Fue el 7 de junio de 2005 en la tertulia del Taxidermista, un restaurante que ya no existe, en la Plaza Real de Barcelona. Era la sobremesa de los “disidentes”, de los “intelectuales sacrificados”, decían algunos con sorna. Aquellos que “no se apuntaron ni a los romanos ni a los cartagineses” y levantaron la voz contra el nacionalismo catalán. Les elogió Fernando Savater.
El manifiesto Por un nuevo partido político en Cataluña puso el embrión de lo que doce años después es Ciudadanos, una agrupación con protagonismo institucional en casi todo el país. Firmaron Ferrán Toutain, Félix Pérez Romera, Francesc de Carreras, José Vicente Rodríguez, Arcadi Espada, Teresa Giménez Barbat, Carlos Trías, Ponç Puigdevall, Ana Nuño, Albert Boadella, Xavier Pericay, Félix de Azúa, Félix Ovejero, Iván Tubau y Horacio Vázquez Rial.
El 4 de marzo de 2006 se presentó en el teatro Tívoli el segundo manifiesto de Ciutadans. El auditorio, desbordado. El 9 de mayo, más de lo mismo, pero en Madrid, con las alabanzas de una ponente que luego se convertiría en adversaria: Rosa Díez. El colofón llegó en septiembre, con la presentación de su candidatura al Parlament y los simpatizantes bailando al ritmo de un sucedáneo de El ritmo del garaje que canta Loquillo, adaptado al movimiento naranja por su compositor, Sabino Méndez.
El nombre elegido fue Ciutadans-Partido de la Ciudadanía, en honor a la frase cumbre de Josep Tarradellas, nacionalista confeso, tras volver del exilio: "Ciutadans de Catalunya, ja sóc aquí" (Ciudadanos de Cataluña, ya estoy aquí). Un reflejo clave, ya olvidado, pero que ilustra la ausencia de sectarismo y el amplio abanico de ideas que configuraba la puesta en marcha del movimiento.
Ciudadanos afronta este fin de semana un congreso refundacional con cambios muy significativos en su ideario. ¿Queda algo del espíritu que lo hizo nacer? EL ESPAÑOL ha reunido las opiniones de la mayor parte de este grupo sobre el presente y futuro del partido. Tubau, Vázquez Rial y Trías han fallecido. De los doce restantes, nueve han accedido a compartir su opinión. Ana Nuño y Félix Pérez Romera han declinado la invitación. De Carreras, por otros motivos, no ha podido finalmente participar.
La mayoría coincide en que Ciudadanos sigue siendo una herramienta necesaria, pero pide a la dirección que no aminore su combate contra el nacionalismo. El principal punto de discordancia, tal y como lo fue entonces en las tertulias del Taxidermista, es la oscilación entre la izquierda y la derecha, entre el liberalismo y la socialdemocracia.
Félix de Azúa: “No ceder contra el nacionalismo es esencial”
Félix de Azúa (Barcelona, 1944) es filósofo, escritor y académico de la RAE. “Han pasado doce años. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Ellos tampoco”, dice mirando a los políticos que ahora engrosan el partido que fundó. “Lo que empezó como un mero movimiento de protesta contra el prefascismo nacionalista de Cataluña se ha convertido en una verdadera estructura de Estado”.
Azúa considera necesario el futuro de Ciudadanos, “cada vez más, dada la polarización que sufre este país tan aficionado a la guerra civil”. El camino recorrido, relata este escritor catalán que se mudó de Barcelona a Madrid, ha enseñado a Rivera y los suyos a navegar sin candor “por las covachuelas y las cloacas de la Administración”. “Conocen los peligros de prometer y no cumplir, las argucias de la prensa, el nido de infamia de las redes sociales, los peligrosos infiltrados y topos. En fin, ya están preparados para gobernar”.
¿Rivera era el líder que necesitaba Ciudadanos? “Sin la menor duda. Ha crecido adecuadamente, pero creo de justicia recalcar que tiene un equipo muy bueno. Ha buscado a los mejores, gente con escasa afición a la ideología”.
¿El partido ha tocado techo? “Eso depende de los votantes españoles. Y son un género muy especial. Volubles, cabezotas, muy mal informados, irascibles, bastante poco leídos y cuando viajan se van a Tailandia o al Caribe, donde no se aprende nada. El mayor problema de Ciudadanos consiste en acabar de explicar un partido bastante más inteligente que la gente que vota en este país”. “Cualquier concesión al nacionalismo es una concesión al populismo. No ceder en ese punto es esencial”, se despide.
Albert Boadella: “Han perdido fuelle en Cataluña”
Albert Boadella (Barcelona, 1943) fue director de escena en los primeros actos y sigue siéndolo cuando requieren su ingenio, la idea que destruya el ladrillo en el que podría convertirse un acto que enlaza un discurso detrás de otro. “El partido ha tomado una dimensión nacional que no estaba prevista en un principio”, reflexiona.
El primer Ciudadanos, que oscilaba entre la izquierda y la derecha, según Boadella, “estaba muy contaminado por esa pandemia nacional de no parecer de derechas; ahora está menos tocado por ese ridículo complejo y puede maniobrar con mayor facilidad y libertad”.
El dramaturgo achaca al partido “haber perdido fuelle en Cataluña al intentar obtener cierta adhesión del catalanismo moderado, algo inútil ya que el catalanismo ha sido siempre el amable cebo para acabar tramando la paranoia contra lo español”.
Sobre Rivera, que fue elegido líder por una cuestión de azar y orden alfabético -su nombre era el primero de la lista-, dice Boadella: “Siempre he pensado que el azar es sagrado y Rivera salió por azar”. En cuanto al futuro del partido, concluye: “Hace muy poco tiempo disfrutaron de una situación estratégica para convertirse en la formación decisiva de la España actual. No tuvieron astucia para aprovecharlo. En el futuro les costará resarcirse, pero personalmente desearía que tuvieran un destino brillante, frente a la escoria populista y los cuadrúpedos del derecho a decidir”.
Arcadi Espada: “El partido no ha tocado techo ni por asomo”
Arcadi Espada (Barcelona, 1957) contesta breve, casi aforístico. ¿En qué se diferencia el Ciudadanos fundacional con el de 2017? “En lo que se diferencia el deseo de la realidad”. A pesar de una perspectiva que ya se estira doce años, señala: “El partido todavía es muy joven para haberse dejado algo por el camino. Está en la fase de ganar, de acumular. Lo que cabe esperar es que todo lo que recoja le fortalezca”.
Sobre el liderazgo de Rivera, dice: “Era el líder de lo que había y de lo que hay”. Este escritor augura un buen futuro a Ciudadanos y aconseja: “El partido no ha tocado techo ni por asomo. La mejor garantía será la de no creerse jamás que ha tocado el cielo”.
Félix Ovejero: “Cs ha ganado madurez, pero ha atraído arribistas”
Félix Ovejero (Barcelona, 1957), doctor en Economía, dice que Ciudadanos “acertó con el diagnóstico mucho más de lo que cabía anticipar”. “En España hay necesidad de un partido que entienda que nuestro mayor reto político es la igualdad de los ciudadanos. No puede ser que una persona competente no pueda trabajar en su país porque no satisface unos arbitrarios requisitos lingüísticos o que no se puedan establecer ciertas políticas redistributivas sociales o ambientales porque cada autonomía oficia como un país en competencia”, relata.
Ovejero sostiene que dos de los ejes fundacionales del partido, la convivencia entre liberalismo y socialdemocracia y el antinacionalismo, se han debilitado. “Durante el proceso de gestación, se mantuvieron ciertas indefiniciones que se resolvieron con una clara ubicación ideológica: socialismo democrático y liberalismo progresista”, explica.
“De hecho, una parte de los que no se reconocieron en ese eje se marcharon y fundaron UPyD, que se reclamó transversal, un palabro que nada significa pero que, sin embargo, dio pie incluso a artículos doctrinales. La otra vertiente era el antinacionalismo, a partir del reconocimiento de que ése era el reto central de la sociedad española. Hoy, según parece, esos dos perfiles se han abandonado o debilitado”.
Ovejero recuerda como Rivera hizo algo tan “revolucionario” como hablar castellano en el Parlament de Cataluña. Con el paso del tiempo dice que Ciudadanos ha ganado oficio y extensión territorial, pero también ha atraído a arribistas. “Por circunstancias obvias, la primera militancia, la que procedía de Cataluña, forjada en diversas formas de resistencia al nacionalismo, había pasado unos test de resistencia que no se han vuelto a repetir. Mucha de ella, la mayoría, además procedía de la izquierda”.
Ferrán Toutain: “No veo demasiadas posibilidades de crecimiento”
Ferrán Toutain (Barcelona, 1956) es escritor, traductor y crítico literario. “La fundación de Ciudadanos fue una respuesta al ahogo al que el nacionalismo había sometido a la sociedad catalana con los 23 años de Pujol y con el tripartito. En la aspiración de terminar con aquello coincidían sectores de la derecha, la izquierda y el centro. Todas las facciones tuvieron su representación en el grupo fundador”, introduce.
“Ahora, con la refundación, parece que se ha querido prescindir del componente socialdemócrata, y eso me parece un error”, critica. Este escritor y profesor universitario considera “una ganancia” la ampliación de la estructura a nivel nacional, aunque eso tiene un precio: “Uno no llega a saber del todo lo que se ha metido dentro”.
Sobre Rivera, relata: “También podría haber sido otro, sin duda, pero tengo buena opinión de él. Su papel no ha sido fácil. Me parece que ha ido madurando con el tiempo y ha demostrado su capacidad como político”. Pero le advierte: “Las facultades que le han llevado hasta donde está son las mismas que podrían hundirle. El entusiasmo ilimitado, su fuerza de convicción, su permanente seguridad en el éxito del partido… Eso puede ser contraproducente”.
Toutain se muestra pesimista acerca del futuro del partido naranja: “Es difícil de saber, pero no le veo demasiadas posibilidades de crecimiento. Lo lamento porque, aunque no soy militante, me gustaría que llegara más lejos”. Al despedirse, cuenta: "A Inés Arrimadas, que en mi opinión lo está haciendo muy bien, se le ha afeado la conducta por defender un acercamiento a sectores del catalanismo constitucionalista. No hay ahora ningún partido de ese sector que cuente lo más mínimo, pero seguramente lo haya en el futuro y puede que sea imprescindible para llegar a gobernar".
Xavier Pericay: “Rivera ha aguantado la travesía en el desierto”
Xavier Pericay (Barcelona, 1956) es filólogo y escritor, pero a diferencia de los anteriores, sigue vinculado al partido. Diputado en Baleares y responsable del área de Educación, explica: “Ciudadanos nació para llenar un espacio abandonado por el PSC y el PP catalán, la voz crítica con el nacionalismo”.
Como un adolescente que se convierte en adulto, dice Pericay, Ciudadanos ha dejado ingenuidad por el camino y ha ganado experiencia. Alaba a Rivera por haber aguantado “la larga travesía del desierto, por su capacidad de resistencia”. “Los resultados, a la vista están”, reseña.
¿El partido ha tocado techo? “No, claro que tiene recorrido. Existen Ayuntamientos y Comunidades donde no tenemos representación. Y allí donde la tenemos, el margen de crecimiento es evidente. Todo dependerá de lo que el partido sea capaz de aportar en los próximos años”.
Teresa Giménez Barbat: “Vivimos al borde del conflicto civil”
La antropóloga, escritora y eurodiputada Teresa Giménez Barbat (Barcelona, 1955) fue una de las dos mujeres del grupo de intelectuales que firmó el manifiesto. En su libro Citileaks. Los españolistas de la Plaza Real contó sus recuerdos de aquellas tertulias en el Taxidermista.
“Cuando creamos el partido no lo quisimos con etiquetas. Pensábamos que teníamos que centrarnos en los problemas de los ciudadanos y buscar las soluciones que nos parecieran más pertinentes sin atender a si llevaban algún marchamo. Por eso hablábamos del liberalismo progresista y del socialismo democrático. Pero en el congreso del 2007 el partido se declaró de centro izquierda. Ahora, en 2017, ya no será socialdemócrata”, dice.
En su opinión, los principios que inspiraron el manifiesto original siguen más vigentes que nunca. “Vivimos al borde del conflicto civil. Fundamos el partido porque pensábamos que las cosas no podían ir a peor. Pero olvidamos la Ley de Murphy”, dice. Giménez Barbat asegura que el partido tiene mucho recorrido “si no abandona aquello que le da fundamento”.
Giménez Barbat dice que el liderazgo de Rivera es “el mejor posible entre las opciones del momento”. Giménez Barbat se integró en Ciutadans después de su fundación, pero dejó el partido en 2007 por desavenencias con la línea ideológica, entonces de centro izquierda. Después se vinculó a UPyD. Giménez Barbat reemplazó a Fernando Maura en el Parlamento Europeo cuando el ahora diputado de Ciudadanos dejó UPyD. Posteriormente, ella también abandonó el partido magenta y está adscrita como independiente a la Alianza Liberal ALDE.
José Vicente Rodríguez Mora: “Suplantar al PP es una quimera”
José Vicente Rodríguez Mora (Barcelona, 1965), catedrático de Economía en la Universidad de Edimburgo, es Sevi para todos sus compañeros. Rodríguez Mora cree que el manifiesto les dio la razón y que dieron voz a mucha gente frente a un “nacionalismo más peligroso que nunca”. Pero también asegura que Ciudadanos se ha dejado cosas en el camino.
“Lo nuestro era un grupo marginal y contracorriente. El de ahora es un partido de verdad con aspiraciones de poder. Pero sigue siendo el más bonito y razonable de España”, dice. “Ciudadanos tiene ahora más tendencia regeneracionista y menos apego al republicanismo radical y a la defensa de las libertades ciudadanas y la libertad individual. No tiene nuestra aversión a las naciones y el nacionalismo (de cualquier tipo). Quizás porque desde Madrid hay menos necesidad de ello”.
Rodríguez Mora considera a Rivera un buen líder para Ciudadanos y que el partido ha ganado “centralidad y exposición pública”. Sin embargo, es pesimista de cara al futuro. “Espero equivocarme, pero la vida de un partido bisagra la veo muy complicada. Aunque ahora vaya bien, veo el futuro nublado. Hay espacio, porque la regeneración es lo correcto, pero me parece difícil. El sueño que seguramente tienen algunos de suplantar al PP, pero con un partido 'decente', me parece una quimera: hay muchas señoras del PP”.
Ponç Puigdevall: "Existe el mismo entusiasmo que antes"
Ponç Puigdevall, sobre la bocina y recién llegado de viaje, participa con estas líneas: "En Ciudadanos existe el mismo entusiasmo, pero con una ventaja sustancial: ahora se da la experiencia tan difícil de prever en los orígenes. Por el camino ha quedado lo que se pierde al obtener el privilegio de esa experiencia. Rivera es, y tiene que ser, el líder para llevar adelante el proyecto. El partido no sólo no ha tocado techo, sino que quizá aún no haya recorrido la parcela política que se espera".
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