Otra cocina de los datos del CIS es posible; es más, con una "cocina tradicional" -según aseguran expertos en demoscopia consultados por EL ESPAÑOL- los mismos datos de intención de voto que han llevado al organismo público a difundir este martes que Podemos está un punto por encima de Ciudadanos podrían servir para defender, con mayor fundamento, que ha habido sorpasso.
Los expertos hablan de "cocina matemática" para referirse al resultado de incorporar el recuerdo de voto a la encuesta pura. Si este criterio se hubiera aplicado tal cual en esta última encuesta del CIS, sin una posterior "cocina manual", en el que el análisis final depende de factores poco transparentes, Cs habría obtenido 1,2 puntos más y el PSOE 0,7, mientras que Podemos perdería 3 puntos y el PP 0,8. Es decir, en este caso, la "cocina manual" (la desviación entre la "cocina matemática" y la "cocina publicada") favorece notablemente a Podemos y un poco al PP, y perjudica al PSOE y ostensiblemente a Cs.
Contra media docena de encuestas
En medios políticos pero también en el sector demoscópico han sorpendido estos resultados. Muchos esperaban la confirmación del desplome de Podemos y la irrupción de Cs como tercera fuerza política en España. De hecho, la mayoría de sondeos que en las últimas semanas han realizado empresas solventes como SocioMétrica, SigmaDos, NC Report, DYM, Simple Lógica o GAD3, dan una ventaja holgada al partido de Albert Rivera, que en algún caso se acerca incluso a los 5 puntos.
Para uno de los expertos consultados por EL ESPAÑOL, el problema del CIS es que no explica "jamás" cómo hace su cocina, lo cual favorece que se disparen las dudas sobre la intencionalidad del resultado final. "Es un proceso opaco y hasta dentro de un mes no se publicarán todos los datos de la encuesta", asegura.
Hay quien prefiere justificar el sorprendente resultado, en cambio, en la circunstancia de que la muestra puede haber quedado vieja: al haberse realizado entre el 2 y el 11 de octubre no ha podido captar el efecto de relevantes acontecimientos en Cataluña. "Han pasado muchas cosas desde entonces y las encuestas que publican los medios de comunicación son más cercanas en el tiempo", aseguran.
La sombra de la manipulación
La posible manipulación de los datos de la encuesta del CIS es un asunto recurrente, al tratarse de un organismo público que, aunque autónomo, depende en última instancia del Gobierno. No hablamos de una ciencia exacta: las muestras siempre son imperfectas y el voto recordado de las últimas elecciones suele ser muy diferente del que realmente hubo. Ahora bien, aun cuando cada instituto de opinión tiene su propio método de "cocinar", casi todos coinciden en lo esencial y, por ese motivo, la mayoría de encuesta suelen ir en la misma dirección.
El procedimiento utilizado por el CIS incluye dos pasos. El primero consiste en reducir el número de indecisos, preguntándoles por su simpatía política para decantar el voto hacia el partido por el que simpatizan. Se trata de un criterio discutible, ya que la mayoría del grupo de quienes no saben o no contestan son abstencionistas que prefieren ocultar que lo son. El segundo paso, mucho más trascendente, consiste en corregir el voto resultante del primer paso con unos coeficientes derivados de la diferencia entre el voto recordado en las últimas elecciones y el voto real.
Ahora bien, al margen de cuestiones técnicas, la credibilidad de esta última encuesta del CIS queda tocada por los entresijos de la política. Es imposible olvidar la confesión de Mauricio Casals de que "el sándwich al PSOE con La Sexta funciona de cine". En una grabación obtenida por la UCO publicada por EL ESPAÑOL en mayo de este año, el hombre fuerte de Atresmedia desveló que había una acuerdo con el Gobierno para potenciar a Podemos y perjudicar a los socialistas, de manera que el partido de Pablo Iglesias y el de Rajoy, salieran beneficiados. Y básicamente eso es lo que refleja la encuesta del CIS: Podemos resiste y el PP, también.