Francisco Marhuenda, director de La Razón, declaró ante el juez que "nunca, nunca, nunca" ha coaccionado o presionado a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, y que el contenido de esas conversaciones "se han tergiversado". La realidad, sin embargo, contradice la versión que el periodista mantuvo ante el magistrado.
El 21 de diciembre, el mismo día que tanto Mauricio Casals como Francisco Marhuenda justificaban ante Edmundo Rodríguez que desde su medio de comunicación "nos hemos inventado una cosa para darle una leche" -a Cristina Cifuentes- salía destacado como un personaje del día en la página 4 de La Razón Ángel Garrido, consejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid, por la supuesta intención de crear una nueva tasa judicial que él nunca anunció.
La crítica que ese día hacía el periódico sobre la mano derecha de Cifuentes en el Gobierno es a costa de su intervención el día anterior tras el Consejo de Gobierno que semanalmente celebra la Comunidad de Madrid. En la rueda de prensa posterior a la reunión de Cifuentes y su equipo, un periodista pregunta al consejero de Presidencia por el impacto en la región de la puesta en marcha de las plazas judiciales y de fiscales por parte del Ministerio de Justicia.
Al contestarle, Garrido reconocía que Madrid tiene "condiciones muy particulares" que haría conveniente "establecer una fórmula de financiación adecuada" si "queremos dar la justicia que nos merecemos". El consejero se refería a "más medios, más órganos judiciales y también una fórmula de financiación que bien podría ser a través de las tasas, que ahora solo recibimos un 40%, o a través de la mejora de los convenios que firmamos con el propio Ministerio". En ningún caso habló de crear una tasa judicial nueva en la región madrileña, como destacó al día siguiente La Razón en un lugar privilegiado de su periódico, sino que hizo alusión a una tasa que ya existía desde que Alberto Ruiz-Gallardón era presidente autonómico.
La radiografía que el periódico hizo aquel día de la mano derecha de Cifuentes no pasó desapercibida para el lector. De los cinco nombres propios que destacaron en aquella jornada, cuatro eran para exaltar su buena acción y solo hubo una imagen, la de Ángel Garrido, a la que se afeaba por esta supuesta mala gestión.
En el texto que acompañaba a la imagen de Garrido con una flecha descendente en rojo, en señal de castigo, el diario decía que Garrido "apostó por una financiación más adecuada", algo que sí coincidía con el mensaje de Garrido, pero deformaba el sentido de sus palabras al acusarle de querer crear una nueva tasa: "Y para ello no se le ha ocurrido otra cosa que sacarse de la chistera la posibilidad de una nueva tasa. El contribuyente, a pagar", recogía textualmente el periódico.
Ángel Garrido declaró este miércoles ante el juez Eloy Velasco como testigo en el marco de la Operación Lezo y escuchó las intervenciones telefónicas donde los altos cargos del periódico reconocían "la leche" que le daban gratuitamente para perjudicar a su equipo de Gobierno por investigar los negocios del Canal de Isabel II. Su presidenta Cifuentes y la jefa de gabinete de la presidenta, Marisa González, también prestaron declaración ante el magistrado por supuestas coacciones.