Escrita a mano y en letras mayúsculas, con menos tildes de las que aconseja el respeto a la ortografía, estaba la relación de nombres. Cinco hombres y cuatro mujeres, bajo la dirección de Javier Fernández, presidente de Asturias, fueron designados para tomar las riendas del PSOE.
Era el 1 de octubre y la noche estaba muy avanzada tras una jornada aciaga y con demasiados gritos. Poco antes, el Comité Federal, que llevaba todo el día reunido, había asistido a la dimisión de Pedro Sánchez como secretario general junto a los miembros de la Ejecutiva que aún se mantenían a su lado. Se abría en el PSOE una nueva etapa, de carácter interino, que este lunes supera los 100 días sin que haya sido fijada su fecha de caducidad.
La palabra Gestora no está escrita en ningún artículo de los estatutos del PSOE, algo que ha llevado a sus críticos a cuestionar su legitimidad, pero el Comité Federal que la alumbró tras tumbar a Sánchez le confirió idénticos poderes a los de la Ejecutiva. Desde entonces, la Gestora los ha ejercido, pero también ha sufrido en carne propia la desazón que respira el conjunto del partido y el enfado de una parte importante de la militancia. En el PSOE de la Gestora han pasado muchas cosas en este tiempo. Entre ellas, estas:
1. Una abstención para la historia
El PSOE se abstuvo. No todo el grupo, porque 15 de los 84 diputados votaron "no", entre ellos los siete del PSC. Las diputadas Adriana Lastra y María González se abstuvieron como la mayoría del grupo, aunque aseguraron al votar que lo hacían "por imperativo". El portavoz Antonio Hernando, durante meses símbolo del "no es no", subió a la tribuna y defendió la abstención "por convicción". Mariano Rajoy era reelegido, sin hacer más que negociar un pacto con Ciudadanos que aún no ha empezado a cumplir.
2. Una tregua, aunque no vaya a durar
Es un hecho. Las aguas en el PSOE bajan más calmadas. Los periodistas ya no esperan que con cada declaración de un líder regional se incendie el partido en una contrarreloj por ver quién marca más el terreno. Eso ya pasó y después de la tormenta viene la calma. Pero el PSOE vive años instalado en una época de monzones (según la RAE: "viento periódico que sopla en ciertos mares unos meses en una dirección y otros en la opuesta").
Sánchez y su equipo no dejan de dar señales de que la calma no durará porque creen que al partido le conviene una confrontación de ideas y un modelo distinto al que propugna la Gestora, sobre la que tiene una gran influencia Díaz. Una vez quede perfilada la fecha del congreso del PSOE y, sobre todo, cuando se convoque oficialmente, nadie duda de que el viento volverá a soplar con mucha fuerza.
3. Una palabra de Sánchez bastará para inquietarme
En la Gestora se afanan en contar cabezas. Literalmente. ¿Cuánta gente ha habido en los por ahora dos mítines de Sánchez tras dejar la secretaría general? Sus partidarios han dicho que más de 1.000, tanto en Xirivella (Valencia) como en El Entrego (Asturias), un éxito comparable sólo a grandes mítines de campañas electorales. Sus detractores afirman que unos cientos y gracias a autobuses llegados de toda España.
Sea como sea, medio PSOE sigue con atención cada palabra, cada tuit y cada filtración a la prensa de Pedro Sánchez, que en los últimos meses se ha vuelto muy marianista a la hora de gestionar la incertidumbre. ¿Se presentará o no al congreso del PSOE? Todo apunta a que sí, pero él no lo anuncia y su equipo pide que se le pida lo propio a los demás candidatos que suenan en las quinielas. Nadie duda de que Sánchez reuniría los avales necesarios para entrar en la carrera y que eso abocaría al PSOE a una intensa batalla. Pero también hay quien duda de que Sánchez lo haga finalmente (y aseguran incluso que por la falta de apoyos internos ya busca acomodo en el sector privado, aunque infructuosamente) y también quien cree que Díaz amagará por enésima vez.
4. Los esfuerzos por una oposición útil
El PSOE se ha convertido en una fuerza determinante en el Congreso. Tal y como defendían los partidarios de la abstención. Aunque eso comporta un cierto problema estético (que Rajoy apele a la "colaboración histórica" no ayuda a marcar perfil izquierdista ante Podemos), el PSOE puede defender que ha logrado una subida considerable del salario mínimo interprofesional del 8% y una tregua en los cortes de luz, aunque esa medida tenga muchos matices.
Tras la investidura, Ciudadanos ha dejado de ser el socio preferencial del PP, siempre más interesado en pactar con el PSOE a sabiendas de que esas alianzas pueden debilitar a su histórico rival. Podemos, quizás por falta de experiencia, se ve obligado a encajar más de un golpe en los pasillos de la cámara baja.
5. Los pésimos sondeos
Una imagen vale más que mil palabras. El PSOE no remonta y lo dicen todos los estudios demoscópicos, entre ellos los de este diario. No hay elecciones a la vista y eso sirve a la Gestora para relativizarlos, augurando que si el PSOE hace bien sus deberes, renueva liderazgo y proyecto, volverá a ser un partido ganador. Se colocará no sólo por delante de Podemos, que ahora aventaja a los socialistas en varios puntos, sino también del PP. Los críticos con la Gestora denostaron durante dos años desde Ferraz los sondeos, pero ahora se agarran a ellos como a un clavo ardiendo para lamentar que los que creen que el PSOE va por el buen camino simplemente niegan la realidad.
6. La purga de sanchistas
Razones de "capacidad" y "confianza". Es habitual que cuando cambia la dirección del PSOE cambien algunos equipos. Pero escuchar la palabra "capacidad" de labios de Mario Jiménez exasperó a muchos de los críticos con la Gestora, relegados de sus portavocías en el Congreso de los Diputados.
Las diputadas Meritxell Batet y Sofía Hernanz salieron de la dirección del grupo parlamentario, pero en las portavocías la purga fue selectiva, no afectó a las presidencias de las comisiones parlamentarias ya nombradas ni a los diputados del PSC. Algo así ocurrió en el Senado y en el Parlamento Europeo, donde los portavoces fueron relevados. Eso sí, los 15 diputados que votaron "no" a Rajoy fueron multados con 600 euros, una sanción que ya esperaban.
7. Zapatero 'is back'
Está de vuelta. Y él no esconde su alegría porque se reivindique su figura. Como adelantó este diario, el expresidente es objeto de una operación para recuperar su legado. En menos de un mes fue homenajeado tres veces, coincidiendo con el décimo aniversario de la Ley de Dependencia. Mantiene una relación muy fluida con Susana Díaz, a quien ve como la mejor candidata para liderar un PSOE con muchos jirones. Junto a él han vuelto a tener más influencia, aunque no siempre presencia, antiguos referentes como José Bono o Alfredo Pérez Rubalcaba, ambos ministros de Zapatero.
8.- La separación de bienes con el PSC
Se casaron en 1978 y han tenido varios momentos de tensión. Pero ahora vienen las curvas de verdad. Los siete diputados del PSC votaron "no" a Rajoy y la Gestora del PSOE le dijo su particular 'tenemos que hablar'. Desde entonces, con gran sigilo, tres dirigentes del PSOE y tres del PSC negocian una nueva relación entre ambos partidos, jurídicamente independientes.
Sobre la mesa hay muchos asuntos. ¿Debe el PSC tener la independencia para aliarse con quien quiera en Cataluña o defender postulados identitarios que incomoden al PSOE? ¿Puede el PSC participar en las primarias del PSOE o en sus órganos pero no acatar sus decisiones? Todo eso está sobre la mesa. En el fondo es un debate sobre el poder y la influencia que debe tener un partido en el otro.
9. Las plataformas de críticos (con sede en Ferraz)
Una treintena de plataformas de críticos se han constituido en todo el país para pedir que en el PSOE se celebren "ya" las primarias por el liderazgo y el congreso del partido. Es algo inédito, porque surgen sin complicidad del aparato y al albur de muchos factores, como rencillas históricas en cada territorio. Sin embargo, todas tienen algo claro: no les gusta el rumbo que la Gestora imprime al PSOE y les aterra la posibilidad de que Susana Díaz tome las riendas. Afirman no apoyar a Sánchez, aunque coinciden mucho con sus postulados y en muchas de ellas se venden camisetas con lemas en favor del exlíder. A ellas acuden a hablar diputados del "no" como Zaida Cantera, Sofía Hernanz, Odón Elorza, Mariluz Martínez Seijo o Adriana Lastra, todos próximos a Sánchez. Y todos cantan la Internacional con el puño en alto.
Una de esas plataformas protagonizó la comidilla mediática de los primeros días del año al abrir una misteriosa sede (cuyo alquiler cuesta varios miles de euros al mes) en la misma acera que el cuartel del PSOE, hoy gobernado por la Gestora. Si Javier Fernández y Mario Jiménez tienen sus despachos en Ferraz, 70 (en el número donde murió Pablo Iglesias Posse, fundador del partido), la de Recupera PSOE está en Ferraz 10. Una demanda les ha obligado a quitar las siglas del partido, pero dicen que siguen adelante mientras acusan veladamente a la Gestora de impedir la afiliación al partido de nuevos militantes.
10. Las incipientes candidaturas
Ella lo niega. Sencillamente, actos institucionales y de partido. Como siempre. Pero todos interpretan cada paso de Susana Díaz como uno más en su carrera por liderar el PSOE. Por una parte, la presidenta de Andalucía ha tratado de mostrar imagen de estadista en actos oficiales y en una visita a Bruselas. Por otra, ha congregado a miles de personas en un acto en Jaén con José Luis Rodríguez Zapatero. Sus próximos hacen sondeos en el partido y piden a diputados y dirigentes que digan en público que ella es lo que necesita el partido.
A Díaz le gustaría ser candidata única al congreso que se celebrará probablemente en junio, pero sus detractores dan por hecho que habrá batalla. Sánchez parece dispuesto a dar el paso, pero mira de reojo a Patxi López, en otros tiempos fiel aliado, que coquetea con hacer lo propio. Bajo la atenta mirada de la Gestora, la carrera no ha hecho más que empezar.
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