Si antes del próximo jueves, 2 de febrero, no hay un acuerdo entre ellos, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón competirán por el control de Podemos en Vistalegre 2, la segunda Asamblea Ciudadana del partido de los círculos. Este miércoles se celebraba la primera reunión entre ambos y otras corrientes de la formación. Y el encuentro acabó sin acuerdo alguno y con las posturas tan enfrentadas como antes del mismo.
El secretario general reiteraba que si las propuestas de su número dos eran más votadas, dejaría el liderazgo, como si Vistalegre 2 fuera un plebiscito sobre su figura, pese a que la corriente de Errejón niega que la posición de Iglesias esté en discusión. El número dos de Podemos volvió a apelar a que "nuestras diferencias las decida la gente" y restó dramatismo a la confrontación, con lo que volvía a dar por hecho que habrá competencia entre ambos. Iglesias venía a plantear "o él o yo" al decir, más en concreto, que "si la candidatura de Íñigo tiene más apoyos, él sabe que tendría que ser el líder".
Más allá de las palabras, no son pocas ni menores las razones que hacen inviable el pacto entre pablistas y errejonistas. Lo principal está en la estrategia política, además de cuatro cuestiones concretas del modelo organizativo.
1. La estrategia política.
Este es el gran escollo para que pueda haber un acuerdo entre Iglesias y Errejón. Las diferencias sobre la estrategia política que debe seguirse son sustanciales. Pese a que el secretario general haya respaldado la tesis de su número dos de exigir una mayoría reforzada para aprobar una hipotética fusión con IU, lo cierto es que ambos quieren relaciones distintas con la formación de Alberto Garzón.
En este capítulo también se puede incluir uno de los principales debates que hay en Podemos: "la calle o las instituciones". Iglesias quiere hacer hincapié con la lucha contra el sistema, con unos diputados que sean "activistas" en las protestas sociales. Errejón apuesta por el "trabajo institucional" como clave de bóveda de la actuación del partido morado porque "la gente nos va a valorar por nuestro trabajo y no solo estamos para impugnar el sistema", explican desde su corriente "Recuperar la ilusión". Incluso, hablan de "huir de la izquierda folclórica".
Precisamente el nombre del grupo errejonista esconde otra de las diferencias de estrategia política. Los afines al número dos abogan por "desplegar las velas" o "recuperar la iniciativa", para "no atrincherarse", y acusan a sus oponentes internos de querer "replegarse" o "cavar las trincheras". Desde el equipo de Iglesias niegan la mayor y matizan que quieren combinar la firmeza en los principios y en las formas con el trabajo en las instituciones. "Cualquiera de nosotros quiere seguir teniendo la iniciativa", aseguran entre bastidores.
Lo mismo ocurre respecto a uno de los términos más conocidos en Podemos como es "la transversalidad". Los pablistas insisten en que ellos no han olvidado ese principio porque también quieren llegar a amplias capas sociales y no "encerrarnos en la parte izquierda del tablero". De eso les acusan los errejonistas, convencidos de que las apelaciones de Iglesias a "construir un bloque histórico" junto a IU y otros suponen un viraje a la izquierda.
2. Los poderes de Iglesias: ¿consultar a las bases?
En lo organizativo, las diferencias son más concretas. Todas las corrientes de Podemos quieren "descentralizar el poder" en el partido. Algo que pasa, en gran medida, por restar poderes a la secretaría general y dar más cauces de participación a los círculos y a los inscritos. Sin embargo, hay algunas discrepancias sobre cómo hacer esto. Desde el sector errejonista, al que Iglesias y sus afines llaman "el grupo de Íñigo y Tania" -en referencia a Tania Sánchez-, reclaman que el líder del partido morado pierda su prerrogativa de convocar consultas a las bases. Pero la propuesta de Iglesias incluye mantener dicha capacidad.
3. El tiempo en el poder.
Otra cuestión que enfrenta a las dos principales corrientes de Podemos es el tiempo que debe mantenerse Iglesias al frente del liderazgo. El bloque de Errejón quiere limitar los mandatos a dos de tres años, lo que supone un total de seis años como secretario general. El grupo de Iglesias defiende que pueda estar en el puesto hasta 12 años. Los anticapitalistas de Miguel Urbán, tercera corriente en relevancia, apuestan por fijar el límite en nueve años.
4. La cláusula anti-Echenique.
Errejón y los suyos incluyen en su propuesta organizativa impedir que los secretarios generales autonómicos puedan formar parte del Consejo de Coordinación (la ejecutiva de Podemos). Esto afectaría especialmente a Pablo Echenique, secretario de Organización a nivel estatal -por ello, miembro de la dirección- y líder del partido morado en Aragón. Los pablistas hablan de "cláusula anti-Echenique" y no están dispuestos a aceptarla.
5. La Comisión de Garantías independiente.
En las últimas horas, otra cuestión que está enfrentando a las diferentes corrientes es cómo se articula la Comisión de Garantías. Todos hablan de que debe ser "independiente". Pero entre los errejonistas acusan a los pablistas de no querer cambiarla realmente. El quid de la cuestión es que Iglesias presenta una apuesta continuista, que incluye que los tres miembros actuales -muy criticados por algunas decisiones- piloten el organismo judicial de Podemos durante unos meses tras la Asamblea Ciudadana. Errejón censura esa apuesta y no para de reclamar en público una "comisión independiente". En su propuesta organizativa se incluye un severo régimen de incompatibilidades al respecto, para que en teoría ninguno de los miembros pertenezca a corriente alguna.
Hay al menos las citadas diferencias de envergadura. E incluso existen otras menores. Pero, tal y como reconocían este miércoles fuentes de ambas candidaturas, se trata de "una cuestión de voluntad". Para los pablistas, hay tiempo de sobra para llegar a un acuerdo y "parece que se buscan excusas para que no lo haya". Para los errejonistas, la propia reunión del miércoles convocada por Iglesias "estaba hecha en clave electoral, para que parezca que él quiere el acuerdo".
Una anécdota prueba que la división es máxima entre las dos principales corrientes de Podemos: ni siquiera unos y otros estaban de acuerdo con celebrar este encuentro en la sede de Podemos. Otro ejemplo es que solo la corriente de Anticapitalistas presentó al cónclave un decálogo de cuestiones para facilitar la negociación. El choque se antoja inevitable. Y tanto Iglesias como Errejón trabajan ya en atraerse a los sectores de anticapis y al grupo de Carolina Bescansa.
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