A Alejandro Alvargonzález lo delata su traje de raya diplomática mientras espera este martes la llegada del Felipe VI al salón de audiencias de La Zarzuela. A sus 57 años, este diplomático asturiano ocupa desde el pasado septiembre el cargo de mayor rango internacional de España: secretario general adjunto para Asuntos Políticos y de Seguridad de la OTAN, lo que le convierte de hecho en el número 3 de la organización atlántica.
Felipe VI ha querido con esta audiencia ponerle cara pública a un cargo desconocido para el gran público aunque es el de mayor relevancia para España desde que el socialista Javier Solana ocupó la secretaría general de la OTAN en 1995. Este martes, el rey podía haberlo recibido a Alvargonzález sin luz ni taquígrafos, como hace a menudo con personajes de toda índole. En su despacho, el diplomático le ha explicado al rey las principales amenazas que acechan al mundo atenazado por un nivel de incertidumbre desconocido desde la Guerra Fría.
La amenaza, seria y real, de una Rusia que despliega su agresividad en Crimea, en Georgia, en Ucrania, en Siria y- muy especialmente- en el ciberespacio de Occidente. Un riesgo equivalente al que viene del sur en forma de yihadismo e inmigración ilegal. En el momento de mayor incertidumbre en términos políticos y de seguridad desde la Guerra Fría, España cuenta solo con tres altos cargos en el organigrama europeo: el citado Alvargonzález; Pedro Serrano de Haro, vicesecretario general del Servicio Europeo de Acción Exterior (número dos del servicio liderado por Federica Mogherini) y Jorge Domecq, director ejecutivo de la Agencia Europea de Defensa (EDA, por sus siglas en inglés, un organismo intergubernamental que también depende de Mogherini).
LA MAFIA ESPAÑOLA
Los tres son diplomáticos de carrera, compañeros y amigos. Tanto, que en Bruselas se habla se refieren entre bromas a la “mafia española”. Una relación especial entre compatriotas que la semana pasada ha dado sus frutos: el trabajo de Alvargonzález y de Serrano de Haro de los últimos tres meses está detrás de la declaración conjunta sobre cooperación OTAN-Unión Eureopa adoptada por el Consejo Europeo la semana pasada.
Estos dos diplomáticos españoles, con la ayuda de Domecq desde la EDA, han conseguido sacar adelante un documento rubricado en verano por el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg; el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y el del Consejo Europeo, Donald Tusk pero que estaba atascado por rivalidades políticas entre países. El acuerdo pergeñado por los españoles (ACSA, por sus siglas en inglés) incluye el compromiso de la OTAN y de la UE para cooperar conjuntamente en seguridad y gestión de respuestas de crisis.
Para ello compartirán recursos y efectivos en operaciones y misiones militares en los principales retos del momento: lucha contra la migración irregular (sobre todo en el mar); ciberseguridad y ciberdefensa, y defensa (capacidades, industria, investigación, ejercicios, consolidación de capacidades de los socios en los Balcanes y de los vecinos del orientales y del sur). “Son cuarenta y pico de líneas de acuerdo entre la UE y la OTAN que conforman una prioridad política decisiva en la Europa de hoy”, explican fuentes conocedoras de la elaboración del documento firmado la pasada semana por Federica Mogherini y por su "homólogo" de EEUU, el secretario de Estado, John Kerry.