El último esperpento en Alsasua: La familia de uno de los cabecillas impidió su detención
La Guardia Civil se fue com las manos vacías pese a que vio al acusado por una de las ventanas de su casa.
10 diciembre, 2016 01:15Noticias relacionadas
La Guardia Civil había desplegado un potente dispositivo para detener de manera simultánea a nueve identificados por su participación en la agresión a dos miembros del Instituto Armado en un bar Alsasua. Todos los agentes estaban en sus puestos a primera hora del lunes 14 de noviembre. Uno a uno fueron cayendo todos los objetivos tal y como estaba previsto. Todos menos uno.
Los guardias civiles que acudieron al domicilio del acusado Adur Ramírez se fueron con las manos vacías y no precisamente porque el joven no se encontrase en su casa en ese momento. De hecho, los agentes pudieron ver al sospechoso a través de una de las ventanas de la casa. No obstante, cuando procedieron a efectuar el arresto, la familia les impidió acceder.
Esta esperpéntica escena viene recogida en el extenso informe que la Guardia Civil remitió a la Audiencia Nacional ese mismo día y al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL: "No se consiguió realizar la detención de Adur Ramírez de Alda Pozueta, puesto que el mismo pese a encontrarse en su domicilio de Alsasua -fue observado desde una ventana-, cuando la fuerza actuante llamó para proceder a la detención, fue recibido por un familiar de éste, quien en todo momento se negó a facilitar la detención de Adur Ramírez de Alda Pozueta".
Acudió voluntariamente a la Audiencia Nacional
Este acusado eludió así pasar por dependencias policiales y se presentó voluntariamente en la Audiencia Nacional dos días después. Eso no evitó, en cualquier caso, que la jueza Carmen Lamela le enviase a prisión junto al resto de sus compañeros a los que ha procesado por terrorismo.
Adur Ramírez fue uno de los más activos en la agresión, según el relato que prestaron los guardias civiles golpeados en el bar Koxka de Alsasua. En concreto, Adur Ramírez apareció en el local pasadas las 3.30 de la madrugada después de ser avisado por teléfono por otro de los acusados, según sospecha el Instituto Armado.
Este joven llevaba esa noche una camiseta roja o naranja, según el testimonio de los agredidos que le identificaron como una de las "siete u ocho" personas que comenzaron a agredir a uno de los guardias civiles en el interior del establecimiento. Este mismo joven participó también en el "pasillo" que formaron entre 20-25 personas cuando los agentes sus parejas trataban de salir del bar huyendo de los golpes.
"Patadas a la cabeza"
Ya fuera del local, el informe relata que Adur Ramírez "daba patadas dirigidas principalmente a la cabeza" de uno de los dos guardias que "trataba de evitar rodando" por el suelo. Una vez llegaron a la zona efectivos policiales y se pararon los golpes, "varias personas" rodearon a este joven y le prestaron "una sudadera con capucha para tratar de ocultarse, tratándose de una sudadera oscura y de una talla demasiado pequeña para él, por lo que tuvo dificultad para ponérsela".
Tanto el teniente como el sargento y sus respectivas parejas identificaron a Adur Ramírez "sin ningún género de dudas" a partir de las fotografías que les mostraron después de la agresión. En concreto el teniente llega a precisar que le dio puñetazos en la cabeza. Pese a sus 22 años de edad, este joven es conocido por las fuerzas de seguridad por diversos motivos, entre ellos, su vinculación con el 'Movimiento Ospa', que aboga por la expulsión de las fuerzas de seguridad del País Vasco y Navarra.
En el marco de esa campaña de acoso constante a la Guardia Civil, Adur Ramírez protagonizó tres días antes de la agresión en el bar Koxka otro encontronazo con el mismo teniente del Instituto Armado que recibió la paliza. Fue en la iglesia del pueblo tras una misa con motivo del Día del Pilar, patrona del Cuerpo.
Las fuerzas de seguridad tienen registrados otros incidentes en los que participó Ramírez, quien el año pasado viajó a la guerra de Ucrania para apoyar a los movimientos prorrusos contrarios al Gobierno de Kiev. La Policía le acusa además de ser uno de los cabecillas de Indar Gorri, hinchas radicales del Club Atlético Osasuna de Pamplona, implicados en diversos indicentes violentos como informó este periódico en una serie de reportajes el pasado verano.