirigido al Gobierno municipal, instándole a que sea "constructivo, y no represivo".
Además de la guerra de familias y concepciones, otro elemento subyace de esta okupación: el edificio fue rehabilitado con dinero público.
En un comunicado, el Patio ha recordado que los dos últimos edificios que lo acogieron, en la calles Divino Pastor y Pez "permanecen en situación de abandono" a pesar de haber transcurrido un año desde que les echaron.
Para justificar el "uso social" que pretenden dar a los espacios okupados ponen otros dos ejemplos: el inmueble en el número 20 de Alberto Aguilera, una porción de 3.000 metros cuadrados del edificio de Conde Duque y el edificio situado en la calle Gobernador esquina con el paseo del Prado.
Carmena entiende la okupación como "un fenómeno cultural"
"De una forma u otra, el Patio ha tenido una relación con estos tres espacios, señalándolos o visitándolos como lugares que podrían dar una solución a las demandas de cesión de un espacio municipal a la autogestión ciudadana, algo que lamentablemente no parece estar en los planes de este Ayuntamiento", han retado a Carmena.
Patio Maravillas vio en la victoria de Ahora Madrid una oportunidad para legalizar y ampliar su hoja de ruta, pero las directrices de cesión de espacios actualizadas por Carmena les han "decepcionado".
La alcaldesa de Madrid llegó a definir la okupación como "un fenómeno cultural" y aconsejó los desalojos siempre y cuando el propietario del edificio lo exigiera. Si el edificio no se usa y nadie lo reclama, en palabras de Carmena, su okupación no es contraproducente.