El exportavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid, José Manuel López, ha asegurado que no existe un riesgo de escisión ni de fractura en Podemos, aunque ha acusado a algunos dirigentes del partido de adoptar "tics" de la "vieja política" de los que él cree que hay que alejarse.
López, a quien el secretario general de Podemos Madrid, Ramón Espinar, comunicó el pasado viernes su destitución como portavoz en la Asamblea, ha criticado la "lógica de los plebiscitos" y del "todo o nada" y ha confesado que él se sumó a un Podemos en el que la "diferencia era un valor" y no un problema.
No comparte tampoco que dirigentes como el secretario de Organización, Pablo Echenique, hablen de la necesidad de dar "un toque de atención" o "evitar las malas hierbas" y defiende que lo bueno de Podemos es que "las mejores ideas son las que se ponen encima de la mesa", lejos de otras dinámicas del PP, PSOE o Ciudadanos.
"Necesitamos una ejecutiva que reme con todo el partido", ha afirmado el diputado madrileño, vinculado al sector "errejonista" del partido, en una entrevista en Radio Cable y después en Antena 3, donde ha explicado que "nadie" le ha dado una razón para su cese.
En este sentido, ha recordado que él fue el más votado de la lista en unas primarias y ha criticado que se anteponga ahora una decisión orgánica a la de la militancia.
Para López, esa no es una buena forma de actuar y conlleva "tics de vieja política", que ha comparado con el momento en el que Gregorio Gordo cesó a Inés Sabanés en IU.
Sobre su destitución, ha añadido que diez minutos antes de la reunión del viernes, Espinar le avanzó que iba a ser cesado, antes de que se produjera la votación, y ha explicado que hoy en la reunión del grupo parlamentario se votará su cese y es probable que se apruebe por un sólo un voto de diferencia (14 a favor frente a 13 en contra).
No se marchará de Podemos
No obstante, ha asegurado que no se marchará de Podemos y que ahora, más que nunca, está "convencido" de que hay que dar "un paso adelante" para construir un partido alejado de "viejas dinámicas" porque considera que el proyecto "merece la pena", y ese es el reto que tiene la formación morada de cara a su Asamblea Ciudadana de febrero.
Ese es el camino que, a su juicio, ha marcado la militancia en la reciente consulta a los inscritos en la que se impusieron los planteamientos de Pablo Iglesias sobre las normas de Vistalegre II, pero con un escaso margen, sólo dos mil votos de diferencia, frente al modelo que defendía el secretario político, Íñigo Errejón.
Cree que el mandato de los inscritos es "más pluralidad" y "ensanchar" y no "estrechar" el cambio político, mientras que "otra parte del partido" puede estar interpretando el proceso como una perdida de poder.
Por ello, ha lanzado un llamamiento a que Podemos salga de su "ensimismamiento" y que empiece a trabajar por un proyecto más amplio y plural, ya que sostiene que la "lógica plebiscitaria", planteada por algunos dirigentes del sector "pablista" ha "desgastado" mucho.
En cualquier caso, no ve "imposible" recomponer las diferencias entre los distintos sectores del partido, si bien advierte de que no se debe entender "la unidad como uniformidad" ni buscar el "alineamiento y no el entendimiento".
Pese a ello, recuerda que Errejón siempre ha dejado claro que no está en cuestión el apoyo de todos a Pablo Iglesias como secretario general, aunque también reconoce que no ayuda al proyecto "atacar a un compañero" con la campaña "Íñigo, así no", que difundieron en las redes sociales dirigentes próximos a Iglesias, como Echenique, Irene Montero o Rafa Mayoral.
Así, ha llamado a "ensanchar el campo": "No vinimos a refundar la izquierda, sino a movernos en otro eje", ha dicho, y aunque ha negado el riesgo de fractura o escisión en Podemos, también ha alertado de que deben "trabajar para que no se produzca" y para generar "unidad" desde "la diversidad" porque sería una "irresponsabilidad" perder esta "oportunidad histórica".