El pasado miércoles 16 de agosto, el congresista americano Dana Rohrabacher se reunió durante más de tres horas con Julian Assange en la embajada de Ecuador en Londres. En Estados Unidos fue (es todavía) un escándalo. Nadie sabe muy bien de qué hablaron. Según dijo en un comunicado, Assange le confesó que la filtración de los correos electrónicos de Hillary Clinton que sacudieron la campaña presidencial americana no vino de Rusia. El congresista anunció que informaría personalmente al presidente Donald Trump de su larga conversación.
Dos días después de la entrevista, todavía en Londres, Rohrabacher hizo dos cosas. Primero, emitió un comunicado de condena al ataque yihadista de Barcelona. Una ciudad que, como dijo, conoce perfectamente. Y después participó en una cena con los líderes del Movimiento de Liberación de Beluchistán, una pequeña región de Pakistán con alguna tensión separatista más geoestratégica que real.
A finales de agosto, Assange situó a Cataluña en su agenda de influencer político venido a menos. El fundador de Wikileaks no había escrito hasta entonces un solo tuit sobre el proceso separatista. Su relación con Cataluña era más bien circunstancial. Assange inauguró el Festival de Cine y Derechos Humanos en octubre del 2014 en Barcelona. Lo hizo a través de una intervención por videoconferencia. Y en estos años ha mantenido cierto contacto con la plataforma de ciberactivistas Xnet. El grupo nació en Barcelona, pero más allá de su compromiso en la lucha contra la corrupción no se le conoce relación alguna con el independentismo.
Assange, aliado independentista
De la noche a la mañana, el futuro de Cataluña se convirtió en una de las obsesiones de Wikileaks. Assange criticó a El Periódico por su información sobre la alerta de la inteligencia americana previa a los atentados de Barcelona y Cambrils, que calificó de falsa aunque era real. El apoyo de Assange al independentismo antes, durante y después de la Diada, su cruce de tuits con Arturo Pérez Reverte, la complicidad con los líderes independentistas, la confesión de que da cobertura a la web del referéndum, su ataque a El Confidencial por publicar un artículo similar a éste son inexplicables. ¿O no?.
Dana Rohrabacher es un congresista del Partido Republicano electo por uno de los distritos más ricos de California. Tiene fama de excéntrico. Todo el mundo le conoce en el Capitolio. Preside el subcomité de Asuntos Exteriores para Europa de la Cámara. Su carrera política comenzó en los años 80 como asesor del presidente Ronald Reagan, al que escribió sus discursos durante un tiempo. Rohrabacher fue uno de los ideólogos de la estrategia de armar a los muyahidines afganos en su guerra contra la Unión Soviética.
Rohrabacher contó con la complicidad de congresistas como Charlie Wilson para financiar ese proyecto. La historia está contada en la película La guerra de Charlie Wilson, protagonizada por Tom Hanks. Rohrabacher, AK-47 en mano, participó como un combatiente más en la toma de una posición soviética en Jalalabad. El congresista estuvo una semana empotrado con una unidad afgana. Se hizo muchas fotos. La historia la contó él mismo.
A Rohrabacher se le conoce hoy como el congresista de Vladimir Putin. Es la persona que supuestamente defiende los intereses de Rusia en el Capitolio. Dicen también que tiene la total confianza del presidente Donald Trump. Sin embargo sus intereses no siempre han coincidido con los de Putin. Si por algo se conoce a Rohrabacher es por su histórico apoyo a la legalización de la marihuana. También ha defendido causas extrañas, como la independencia de Beluchistán, en la zona suroeste de Pakistán. El congresista ha dedicado años y recursos a situar esta región en la agenda política americana sin demasiado éxito.
Beluchistán tiene un cierto interés geopolítico por su cercanía al estrecho de Ormuz, que da acceso al Golfo Pérsico. Y cuando eso sucede, China, Rusia y Estados Unidos juegan distintas cartas según les convenga. Entre ellas, está la de armar o no a la insurgencia; apoyar o no la independencia de esta región. En 2010, en pleno escándalo por la filtración masiva de documentos de Wikileaks, la prensa de Pakistán publicó unos supuestos cables diplomáticos que vinculaban a India con los movimientos armados de Beluchistán. Los documentos, atribuidos a Washington, eran parte de la filtración que había revelado Wikileaks.
Los cables resultaron falsos. Nadie supo aclarar muy bien de dónde vino la mentira. Algunos culparon a la inteligencia pakistaní por querer vincular a su tradicional enemigo regional India. Nunca estuvo muy claro a quién le interesaba más esta falsedad. Algunos medios sugirieron que el propio Assange la toleró de común acuerdo con Rusia. Nunca se llegó a saber.
Los líos del congresista
Rohrabacher ha sido un aliado tradicional de movimientos separatistas y del derecho de autodeterminación de los pueblos siempre que le ha interesado a algunos lobis cercanos a Rusia. También defiende ese derecho para California. Este mismo año provocó un revuelo mundial al asegurar que Macedonia era un país que debía desaparecer y propuso trocear su territorio entre las repúblicas vecinas. La Delegación de la Generalitat en Estados Unidos puso su rápidamente su ojo en Rohrabacher. Así consta en los registros públicos que la delegación catalana debe presentar semestralmente ante las autoridades americanas.
Rohrabacher visitó Barcelona en abril. El viaje se organizó en febrero. Andrew Davis, que dirige la delegación de la Generalitat en Washington, mantuvo una decena de reuniones con los asesores del congresista y el propio Rohrabacher. Sólo entre enero y mayo, la Generalitat gastó más de 189.000 dólares en estas actividades.
Carles Puigdemont y su conseller de Exteriores Raül Romeva vendieron la foto con Rohrabacher y el congresista Brian Higgins como un éxito diplomático. A Rohrabacher, la visita a Barcelona le creó algún problema. La diplomacia de su país le dio un tirón de orejas y Rohrabacher se vio obligado a hacer público un comunicado en el que se desmarcaba de su apoyo a la independencia de Cataluña.
¿De qué hablaron Rohrabacher y Assange durante tres horas en Londres? EL ESPAÑOL ha contactado con dos asesores y el jefe de prensa de Rohrabacher para saber si Cataluña fue uno de los asuntos que abordaron en la reunión. Ninguno ha querido responder a la pregunta pese a los reiterados intentos. Lo que sí publicó The Wall Street Journal esta semana es que Rohrabacher ha pedido que se indulte a Assange.
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