El domingo 4 de diciembre de 1977 fue el primer día que la bandera de Andalucía salió a la calle. Con ella salieron casi dos millones de personas por toda la comunidad a manifestarse a favor de la autonomía andaluza en un Estado preautonómico que a la que todavía la faltaba un año para votar la Constitución.
Entonces, Andalucía era el sur del sur. Si España en la década de los 70 era un país a la cola de Europa, tanto en servicios públicos como en derechos y libertades -ese año se aprobó el derecho a la huelga y supuso el fin de la censura-, Andalucía estaba sumida en la oscuridad del hambre. En aquella época los analfabetos de más de 16 años superaban con creces el 15% y más de un millón de andaluces se vieron forzados a emigrar a Cataluña por la falta de empleo y expectativas.
Aquel 4 de diciembre, fue una jornada histórica porque tras las primeras elecciones democráticas celebradas en junio de ese mismo año, el proyecto constitucional comenzaba a coger relevancia. Ante los deseos de las llamadas comunidades históricas -Cataluña, País Vasco y Galicia- de que el texto recogiese sus particularidades, Andalucía se levantó para que la Carta Magna le avalase como un territorio diferenciado del resto del país. Y lo consiguió. Fue la primera vez que el Madrid institucional se giró hacía el final de la Península.
"¿Quién piensa en Andalucía?"
La unanimidad de los manifestantes fue total, había un objetivo una "Andalucía libre" que quería tener autonomía plena y reclamaba un despertar político que desembocó en el referéndum del 28 de febrero de 1980 y el Estatuto del 81. Todas las provincias andaluzas celebraron manifestaciones -incluidas la novena y décima, Barcelona y Madrid-, una visión nueva en una España que salía a tientas del franquismo. Todos los partidos políticos del momento salieron a manifestarse el 4-D, desde el Partido Comunista, pasando por la UCD, el andalucismo o el socialismo. Sólo Fuerza Nueva intentó reventar la manifestación de Sevilla tirando objetos. La tristeza la puso la muerte a tiros de Manuel José García Caparrós en Málaga durante la concentración. El joven era un militante de Comisiones Obreras que murió por un tiro de la policía después de que un manifestante trepase por la fachada del edificio de la Diputación de Málaga para colocar una bandera de Andalucía que el presidente de la Diputación había prohibido.
Miguel Sánchez Montes de Oca era uno de los que estaba en la cabecera de la manifestación en Sevilla. Entonces, Sánchez era número dos del Ministerio de Administración Territorial, cartera que ocupaba el sevillano Manuel Clavero Arévalo (UCD). Juntos diseñaron el mapa de las preautonomías, lo que después se convertiría en la España plural actual. Clavero fue, además, el autor del discutido "café para todos" que por entonces en Andalucía, y en buena parte de España, parecía improbable.
"La manifestación se gestó sin apenas organización, aunque los medios de comunicación calentaron mucho el ambiente", explica Sánchez. Buena prueba de ello es una portada histórica de El Correo de Andalucía donde no había noticias sólo un llamamiento a la concentración. "El ambiente no era reivindicativo, sino más bien afirmativo, porque era la primera vez que nos mirábamos con orgullo. Sentó la base de una incipiente actividad andaluza después de muchos años de marginación económica como región pobre. A principios de los setenta se solía decir: si el andaluz rico piensa en Madrid y el pobre en Barcelona, ¿quién piensa en Andalucía?".
Andalucismo, no nacionalismo
Según Sánchez, quien fue fundador de la Facultad de Economía de Sevilla, la reafirmación como pueblo frente al subdesarrollo de la región fue el detonante para crear una "gran conciencia identitaria". Un andalucismo que sirvió como inspiración del nacionalismo andaluz contemporáneo, un movimiento político representado por el hoy desaparecido Partido Andalucista (PA).
Un nacionalismo que nunca ha triunfado en Andalucía, explica Sánchez: "Los nacionalismos, decía un rector de la Universidad de Cádiz, Mariano Peñalver, se basan en la exclusión de las razones de los demás, por eso son supremacistas y el diálogo es pura ficción. Sin embargo, el andaluz no es así, de hecho Blas Infante [el ideólogo del andalucismo] diseña un eslogan: Andalucía por sí, para España y la humanidad [es la letra del actual himno de la comunidad]. Nosotros tenemos una historia de mestizaje, lo que hoy es cultura andaluza es romana, árabe judía.... Asumimos todas las culturas porque nunca hemos sido excluyentes".
"Fíjate en América los emigrantes españoles creaban casas para reunirse. Uno va a América latina y se encuentra con casas de Galicia, del País Vasco... pero no con casas de Andalucía, porque nos integramos en otros países. Probablemente por ese sentido abierto tenemos déficits de autoestima, de confianza en nosotros mismos. Esto tiene, además, un factor cultural, nos han inculcado muchas creencias de que somos así, que no somos emprendedores, pero esto es falso, claro. De la misma manera que cuando se habla de la mujer con caracteres históricos y determinados", narra Sánchez. Es esa mezcla de todos estos factores por los que Andalucía nunca ha triunfa el nacionalismo: "Somos solidarios, es nuestra identidad como pueblo, por eso el nacionalismo no funciona".
Un 4-D clave para Susana Díaz
Para Fernando Álvarez-Osorio, el último candidato a la Junta de Andalucía del PA, "el 4-D fue la forma de decir que aquí no caben excepciones ni privilegios, que es lo que se estaba haciendo con la Constitución. Fíjate cómo era la situación de Andalucía que nuestro Estatuto de Autonomía era del 81 que habla de los inmigrantes. El último pueblo de Sevilla, justo en la frontera con Cádiz, se llama Pruna y la única estatua que hay en el pueblo es un emigrante. Eso es fruto de aquella época, Andalucía quería ser una comunidad autónoma para liberase de las hambres, eso de verdad el 4-D y es lo que nos diferencia del nacionalismo burgués como el catalán o el vasco".
Este 4 de diciembre no sólo representa una fecha importante por el aniversario sino porque "en España se está jugando con los privilegios", explica Álvarez-Osorio. "Por eso en Andalucía tiene que estar pendiente de lo que va a pasar porque lo que nos estamos jugamos es cómo se va escribir Cataluña en la Constitución. Hay un problema político con Cataluña, eso es evidente, pero no se puede solucionar a costa de los demás".
El pasado sábado la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, celebró en un macroacto ante 3.000 personas organizado por su partido para celebrar el 4-D, pero lo hizo con un ojo puesto en Cataluña. "Losnacionalistas son de derechas siempre porque levantan fronteras y buscan hacerlo, mientras que los socialistas las eliminamos y borramos; los nacionalistas buscan privilegios mientras que nosotros defendemos la igualdad", dijo la socialista. Díaz reclamó que su comunidad estuviera presente en una futura reforma constitucional y reclamó una financiación autonómica "justa". Díaz reclamó también la necesaria separación de socialismo y nacionalismo, algo que la distancia, aún más, de la postura de Pedro Sánchez, quien se acerca mucho más a Miquel Iceta que a la andaluza.
El PSOE de Andalucía ha sido el partido que más esfuerzos a dedicado a celebrar el aniversario, pero también ha sido quien más ha sorprendido que lo hiciera. Tradicionalmente los socialistas han celebrado el 28 de febrero, el Día de Andalucía que la comunidad celebra como festivo y día de la celebración del referéndum de 1980. Pero la crisis territorial, según los socialistas, ha sido determinante para celebrar el 4-D por todo lo alto. Algo que Izquierda Unida siempre ha hecho y que Podemos, desde su reciente creación, también. Ambos grupos le recriminan a los socialistas que les pretendan arrebatar la bandera del andalucismo. Por su parte, las formaciones de centro-derecha, como el PP o Cs, no han estado prácticamente presentes en la agenda mediática andaluza.