Rabat

La actuación contra el narcotráfico presentada conjuntamente por los ministros del Interior marroquí y español esta semana ha servido para dejar bien claro que el Gobierno de Rajoy va a ser un gran valedor de los intereses de Marruecos en Bruselas. Y eso aunque ello suponga pasar por alto algún roce -como el surgido entre la Marina marroquí y la Armada española en el marco de esa operación- o ignorar por completo las reivindicaciones saharauis.

Es de un gran simbolismo, por ejemplo, que la nota de Interior que daba cuenta de la operación antidroga se fechara en "Dakhla, Marruecos", y que en ella se hablara del pesquero interceptado "en la costa marroquí de Dakhla".

Dakhla, la antigua Villa Cisneros, es una población del Sáhara Occidental que la mayoría de saharauis rechaza que sea marroquí. La ciudad tiene un gran valor sentimental para algunos españoles y para muchos saharauis porque allí levantó España en 1885 su primer fuerte en el Sáhara y en esa plaza se arrió en 1976 la última bandera española en la colonia.

En la propia comparecencia de Juan Ignacio Zoido en Rabat, el ministro se refirió a la operación en la costa de la ciudad de Dakhla como realizada en "aguas jurisdiccionales" de Marruecos. En todo caso, si consideramos que las aguas jurisdiccionales son las que bañan las costas de un Estado y están sujetas a su jurisdicción, las declaraciones de Zoido estarían confirmando la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental.

"Instrumento para Marruecos"

Zoido viajó a Rabat el miércoles acompañado de una delegación del Ministerio para encontrarse con una comitiva de Interior marroquí. Allí manifestó su propósito de que España "pueda ser un instrumento eficaz" para Marruecos ante la Unión Europea, y de que se mantenga la actual colaboración en asuntos de terrorismo, narcotráfico y lucha contra la inmigración irregular.

No es casualidad que tanto el presidente español como el ministro de Interior hayan elegido Marruecos para realizar su primer viaje internacional tras la formación del nuevo Gobierno. En el caso de Rajoy, acudió el 14 de noviembre a la Convención Marco de Cambio Climático (COP22) de Marrakech, y a pesar de no intervenir, sí mantuvo una audiencia privada con el rey Mohamed VI.

Esta colaboración podría ir más allá de lo comercial. Una fuente del servicio de Inteligencia marroquí desveló a EL ESPAÑOL que ambos países tienen un pacto no revelado para controlar el espacio aéreo del Sáhara Occidental, por el que "España controlaría todo el espacio aéreo del Sáhara sin perjudicar la imagen de la soberanía marroquí".

"Cuestión de vida o muerte"

Se da la circunstancia, por otra parte, de que hace justamente un año el Tribunal Europeo de Justicia anuló el acuerdo comercial entre Bruselas y Rabat por incluir productos provenientes del Sáhara. En su sentencia, el Tribunal con sede en Luxemburgo recordaba que la soberanía del Reino de Marruecos sobre el Sáhara Occidental "no está reconocida ni por la UE ni por sus Estados miembros ni, de manera más general, por la ONU". El fallo, que da la razón al Frente Polisario, ha sido recurrido por las instituciones comunitarias, un recurso al que se unió España junto a otros países como Francia y Portugal.

La antigua mezquita de Dajla. CC

Marruecos no está dispuesto a poner en entredicho la territorialidad del Sáhara. Año tras año el rey Mohamed VI reafirma su soberanía en el discurso de celebración de la Marcha Verde de 1975, que dio pie a la anexión de ese territorio. Además, en este asunto, los políticos marroquíes están todos en el mismo barco. Los distintos gobiernos y los líderes en la oposición, apoyados por los sindicatos, toman decisiones conjuntas para defender los que denominan "regiones del sur".

"El Sáhara es una cuestión de vida o muerte para Marruecos", aseguró este año el jefe del Gobierno, el islamista moderado Abdelilah Benkirane, durante la crisis de Marruecos con la ONU tras la visita del secretario general Ban Ki-Moon a los campos de refugiados saharauis en la región argelina de Tinduf.