Para sus oponentes en la carrera por el liderazgo del PSOE, Patxi López sencillamente no tira. "Todo el mundo sabe que estas primarias son cosa de dos, el propio Patxi también", dijo hace unos días Adriana Lastra, coordinadora de campaña de Pedro Sánchez. El exlíder repite a menudo que sólo hay "dos modelos de partido", el suyo y el de Susana Díaz.
Los colaboradores de López apelan a una "mayoría silenciosa" y aseguran, con la boca pequeña, que su candidato tiene aún posibilidades de ganas o, más bien, que debe tenerlas porque su discurso es el mejor. A falta de encuestas entre militantes (las que se hacen entre votantes tampoco lo sitúan en cabeza), López es el tercero en los principales indicadores que se pueden medir, como la asistencia a sus actos o el volumen de donaciones. También será, previsiblemente, el que menos avales recoja. Según su campaña, será porque no quiere hacer de un trámite un campeonato político que sólo se dirime en las urnas.
En privado, muchos de sus colaboradores son muy escépticos sobre sus posibilidades, pero reconocen que no se puede asumir públicamente que en el cómputo global puede quedar tercero. En ese caso, ¿para qué presentarse?
El exlehendakari y diputado espera acabar con la asfixia que produce la polarización entre Díaz y Sánchez ganando el único debate que se celebrará en la campaña, cuando falten tan solo unos días para la cita con las urnas.
Posibilidades reales aparte, López se ha instalado en un segundo plano de la atención mediática y de sus oponentes. Estos son los motivos:
1. Más razón que sentimiento
"Es tiempo de cabeza y no de tripas", decía esta semana Rafael Simancas, uno de los principales colaboradores de López, en una entrevista con EL ESPAÑOL. Toda la campaña del candidato gira en torno a un argumento principal: la unidad del partido.
"Si la prioridad es la unidad" es "el más capacitado, por trayectoria y por vocación", en palabras de Simancas. Pero, ¿qué pasa si en estas primarias pesan más otros factores? En la campaña de Sánchez late la necesidad de reorientar el partido tras la abstención. El descontento con los sectores que la promovieron sirve como fuelle a una indignación que Sánchez pretende convertir en ilusión.
Díaz, por su parte, hace continuas referencias al lugar histórico del PSOE, del que el partido se ha alejado, según ella, y promete proyectar en el futuro las victorias pasadas. "Volver a ser lo que fuimos", dice a menudo, parafraseando la letra del himno de Andalucía y las épocas gloriosas de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Para algunos, se trata de la gasolina de la nostalgia. Para su equipo, un mero trampolín al que Sánchez no debería haber renunciado.
López ha apostado estratégicamente por un discurso que él mismo reconoce como menos emocionante, pero más constructivo.
2. Sin grandes mítines
López hace pequeños actos con militantes. Según su equipo, el objetivo no es juntar a masas que vayan a escuchar desde distintos puntos de España a un líder que se limita a pronunciar un discurso. Lo que busca López es diálogo con los militantes, por eso son a puerta cerrada. Así, puede responder preguntas.
López reivindica que pasa muchas horas con muchos militantes y que ha tenido contacto directo con miles de personas. Sus oponentes aseguran que ellos también hablan con afiliados y que si los actos de López son pequeños es, sencillamente, porque no generan interés.
3. Sus actos no salen en la tele
El aspirante no ofrece la señal para que se pueda seguir en directo por YouTube o Facebook, a diferencia de Sánchez y Díaz. López llega menos a los militantes o ciudadanos que quieren escucharlo a distancia.
También tiene menos presencia en la prensa, muy centrada en Madrid, que aunque pudiera desplazarse se encontraría con actos a puerta cerrada. De nuevo, su objetivo es el contacto directo, que asegura está siendo muy provechoso.
4. Ahorra en críticas
Los sanchistas arremeten contra López, a quien consideran un aliado de Díaz en la sombra. Le recriminan que no critica a la Gestora del PSOE que ha estado pilotando el proceso de primarias.
Lo cierto es que la campaña de López está siendo la más educada de las tres, en los discursos de su líder o en los pronunciamientos de su equipo (aunque en esto hay excepciones notables). Por lo tanto, es una campaña más discreta y sin la contundencia que tienen planteamientos más agresivos.
5.- El sándwich de la polarización
López está siendo víctima de una enorme polarización entre las campañas de Sánchez y Díaz, que son las que tienen más recursos económicos, discursos enfrentados y, según la mayoría en el partido, posibilidades de ganar.
López trató él mismo de polarizar con Díaz. Cuando se presentó, había dudas sobre si Sánchez daría el paso. Aquella pudo haber sido una carrera de dos. Pero la entrada en escena de Sánchez y el caudal de sus apoyos lo ha arrastrado a una tierra de nadie desde la que López espera, con su estrategia, abrirse paso a base de respetuosos codazos.