Mariano Rajoy quería retener a toda costa el Ejecutivo de Murcia y lo ha conseguido. El PP ha utilizado una fórmula rocambolesca para contentar a Ciudadanos y perjudicar lo menos posible al ya expresidente, Pedro Antonio Sánchez. Por un lado, Génova lo ha convencido para que salga del Gobierno dejándole el escaño -su blindaje judicial- y la presidencia del partido. Desde Madrid también han permitido que el propio Sánchez haya elegido a su sucesor, Fernando López Miras, un íntimo amigo en el que confía para que si, finalmente las causas abiertas contra él se archivan, le devuelva el sillón cedido.
Desde que el 2 de marzo Ciudadanos rompió su acuerdo de investidura con el PP murciano por la imputación de Sánchez en el caso Auditorio, las relaciones entre los dos partidos se han tensado al máximo a todos los niveles. En el PP creían que Albert Rivera cedería cuando viera que no le quedaba más remedio que aliarse con Podemos y el PSOE para desbancarles del poder. Pero el líder de la formación naranja tuvo paciencia y esperó sin desquiciarse, como buscaban los conservadores.
La salida a la crisis política en la región se precipitó el lunes con una durísima exposición razonada del juez Eloy Velasco contra Pedro Antonio Sánchez por otro caso de corrupción, la Operación Púnica, y un mensaje que intercambiaron el coordinador general del PP, Fernando Martínez-Maillo, y el secretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas.
Según fuentes cercanas a la negociación, Villegas trasladó al PP que su partido estaba dispuesto a apoyar un gobierno del PSOE para los próximos dos años. Es decir, que Ciudadanos renunciaba a la convocatoria de elecciones anticipadas después del verano y ponía como única condición a los socialistas que no hubiera consejeros de Podemos ni un acuerdo programático con la formación morada. Fue la puntilla que terminó por derribar a Sánchez.
El equipo de Pedro Antonio Sánchez convocaba casi a medianoche a su equipo de Gobierno y a la cúpula de su partido a una reunión de urgencia para este martes por la mañana. Martínez-Maillo viajó hasta Murcia para presidir esa convocatoria. Una vez que la decisión estaba tomada, había que escenificar que el partido y el gobierno arropaba a su presidente. La única opción que quedaba era vestir la destitución como una dimisión voluntaria con un objetivo: no perjudicar a Murcia.
Arropado por la plana mayor
Acompañado de su mujer, Nuria Navajas; por la secretaria general del PP regional, Maruja Pelegrín y todo su consejo de Gobierno, Sánchez anunció a mitad de mañana su renuncia "para salvar a la región de Murcia del tripartito". El ya expresidente se presentó ante la prensa como una víctima que no podía poner en riesgo "todo lo conseguido y lo que se puede seguir consiguiendo en la Comunidad". Tomó la decisión, argumentó, "pensando en la gente".
El nombre de su sucesor lo guardó hasta la reunión en abierto con la cúpula de su partido una hora después. Arropado por el 'número tres' de la formación, Pedro Antonio Sánchez eligió como sucesor a Fernando López Miras (33 años), un político con precoz vocación -empezó en Nuevas Generaciones- con el que guarda una relación tan estrecha que hasta se van juntos de vacaciones.
El futuro de Sánchez
El futuro presidente de Murcia tomó la palabras tras el discurso de aliento de Maillo, que reconoció que "Sánchez ha tomado la peor de las decisiones para él, pero la mejor para el PP y para Murcia". López Miras, que reconoció haber llorado tras escuchar la renuncia de su amigo, adelantó que quien seguirá mandando en la sombra es su antecesor. Miras aseguró que dejará la piel "por reparar una injusticia" y por "respaldar la voluntad de las urnas". Además, insistió en que "el referente y el líder es Pedro Antonio Sánchez, y me pongo a su disposición".
En Ciudadanos creen que la dimisión del presidente de Murcia llega tarde, pero se muestran satisfechos. Villegas y Maillo han estado en permanente contacto desde el inicio de la crisis y volverán a estarlo a partir de ahora que los dos partidos tendrán que negociar la investidura del nuevo presidente.
Ciudadanos quiere reescribir un nuevo acuerdo "de mínimos" con el PP que permita agotar la legislatura con la estabilidad necesaria hasta las autonómicas del 2019. Si en este tiempo la justicia da la razón a Sánchez y se archivan las dos causas que le han acorralado, los populares se muestran hoy convencidos de que el dimitido presidente vuelva a ser el cabeza de cartel del PP. "Arrasamos", vaticinan.
Uno de los flecos de esa negociación que ahora se abre es el futuro del propio Pedro Antonio Sánchez, que mantiene su acta de diputado y, por tanto, su aforamiento. Fuentes de la dirección naranja aseguran que el nuevo pacto deberá precisar, sin dar lugar a interpretaciones, la fase del proceso judicial en la que un cargo imputado por corrupción política debe apartarse de todos sus cargos. Ciudadanos no ha aclarado de momento si pedirá a Sánchez que renuncie a su acta de diputado si el juez le abre juicio oral.