El día en el que Patxi López presentó a los medios su candidatura al liderazgo del PSOE dijo, como cabía esperar, que aspiraba a unir al PSOE y que su proyecto fuese mayoritario. Aprovechó entonces para cortejar a Pedro Sánchez, en un gesto visto más como un intento de neutralizar que de aliarse con el ex secretario general. "Me gustaría sumar a Pedro y a miles y miles de militantes en un proyecto en el que creo", dijo, preguntado por los periodistas.
Quince días después, Pedro Sánchez ya ha anunciado que aspira a un segundo mandato como líder del PSOE y la carrera por el PSOE es cosa de tres, aunque la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, no haya anunciado aún que se presenta.
Hay un consenso generalizado dentro del PSOE que concluye que Patxi López y Pedro Sánchez apelan fundamentalmente a un mismo electorado. Nadie tiene datos ni encuestas, pero se da por supuesto que el electorado de Díaz es potencialmente amplio en número de militantes, pero que éstos son de un perfil muy concreto. Los otros dos candidatos pueden tener fortalezas o debilidades por federaciones o perfiles, pero representan la alternativa a Díaz y a la abstención que permitió gobernar a Mariano Rajoy, según esta tesis. Los líderes regionales que ahora apoyan a López estaban hasta hace poco a partir un piñón con Sánchez, incluido los altos cargos de Ferraz. Por eso, para Sánchez y López, ahora rivales y hasta hace nada aliados, la unión hace la fuerza. A Díaz se le aplica el "divide y vencerás". Sin que ella lo haya propiciado, ha sucedido antes incluso de que presente su candidatura.
El primer examen, el de los avales
Los partidarios de Patxi López creen que aún hay una posibilidad de hacer frente a Díaz de manera unida. Tiene más que ver con la presión que con una genuina oferta de colaboración. Las espadas están en alto y Sánchez se erige en portavoz de la militancia empuñando la bandera del "no" a Rajoy, que él llevó hasta el extremo al dimitir como diputado. ¿A quién prefiere la militancia?
Para los defensores de López, pronto habrá un dato objetivo: la recogida de avales. Los estatutos del PSOE exigen que, para ser considerado candidato oficial a la secretaría general, el aspirante deberá reunir el 5% de los avales de los militantes, que en este momento se calculan en torno a los 180.000 (la cifra definitiva se conoce con la convocatoria oficial del congreso). Es decir, que Sánchez, López o Díaz tienen que reunir en torno a 9.000 firmas de militantes para ser formalmente candidatos a las primarias. Es, de alguna manera, una primera vuelta para evitar una votación final con más candidatos de la cuenta.
Los partidarios de López se apoyan en el número de secretarios generales regionales afines para augurar que López barrerá a Sánchez en avales. El voto en las primarias es secreto, pero quién avala a qué candidato acaba sabiéndose, por lo que el peso del aparato es mayor. Y Sánchez no cuenta con ningún líder de federación, a excepción de la navarra María Chivite.
Sánchez, ¿de apóstol a tercero en avales?
Por ese motivo, los cercanos a López confían en ganar a Sánchez en avales y que el ex secretario general quede en evidencia: de erigirse en apóstol de la militancia en ser el tercero antes incluso de que empiece la campaña de verdad. Según estas fuentes, López confía en que Sánchez se avenga a pactar con López tras esa fase o, al menos, retire su candidatura para no acabar beneficiando a Díaz, cuyo poder de firma de avales es grande.
Diputados cercanos a Sánchez rechazan esta tesis. Consideran que Sánchez puede quedar primero en avales porque tiene "una red por toda España", incluyendo a muchos alcaldes. Además, aseguran que los actos que ha protagonizado hasta ahora demuestran que es el favorito entre los militantes. Y, lo que es más importante, tiene la determinación de llegar hasta el final, mientras López podría acabar pactando con Susana, según los afines a Sánchez.
Tanto la candidatura de López como la de Sánchez se afana en trasladar que quedará por delante en avales y, por tanto, el voto útil frente a Díaz debería ir al que gane en ese primer test. Al mismo tiempo, ambos dicen que llegarán hasta el final y continúan preparando las siguientes fases de la batalla.
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