"Sólo dos de los 500 cargos en mis 33 años de vida política, me han salido rana. Sólo dos". La frase fue pronunciada por Esperanza Aguirre en la Asamblea de Madrid, mientras la expresidenta de la Comunidad comparecía en la comisión de investigación que analizaba la corrupción galopante en su partido. Hacía referencia Aguirre a Alberto López Viejo y Francisco Granados. El primero, imputado en el caso Gürtel. El segundo, todavía en prisión preventiva como principal investigado de la Operación Púnica.
Sin embargo, la charca de "ranas" de Aguirre crece a golpe de investigación y empieza a ser complicado acomodarlas todas incluso en un autobús de pasajeros. La primera gran decepción política fue la del exconsejero de Deportes de la Comunidad de Madrid Alberto López Viejo. Tras su imputación en la Operación Gürtel, Aguirre le cesó alegando "falta de confianza". Según ella misma ha revelado, Aguirre dio orden expresa a los suyos de que cesaran las contrataciones con las sociedades vinculadas a Francisco Correa. Algo que López Viejo incumplió otorgando contratos a Easy Concept, otra de las sociedades del grupo.
En sus declaraciones públicas, Aguirre ha trazado una línea imaginaria en su responsabilidad política. Así, la expresidenta de la Comunidad de Madrid nunca nombra en su lista negra a Benjamín Martín Vasco, exdiputado de la Asamblea de Madrid, Guillermo Ortega exalcalde de Majadahonda, Ginés López, de Arganda del Rey, Jesús Sepúlveda exalcalde de Pozuelo o Arturo González Panero (Boadilla), todos ellos imputados en la Operación Gürtel mientras Aguirre controlaba con mano firme el PP de Madrid.
En el caso de Granados, Aguirre se desliga ahora de su figura en cada intervención pública, pero lo mantuvo durante años en puestos de responsabilidad en su Gobierno. En ese procedimiento aparece también investigado otro de los hombres de confianza de la lideresa; Beltrán Gutiérrez, el tesorero del PP de Madrid y que la Audiencia Nacional investiga por canalizar presuntamente el dinero de empresarios y financiar con él las campañas electorales. En ese mismo procedimiento están también imputadas otras dos importantes figuras del PP autonómico: Salvador Victoria y Lucía Figar, ambos consejeros. Púnica se cobró incluso la imputación de la jefa de prensa de Aguirre, Isabel Gallego, en una causa que todavía permanece abierta.
También permanecen investigados los consejeros Juan José Güemes y Manuel Lamela, acusados de presuntos delitos de cohecho y prevaricación en el proceso de privatización del sector sanitario madrileño.
"Claro que pongo la mano en el fuego por Ignacio González"
En el caso de Ignacio González, detenido por la Guardia Civil por liderar la corrupción del PP de Madrid, Aguirre ha dado la cara por él tanto en público como en privado. Por un lado y pese a estar imputado en el caso de su ático en Marbella, Aguirre ha mantenido siempre la nula sospecha de corrupción sobre su colaborador. Por otro, la lideresa del PP ha declarado de forma tajante "claro que pongo la mano en el fuego por Ignacio González".
Ahora, la Justicia investiga varias operaciones que se produjeron presuntamente bajo la presidencia de Aguirre, y mientras González ocupaba diversos puestos de responsabilidad en su gabinete. Con el estallido de la trama Púnica, Aguirre hizo propósito de enmienda y dimitió de sus cargos orgánicos en el partido. Ahora, con este nuevo varapalo judicial, nada le queda por aportar que no sea su escaño como concejala municipal.
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