El paso dado por el PSOE para paralizar la ley para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce), con el apoyo de toda la oposición, le ha servido a la presidenta andaluza, Susana Díaz, para lanzar un aviso: "Ayer fue la Lomce, y vendrán más". Este primer trámite parlamentario para frenar la aplicación de esta norma le ha servido como prueba para demostrar que se ha acabado el "rodillo" de la mayoría absoluta del PP y que ahora son nuevos tiempos, los de la negociación y el diálogo.
Pero si el freno a la Lomce tiene una lectura positiva para Díaz, esa es la de dar sentido a la abstención del PSOE para la investidura de Mariano Rajoy. Personalmente, puertas adentro y puertas afuera del PSOE, la abstención le ha supuesto un desgaste político, por eso, que el PP lo tenga ahora más difícil porque los socialistas quieren ejercer una oposición "útil", le viene bien para reforzar la decisión tomada. Además de la paralización de la norma, la propuesta del PSOE también incluye la petición al Gobierno de redactar una nueva ley que nazca del consenso.
En ese ejercicio del PSOE por ejercer una "oposición constructiva", con las miras puestas en "restituir los derechos", Díaz ha adelantado que la Lomce es la primera piedra y que vendrán más decisiones en la misma línea, "todas las que sean necesarias" para recuperar lo que de forma "injusta y arbitraria" el PP ha "sustraído" a los ciudadanos por su "rodillo".
Díaz anda en plena campaña de promoción personal, con una intensa agenda tanto política como mediática, que este lunes se intensificaba con dos entrevistas en cadenas nacionales, por eso también se está volcando en ejercer de oposición desde Andalucía al Gobierno de Rajoy. Esa táctica, además, podría tener una interpretación de lo que pudieran ser sus aspiraciones futuras: la combinación de la secretaría general del PSOE con la presidencia de la Junta, lo que le serviría para confrontar dos modelos distintos de gestión, y demostrar que es posible compatibilizar los dos cargos. Las pruebas de su afán por contraponer su forma de gestionar a la de Rajoy van desde tener ya tener en la mano unos presupuestos autonómicos acordados con Ciudadanos, al órdago de si el Ejecutivo central recurrirá ante el Tribunal Constitucional o no el decreto andaluz para la recuperación de la jornada laboral de 35 horas para los funcionarios o marcar en la agenda la celebración de la Conferencia de Presidentes.
Es por ese juego de combinar política nacional y andaluza el flanco por el que el PP le ha atacado. Ante lo que consideran es la pretensión de la líder andaluza de colocarse la "etiqueta de mujer de estado y proyectarse a nivel nacional", lo que le ha pedido el presidente del PP andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, es que antes de intentar sacar rédito de la Lomce, "se siente en torno a una mesa a dialogar con rigor y a conseguir un gran acuerdo político que, sin duda, será aplaudido por la mayoría de los españoles".
Política de espectáculo
La Lomce también le han servido para fortalecer su argumentario frente a la principal amenaza política que tiene por la izquierda, Podemos. Así, mientras presentaba un PSOE volcado en la política útil de la atención al ciudadano, ha criticado la "política del espectáculo" y falta de respeto a las instituciones por el anuncio de que el grupo parlamentario de Podemos no acudirá mañana al desfile militar ni al saludo del Rey durante la apertura de las Cortes.
"Con el espectáculo no se ayuda a los ciudadanos, se ayuda haciendo lo que hizo ayer el PSOE, encabezando la iniciativa de paralización de Lomce", ha subrayado, insistiendo en que "hay quienes quieren el espectáculo, pues para ellos el espectáculo y para nosotros la política que ayuda a la gente".
Otro de los efectos colaterales de que al PP "se le haya acabado con su mayoría absoluta, su absolutismo", ha sido para Díaz la suspensión de la designación del exministro del Interior Jorge Fernández Díaz como presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de los Diputados. Según Díaz, eso suponía "violentar" el acuerdo alcanzado con el resto de partidos en relación con las comisiones parlamentarias, por eso ha considerado que es normal el giro dado.
"Lo que pretendía con el nombramiento de Fernández Díaz era violentar el acuerdo con el resto de fuerzas políticas, lo que no era de recibo", ha indicado.