Murcia se está convirtiendo en una agonía para el Partido Popular. La más que posible alianza entre PSOE y Ciudadanos para echar a Pedro Antonio Sánchez de la Presidencia ha provocado una crisis sin precedentes entre la dirección nacional, que apuesta por dejarlo caer "en el último minuto" si la moción de censura prospera, y el aparato regional, que quiere "morir" con su presidente aunque el coste sea perder el Ejecutivo.
Los socialistas y el equipo regional de Albert Rivera están buscando una solución intermedia a sus necesidades. Es decir, Cs ha propuesto retrasar las elecciones hasta otoño para que el PSOE pueda gobernar estos meses y los socialistas las aceptan solo si son para cuatro años. Con la moción de censura "avanzada", en Génova han saltado todas las alarmas.
Reunión entre Rivera y Fernández
Este viernes, el líder de Ciudadanos intentará convencer al presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández, de que su fórmula es la mejor para desbancar a los conservadores del Ejecutivo. El equipo de Mariano Rajoy no está dispuesto a perder el Gobierno murciano así como así. De momento, Génova está en permanente conversaciones con el PP de Murcia para buscar una solución intermedia. En la dirección nacional ya cuentan con una terna de candidatos para cambiar a Sánchez si finalmente la oposición consigue cerrar un acuerdo.
Como adelantó EL ESPAÑOL, los nombres que ya están encima de la mesa de los despachos nobles de Génova son tres: Marcos Ortuño, alcalde de Yecla; Patricia Fernández, alcaldesa de Archena, y Fernando López Miras, coordinador territorial del PP en la región y miembro de la Junta Directiva Nacional del PP.
Pero el equipo más cercano a Sánchez lo respalda a toda costa. Esta semana, el coordinador general del PP, Fernando Martínez-Maillo, ha mantenido largas conversaciones de pasillo en el Congreso de los Diputados con el parlamentario murciano Teodoro García Egea, firme convencido de que hay que aguantar a Pedro Antonio Sánchez aunque eso suponga ceder el poder a los socialistas.
En Génova, sin embargo, ven el problema desde otro prisma y aunque es cierto que insisten en la presunción de inocencia de su presidente para avalarlo, son conscientes de que es más importante retener el Gobierno que mantener a una persona. Por eso han pedido a Murcia un plan B que consistiría en una dimisión "en el último minuto" entre el debate y la votación de la moción de censura de Pedro Antonio Sánchez. La pelota, de momento, sigue en el tejado de la oposición.