Cerrado por vacaciones. Y algo más. El Congreso de los Diputados celebró este miércoles su último pleno y su tradicional copa de Navidad. Los diputados desearon felices fiestas y se preparan para no pisar el hemiciclo en más de un mes. Todo ello a pesar de la ingente tarea legislativa prevista para esta legislatura y tras un año prácticamente perdido en ese frente por falta de Gobierno.
El pleno del Congreso sí puede reunirse de forma extraordinaria. Es posible que lo haga, pero probablemente no antes de los últimos días de enero y para tratar asuntos como la convalidación de decretos-leyes del Gobierno como el que decidirá una tregua en los cortes de luz a las personas que sufren pobreza energética severa.
Parte de la explicación para esa ausencia de actividad y para los plenos extraordinarios hay que buscarla en la Constitución. Su artículo 73.1 delimita los períodos de sesiones entre febrero y junio y entre septiembre y diciembre, pero el 86.2 exige que los decretos-leyes, medidas urgentes que toma el Gobierno, sean convalidadas o respaldadas por el pleno de la cámara "en el plazo de los treinta días siguientes a su promulgación".
¿Permanecerá cerrado el Congreso? No. En la cámara baja seguirá habiendo reuniones, fundamentalmente para celebrar comparecencias de expertos. Por una parte, está previsto que se reúnan algunas comisiones parlamentarias, siempre que no sean legislativas. Es el caso de la del Pacto de Toledo, que estudia la reforma de las pensiones. La Diputación Permanente, el órgano que sustituye al pleno, y que puede asumir la convalidación de decretos-leyes, podría reunirse también.
Con el calendario actual en la mano y hasta que se convoquen nuevos plenos extraordinarios, el hemiciclo no volvería a llenarse hasta el 7 de febrero, es decir, dentro de 46 días. Durante todo ese tiempo no se tramitarán nuevos proyectos o proposiciones de ley y tampoco habrá sesiones de control al Ejecutivo, que ya goza de plenas funciones. No obstante, varios grupos cuentan con la previsión de que finalmente se celebre un pleno extraordinario en los últimos días de enero.
Los diputados se defienden
Diversos diputados consultados por este diario explican que, aunque la intensidad baje considerablemente en la cámara, ellos seguirán trabajando, no sólo en las comisiones que sí tengan actividad sino con reuniones con colectivos, labores de estudio y de partido. Según algunos de ellos, es injusto denunciar que los diputados tienen demasiadas vacaciones, ya que las reuniones del pleno o de las comisiones son sólo una parte de su trabajo, a menudo el culmen.
Sin embargo, esta interrupción constitucional de los trabajos del Congreso llega tras un año prácticamente perdido en lo legislativo por la falta de Gobierno. Este año, las Cortes se constituyeron el 13 de enero y se disolvieron el 3 de mayo para cumplir con los plazos previos a la celebración de las elecciones del 26 de junio. Se volvieron a constituir el 19 de julio y estuvieron a medio gas hasta la segunda sesión de investidura, que comenzó el 26 de octubre. Hasta ese momento, los diputados se dedicaron fundamentalmente a debatir proposiciones no de ley. Las de la legislatura fallida decayeron con la disolución de las Cortes.
El año del desgobierno se salda, entre otras carencias, con la falta de Presupuestos para 2017. El proyecto de ley del Gobierno aún está sin remitir a la cámara, por lo que los grupos no han podido ni siquiera empezar a estudiarlo. Por ese motivo, y pese a la irritación de la Comisión Europea, que exige a España que cumpla con los objetivos de déficit y ponga en marcha medidas estructurales, el Estado comenzará 2017 con unas cuentas públicas prorrogadas y esperando la nueva ley.
El único cambio, por congresos internos
El único cambio solicitado esta semana al calendario de plenos no fue para pedir que se intensifique la actividad, aunque sea por la vía del procedimiento extraordinario. Fue por cuestiones de agenda interna de los propios partidos.
El PP y Podemos no quieren distracciones la semana en la que celebrarán sus respectivos congresos, el fin de semana del 10, 11 y 12 de febrero. El PP, a través de su portavoz, Rafael Hernando, ha solicitado que se modifique el calendario ordinario de plenos del Congreso de los Diputados para evitar que durante esa semana los diputados tengan que pisar el hemiciclo o controlar al Gobierno. La propuesta, que planteaba la posibilidad de adelantar ese pleno una semana, fue hecha este martes en el transcurso de la Junta de Portavoces, el órgano de la cámara baja que ordena los debates, según fuentes parlamentarias.
A la petición de Rafael Hernando, portavoz popular, se sumó la de Unidos Podemos, grupo del que es portavoz Íñigo Errejón. El partido que dirige Pablo Iglesias ha hecho coincidir con el congreso de los populares su Asamblea Ciudadana, rodeada de un gran revuelo por el pulso por el poder que libran el líder y su número dos.
El cambio en el calendario de plenos no tiene más intención que la de despejar una semana en la que el PP y Podemos quieren dedicarse a asuntos de partido. Incluso aunque no coincidan en el tiempo con el grueso de la actividad parlamentaria, ya que los días de más intensidad en la cámara baja son de martes a jueves, mientras que los congresos internos son de viernes a domingo.
Ciudadanos protesta
Durante la reunión de la Junta de Portavoces, el portavoz de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, protestó por el cambio, hizo notar que la primera semana de febrero es Ciudadanos quien tiene congreso. Posteriormente, en conversación con los periodistas en los pasillos del Congreso, propuso que para que no haya agraviados se celebre excepcionalmente un pleno en cada semana del mes. Fuentes de Unidos Podemos aseguraron después que su grupo es partidario de que se reanuden los plenos a finales de enero, aunque sea por la vía extraordinaria.
El PSOE se mantuvo al margen y aseguró esperar la decisión final, que aún no está tomada. Sin embargo, fuentes del PP aseguraron que, al no haber unanimidad en la Junta de Portavoces, algo habitual para asuntos de calendario del trabajo de los diputados, su portavoz no insistirá en el cambio. Según el reglamento del Congreso, es la Mesa del Congreso (el órgano de Gobierno de la cámara, presidido por Ana Pastor), quien toma la decisión definitiva tras oir a la Junta de Portavoces. De volver a proponerse, el cambio podría adoptarse a lo largo del mes de enero.
En la propia mesa, Pastor propondrá por otra parte cambios al modo de organizar las sesiones plenarias, que los martes comienzan a las 16:00 y hacen que las votaciones sean, en muchas ocasiones, más tarde de las 22:00.
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