La relación de Mariano Rajoy con la política es tan antigua como el último periodo democrático en España. Licenciado en derecho por la Universidad de Santiago de Compostela y registrador de la propiedad por oposición, fue elegido diputado en las primeras elecciones autonómicas gallegas celebradas en 1981. Rajoy tenía 26 años cuando se sentó por primera vez en el Parlamento de Galicia. El próximo 27 de marzo cumplirá 63 en la Moncloa como presidente del Gobierno.
Rajoy ha sido prácticamente todo en estos 37 años. Es dueño de la carrera política más longeva desde la muerte de Franco. Superará el récord de Felipe González el martes. Rajoy ha pasado 13 años y cinco meses (4.903 días) en el Gobierno de España: siete años como ministro en la Moncloa de José María Aznar y seis como presidente en su regreso absoluto al mismo Palacio de la Moncloa. En este tiempo, ha sobrevivido a tres candidatos del PSOE diferentes. Y su nombre está unido a leyes tan importantes como la de Partidos Políticos, que supuso la ilegalización de Herri Batasuna, y a los episodios más importantes de los últimos 25 años de la historia de España.
1. La escuela gallega: Xunta y Diputación de Pontevedra
Si en algo coinciden todas las personas que han tratado con Rajoy es la importancia de su etapa en Galicia como forja de su personalidad política. Rajoy fue elegido presidente de la Diputación de Pontevedra en 1983. Acababa de cumplir 28 años y previamente ya había sido diputado autonómico y concejal en Pontevedra. En aquel periodo tuvo que lidiar con un órgano en el que había seis fuerzas políticas representadas. Y lo hizo. Dicen incluso que se llevó razonablemente bien con una candidatura independiente a la izquierda de la izquierda. Rajoy fue el primer cargo político de la provincia que dispuso de un ordenador en su mesa de trabajo. De su gestión destacó la ejecución de las carreteras Silleda-Cerdedo y Catoria-Caldas.
Rajoy, que por aquel entonces era el protegido de Manuel Fraga, dejó el cargo en 1986, año en el que obtuvo su primer acta de diputado nacional en el Congreso. Sin embargo, renunció al escaño tras ser nombrado vicepresidente de la Xunta. Ejerció el cargo hasta septiembre de 1987.
2. Administraciones Públicas y Educación: la cara amable
La refundación de Alianza Popular en el Partido Popular con José María Aznar llevó a Rajoy a la ejecutiva nacional del partido y a mudar su carrera política a Madrid. Se sentó por primera vez en el Consejo de Ministros tras la victoria de Aznar en 1996. Su primera cartera fue Administraciones Públicas.
Rajoy ejecutó en los tres primeros meses de su mandato una reforma de la Administración periférica del Estado que incluyó la eliminación de los Gobernadores civiles. La nueva Ley de Organización y Funcionamiento de la Administración General del Estado (LOFAGE) fue una exigencia de CiU recogida en el pacto del Majestic.
Esta reforma supuso una progresivo repliegue del Estado de las comunidades autónomas. Se eliminaron los Gobernadores civiles, se simplificó la Administración periférica, y se creó la figura del subdelegado del Gobierno en las provincias como cargo administrativo sin peso político.
Antes de acabar la primera legislatura de Aznar, asumió la cartera de Educación y Cultura. Rajoy hizo una polémica modificación de acceso a la Formación Profesional reformando la LOGSE a través de la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos. Como responsable de Cultura no introdujo cambios significativos. Como anécdota se recuerda el cameo que hizo en la serie de televisión Jacinto Durante representante, en la que se interpretaba a sí mismo como ministro de Cultura. “Mariano, sigues siendo el político menos político de los que conozco”, le decía el actor Juan Luis Galiardo.
3. Interior y Presidencia: el peso político
Rajoy dirigió la campaña electoral del 2000, en la que Aznar logró la mayoría absoluta. Su constancia le aupó al núcleo político más cercano al presidente. Fue nombrado vicepresidente y ministro de la Presidencia. Y poco después concentró tres carteras al sumar Interior. En este período, Rajoy sacó adelante una de las leyes más importantes en la lucha contra ETA. La ley de Partidos Políticos supuso la ilegalización de Herri Batasuna y un estrangulamiento de las finanzas del entorno terrorista.
Rajoy, ya como portavoz, también es recordado por la gestión de la crisis del Prestige y su famosa frase de los “hilitos con aspecto de plastilina en estiramiento vertical” que salen del barco. Se refería al chapapote. Aznar le ungió como su sucesor en el PP. “Mariano, te ha tocado”, dijo. Años después, el ex presidente confesó en sus memorias que su preferido era Rato. Rajoy dejó el Gobierno y tomó las riendas del partido en 2003.
4. La travesía de la oposición: 11-M y el congreso de Valencia
Rajoy partía como favorito en todas las encuestas para las elecciones generales del 2014, pero el atentado terrorista del 11-M dio un vuelco histórico a los resultados. En aquellos días, se produjeron protestas y ataques a las sedes del PP en todo el país. Los que conocen a Rajoy dicen que el episodio marcó mucho al presidente. Rajoy hizo una comparecencia inédita en la jornada de reflexión para pedir que cesara el acoso a las sedes del partido. Inició sus palabras con una frase icónica “Soy Mariano Rajoy, secretario General del Partido Popular y candidato a la presidencia del Gobierno”.
Rajoy perdió las elecciones ante José Luis Rodríguez Zapatero e inició una larga travesía de ocho años en la oposición. La primera etapa estuvo marcada por la polémica en torno a la investigación del 11-M y su rechazo frontal a la ley del matrimonio homosexual, el nuevo Estatuto de Cataluña, la ley de Memoria Histórica y la negociación con ETA. El equipo que acompañó a Rajoy en aquellos primeros años era prácticamente el mismo que el de la última etapa de Aznar. En 2005, sobrevivió junto a Esperanza Aguirre a un accidente de helicóptero en Móstoles.
Rajoy se estrelló en las elecciones del 2008. La segunda derrota consecutiva estuvo a punto de costarle el cargo. Él mismo pensó en dejarlo. El líder del PP, apoyado por Francisco Camps, sobrevivió a la revuelta de Esperanza Aguirre y se aferró al cargo en el congreso de Valencia. Rajoy se desprendió del aznarismo y empezó a crear el marianismo, en el que emergieron figuras imprescindibles para entender su gestión como Soraya Sáenz de Santamaría.
5. Rajoy, presidente: corrupción y crisis económica
La crisis económica, que en 2008 ya mostraba algunos síntomas, tumbó al gobierno socialista. Rajoy apenas tuvo que hacer campaña para ganar las elecciones del 2011 con una aplastante mayoría absoluta. Su rival fue Alfredo Pérez Rubalcaba. El Gobierno del PP tomó decisiones muy difíciles e impopulares en poco tiempo. Rajoy subió los impuestos directos e indirectos, retiró la paga extra a los funcionarios y reformó el mercado laboral. El presidente consiguió circunscribir la ayuda europea a un rescate del sector bancario, hundido por el desplome de Bankia.
Los recortes despertaron una ola de protestas, incendiada además por la indignación que generó en la opinión pública los numerosos casos de corrupción que afectaban al PP. El punto de inflexión se vivió con la publicación de los papeles de Bárcenas en enero del 2013. Los manuscritos del ex tesorero del PP apuntaban a un pago sistemático de sobresueldos de dinero negro, del que presuntamente también se había beneficiado el presidente. Acorralado por la oposición, Rajoy compareció en un pleno extraordinario celebrado en el Senado en agosto. En su intervención se declaró una persona “recta y honrada”, rechazó las “calumnias” de Bárcenas y acuñó otra de sus frases célebres: el “fin de la cita”.
6. La crisis del sistema: abdicación de Juan Carlos y año en funciones
Rajoy llevó a término la legislatura, que finalizó de una manera muy diferente a como empezó. La crisis económica alumbró una crisis institucional y del sistema. El rey Juan Carlos anunció su abdicación en junio del 2014. Rajoy y el PSOE pactaron una transición suave en la jefatura del Estado con una ley que garantizaba inmunidad jurídica al monarca saliente. Por aquel entonces, Cataluña ya había iniciado un proceso separatista tras la decisión del partido hegemónico del nacionalismo catalán, CiU, de abrazar la causa independentista.
La irrupción de Podemos y Ciudadanos marcó las elecciones del 2015, que dieron la victoria a Rajoy con una exigua mayoría de 123 escaños. Rajoy tomó entonces otra decisión inédita: declinó someterse a la investidura a pesar de que era el candidato propuesto por el Rey. Rajoy provocó un bloqueo institucional sin precedentes, porque la Constitución no tenía prevista una solución para ese escenario. El líder del PSOE, Pedro Sánchez, desbloqueó la parálisis tras un acuerdo insuficiente con Ciudadanos. Podemos no lo apoyó y se repitieron las elecciones.
7. El golpe separatista en Cataluña: del 155 al 21-D
Rajoy fue el único candidato que mejoró sus resultados el 26-J. Consiguió la investidura tras firmar un pacto con Ciudadanos y lograr in extremis la abstención del PSOE. La endiablada aritmética del Parlamento ha convertido la gobernabilidad en un sudoku imposible. Rajoy sacó adelante los Presupuestos del 2017 tras firmar un complejo acuerdo con Ciudadanos, PNV y los grupos canarios. El Gobierno espera repetir ese acuerdo para 2018.
A las crisis institucional y económica, el jefe del Ejecutivo sumó la crisis territorial. Rajoy se ha enfrentado al mayor desafío al orden constitucional de la democracia desde el 23-F. El separatismo trató de imponer la secesión unilateral de Cataluña del resto de España a través de un referéndum ilegal celebrado el 1 de octubre. Después de meses de una enorme tensión y un creciente malestar social en las calles de todo el país, Rajoy utilizó por primera vez el artículo 155 de la Constitución para destituir al Govern de Cataluña e intervenir la Generalitat. Una parte de ese Govern fue encarcelada. La otra, encabezada por su presidente Carles Puigdemont, huyó a Bélgica. Y sigue en Bruselas.
El presidente convocó por sorpresa unas elecciones autonómicas el 21 de diciembre. La jugada salió mal. Las urnas devolvieron la mayoría absoluta al independentismo, pese a la victoria en votos y escaños de Ciudadanos. El PP obtuvo el peor resultado de su historia en Cataluña: cuatro diputados y última fuerza política. Rajoy se ha conjurado para contener el efecto de Ciudadanos y resistir en la Moncloa. El presidente busca un último mandato.