La presidenta del Parlament, Carme Forcadell, que ha declarado este jueves ante el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena, ha acatado la aplicación del artículo 155 en Cataluña y ha dicho que la declaración de independencia aprobada el 27 de octubre tenía "carácter simbólico y declarativo”. Es decir, ha reconocido que la proclamación de la república catalana carecía de efectos jurídicos.
Sin embargo, hace tan sólo tres semanas su discurso era distinto, mucho más firme y sólido. El 21 de octubre, cuando el Gobierno de Mariano Rajoy anunció que iba a aplicar el artículo 155 de la Constitución en Cataluña, Forcadell aseguró que el Parlament no retrocedería.
“No daremos ni un paso atrás”, dijo en una declaración institucional leída junto a otros miembros de la Mesa: Lluís Guinó, Anna Simó, Ramona Barrufet (Junts pel Sí) y Joan Josep Nuet (Catalunya Sí que es Pot). Todos ellos, junto a Lluís Maria Corominas, facilitaron con sus votos la tramitación de las leyes independentistas y este jueves han declarado ante el Supremo para declarar por los delitos de rebelión, sedición y malversación.
Ese día, Forcadell dijo que el 155 era un "golpe de Estado de facto". Hoy, en cambio, ha acatado su aplicación.
"Pese a las querellas nos hemos mantenido firmes. Nos comprometemos, en el ataque más grave a la sinstituciones catalanas desde su restablecimiento", decía el 21 de octubre, mientras pedía a los catalanes firmeza y esperanza.
Al restar trascendencia a la DUI, lo que la presidenta del Parlament disuelto busca en realidad es disuadir a la Fiscalía de la petición de prisión incondicional.
El contenido de las declaraciones de Forcadell prestadas ante el juez, que ha accedido a responder a todas las preguntas de la Fiscalía, muestra un evidente cambio de estrategia de defensa respecto a la que ha mantenido en el pasado.