Las batallas de Podemos para labrarse una trinchera en las Fuerzas Armadas
La alianza con Izquierda Unida, un nuevo escollo para Pablo Iglesias en su política de Defensa.
5 diciembre, 2016 01:50Noticias relacionadas
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La transversalidad de Podemos ha llegado al Ejército. Los de Pablo Iglesias han librado una serie de batallas militares que tienen como objetivo reformar el mundo castrense, sumando algunos apoyos -aunque pequeños- dentro de este ámbito. La incorporación del ex JEMAD Julio Rodríguez ha sido la gran arma del secretario general para adentrarse en este terreno, aunque también ha sido motivo de confrentación con sus socios de coalición, Izquierda Unida. Pero para Iglesias, el discurso hacia las Fuerzas Armadas es innegociable. Esta ha sido su evolución en apenas dos años.
Discurso antimilitarista: "OTAN, no"
En agosto de 2013, el líder de Podemos emitió en su programa Fort Apache (en la cadena pública iraní Hispan TV) un monográfico sobre la OTAN. En él, Iglesias hablaba del referéndum sobre la permanencia en la Alianza de 1986: "Fue entonces cuando aprendí [con ocho año a corear OTAN no, bases fuera, y hacer proselitismo antiatlantista en mi colegio".
Podemos todavía no existía en el escenario político en 2013, pero sólo faltaba medio año para su fundación. Su rápido crecimiento obligó a muchos españoles a mirar la hemeroteca reciente para conocer las posturas de la formación ante determinados temas. Y desde las esferas militares se encontraron con el monólogo contrario a la Alianza Atlántica, lo que despertó el recelo en buena parte de las instituciones castrenses.
Julio Rodríguez y el 'sorpasso'
Durante meses, las referencias en Podemos hacia el Ejército fueron escasas. En el seno del partido se establecieron unos pilares que en buena medida bebían de las reivindicaciones del 15-M, completamente ajenas al mundo militar. Pero la cercanía de las elecciones generales les obligaron a dibujar un programa centrado en el ámbito de la Defensa y la Seguridad, especialmente si aspiraban a dar el 'sorpasso' al PSOE en los comicios del 20-D.
La transversalidad de Podemos caló en algún estamento del ámbito castrense, especialmente en asociaciones que reclamaban, entre otros, el derecho a sindicación, manifestación o reunión. Y para apuntalar estas propuestas, Pablo Iglesias se fijó en un hombre: el ex JEMAD Julio Rodríguez.
Según fuentes de Podemos, fue el propio Iglesias el que, con mucho esfuerzo, sumó al general a sus filas. En noviembre de 2015, anunció su incorporación: "Será un honor que acepte ser mi ministro de Defensa". Con este 'fichaje', Iglesias lograba un doble objetivo: dar un golpe de efecto ante los socialistas -Julio Rodríguez había ocupado la jefatura de los Ejércitos entre 2008 y 2011 de la mano de Zapatero y la ministra Carme Chacón- y erigir sobre una figura de renombre su proyecto militar.
Las primera guerra perdida
Julio Rodríguez se definió a sí mismo como "un soldado raso" al servicio de Podemos, dispuesto a librar las batallas que le pusieran por delante. Y su primera herida de guerra llegó tras la celebración del Consejo de Ministros que anunció su cese como miembro de la Asamblea de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo -dos de las mayores instituciones militares- por el "incumplimiento de su deber de neutralidad política en su actual situación militar".
Fuentes próximas al general explican a EL ESPAÑOL que, a pesar de lo difícil que le resultó este revés al ex JEMAD, ya consideraba previamente que su salto a la política tendría algún tipo de respuesta similar.
Con todo, Rodríguez asumió ir como 'número 2' en las listas de Podemos por Zaragoza, donde las encuestas le aseguraban un escaño. En sus discursos, el general tuvo que responder a algunas de las cuestiones militares que defendía Podemos. La primera incógnita que tuvo que resolver fue la postura que mantenía el partido hacia la OTAN: "Somos parte de la Alianza y cumpliremos con nuestros compromisos".
El problema [de Cataluña] se soluciona políticamente, no con la ley. Hay que ir con una propuesta que enamore.
Lo que no le fue tan sencillo fue responder a las discrepancias que despertaba en el seno de las Fuerzas Armadas -donde impera la tesis de una unidad de España incuestionable- el referéndum sobre Cataluña que defendía Pablo Iglesias. "El problema se soluciona políticamente, no con la ley", advirtió el ex JEMAD. "Hay que ir con una propuesta que enamore", añadió.
Tampoco le fue fácil actuar tras el gesto de Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, con unos militares en una feria de Educación. "Preferimos que no haya presencia militar en el salón, por lo de separar espacios", señaló la regidora. Julio Rodríguez mostró su postura en Twitter: "No hay desprecio, humillación". Y el ministro de Defensa, Pedro Morenés, le reprendió en la radio: "Cada uno se retrata en la medida de lo que piensa y opina".
La confluencia con IU
Ni Mariano Rajoy ni Pedro Sánchez, representantes de los dos partidos mayoritarios tras el 20-D, sumaron los apoyos necesarios para formar Gobierno y en el calendario se señaló una nueva fecha para la repetición de las elecciones generales.
De cara a los comicios, Pablo Iglesias y Alberto Garzón lograron lo que no habían conseguido en las anteriores: presentarse en confluencia bajo la marca de Unidos Podemos. La nueva coalición debatió sobre los asuntos en los que coincidían y en los que divergían. El futuro de las Fuerzas Armadas formaba parte de los puntos de desaveniencia. Izquierda Unida mantiene su discurso antimilitarista, mientras que Podemos sostiene su transversalidad hacia el Ejército.
Esta discusión ponía a Julio Rodríguez en una situación incómoda. También a Pablo Iglesias, que se sentía en deuda con su general -de acuerdo a fuentes del partido- al no haberle conseguido un escaño en el Congreso en las anteriores elecciones.
Finalmente se encontró un acomodo al ex JEMAD en Almería, donde encabezaría las listas de la confluencia. Desde Podemos se creía que Julio Rodríguez, pese a no tener raíces en la provincia, se sentiria cómodo en un lugar con arraigo militar, con una base de la Legión en la localidad de Viator.
Almería, no obstante, fue la punta de lanza en el conflicto interno de Unidos Podemos sobre las Fuerzas Armadas. El general de Podemos se encontró con la oposición de la antigua Izquierda Unida almeriense, que lleva décadas protestando por la presencia de la Legión en la provincia. Desde el seno del partido siempre se negó un posible boicot de los militantes de IU a la candidatura de Rodríguez, pero los resultados obtenidos sugieren lo contrario: los votos no fueron suficientes, a pesar de las encuestas, para que el general lograse su escaño.
Las reivindicaciones militares
Sin silla en el Congreso, Unidos Podemos le ha buscado un nuevo cargo al ex JEMAD, que ahora es miembro invitado del Consejo Ciudadano -no de pleno derecho porque no ha sido elegido en primarias- con las responsabilidades de Defensa.
Desde su incorporación a Podemos, Julio Rodríguez ha participado en representación del partido en diferentes actos de protesta por la gestión de Defensa. En mayo se le vio a las puertas del Congreso junto a la madre del cabo Soria, muerto en Líbano por un obús de Israel, y otros familiares de heridos en guerra que protestaban por las compensanciones económicas -a su juicio, insuficientes- que recibieron por cada uno de sus casos.
El ex JEMAD también participó este mes de noviembre en la protesta organizada por la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME) contra la ley de tropa y marinería, que plantea la retirada a los 45 años de los soldados que han elegido esta carrera dentro de las Fuerzas Armadas. Al acto también asistió la diputada Tania Sánchez.
Y desde Podemos también se han hecho eco de la situación de Andrés Merino -veterano de Afganistán en huelga de hambre que exige una compensación por su invalidez- y del teniente Gonzalo Segura -quien tras abandonar el Ejército con varias faltas y un discurso contra las altas esferas militares ha pedido su reingreso-.
Alberto Garzón ya ha sugerido que la confluencia con Pablo Iglesias puede ser definitiva, un proceso que primero tendrían que consultar con las bases. En caso de concretarse, Izquierda Unida y Podemos tendrán que acordar el discurso sobre los puntos en los que mantienten mayores diferencias. Pero, para Iglesias, la transversalidad hacia las Fuerzas Armadas es innegociable: "¡Vivan esos militares demócratas; esos guardias civiles; esos agentes de policías que querrían poner las esposas a los corruptos políticos! -exclamó en un mitin en Málaga-. Son ciudadanos de uniforme y están por el cambio, ¡no sobra a nadie!".