Carles Puigdemont ha cambiado por completo la política exterior de su predecesor, Artur Mas, para vender el proceso independentista. Así se desprende de una respuesta del Gobierno catalán a Ciudadanos, en la que se detallan los viajes al extranjero de altos cargos de la Generalitat en los últimos cuatro años. Si Mas priorizó la agenda internacional y quiso liderar en primera persona el movimiento separatista por el mundo, Puigdemont y su consejero de Exteriores, Raül Romeva, han elegido una diplomacia de perfil bajo y gastos mínimos, conscientes de que la mayoría de puertas están cerradas para Cataluña.
Según los datos que exigió Ciudadanos denunciando la falta de transparencia de la Generalitat, Artur Mas gastó 645.970 euros en viajes al extranjero entre enero del 2012 y diciembre del 2015. A esta cifra hay que sumar los 90.260 euros invertidos por la entonces secretaria de Asuntos Exteriores (no tenía rango de Consejería) en visitas preparatorias, citas en Bruselas y otros eventos culturales y económicos. Los gastos incluyen desplazamientos, alojamientos y dietas de la delegación. La salida más costosa de Mas fue a Estados Unidos en 2015. El coste superó los 107.890 euros en seis días. La comitiva estaba formada por 13 personas.
Puigdemont sin agenda
Más de un año después de la investidura de Puigdemont, la agenda internacional del president y Romeva juntos no es ni la décima parte de la de Mas. Puigdemont ha invertido 38.650 euros en tres salidas, mientras que Romeva ha gastado 14.191 euros en una docena de viajes. Esta cifra no contabiliza, al no haber datos disponibles, las visitas que el conseller realizó a Estados Unidos y Argentina en septiembre.
Desde el inicio del desafío soberanista en Cataluña, la Generalitat ha multiplicado por dos la partida presupuestaria destinada a Diplocat, el brazo diplomático de esta comunidad autónoma. Mas contrató al lobby anglosajón Independent Diplomat para vender su proyecto separatista. Los detalles de este contrato no están claras, pero se estima que Cataluña pagó entre 700.000 y 1 millón de euros a este grupo. Ciudadanos también ha exigido los números del contrato en una pregunta todavía sin respuesta.
A pesar de los esfuerzos, Mas no logró una sola reunión de alto nivel en sus viajes. Y, en lugar de ayudar, el empeño del ex president ha cerrado más puertas de las que ha abierto. Los presidentes del Consejo y la Comisión Europea ya no reciben a los presidentes de Cataluña como solían hacerlo. El ejemplo más cercano se produjo en mayo, cuando el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, alegó problemas de agenda para no entrevistarse con Puigdemont en Bruselas. La agenda de Juncker aquel día, según los registros públicos de transparencia, estaba vacía.
Más peso a las delegaciones
La acción exterior de la Generalitat y de otras comunidades autónomas no es una rareza. Pero la decisión de darle rango de consejería como hizo Cataluña sí fue una gran novedad. Desde esta Consejería que dirige Romeva evitan hablar de una enmienda a la política de Mas, pero sí de una nueva estrategia. La Generalitat quiere dar más peso al trabajo de las ocho delegaciones que tiene en el extranjero. La última se abrió en Lisboa y su inauguración fue un pequeño fiasco. Puigdemont dijo en abril que quería abrir dos nuevas delegaciones en Rabat y el Vaticano en esta legislatura. Pero no hay fecha ni proyecto concreto.
El equipo de Romeva ha apostado por una diplomacia menos beligerante en las formas y “más transversal”, en la que no hay una única cara visible y las delegaciones son mucho más pequeñas. “Todos colaboran”, dicen. Según la consellería, el objetivo de las delegaciones es defender y ampliar los intereses económicos catalanes en el mundo. Y sobre el proceso separatista y el referéndum que la Generalitat quiere celebrar en 2017, dicen que su labor es informar y dar explicaciones. “Es un proceso que genera interés y nosotros respondemos a las preguntas que nos hacen”, explican.
Un ejemplo es la carta que el embajador de la Generalitat en Bruselas, Amadeu Altafaj, envió a los eurodiputados catalanes. Según reveló Crónica Global, Altafaj les convocó para explicarles las “actuaciones prioritarias” de Cataluña.
El relevo de José Manuel García-Margallo al frente de Exteriores puede suponer un cambio en las formas pero no el fondo de la batalla por el relato internacional. El ahora ministro Alfonso Dastis fue uno de los principales encargados de defender la posición de España ante sus socios europeos en Bruselas desde que estalló esta crisis. Mientras tanto, y como sucedía antes, los viajes oficiales de miembros del Gobierno catalán a países de fuera de la Unión Europea deben ser comunicados al Ministerio de Exteriores.
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