El presidente del Gobierno no tiene pensado hacer ningún cambio en su organigrama, ni en Moncloa ni en Génova para responder a los inquietantes resultados que las encuestas de intención de voto ofrecen del PP. Sin embargo "no es imposible" -según sus propias palabras- que sus principales candidatos de las autonómicas y municipales que se celebrarán en la primavera de 2019 sean designados dentro de dos meses, coincidiendo con la convención nacional que los conservadores celebrarán en Andalucía. Esa cita se ha anunciado como el encuentro idóneo para "rearmar" el partido, que tras el batacazo en Cataluña no atraviesa precisamente por su mejor momento.
El excelente resultado que Ciudadanos obtuvo en esas elecciones ha provocado que los responsables del partido en distintas autonomías y provincias pidan a la dirección nacional poder encarar con antelación la campaña del año que viene. Por ello, Rajoy está valorando adelantar la nominación de los candidatos, para que todos tengan la oportunidad de preparar con más tiempo sus respectivas campañas. La idea consiste en contraatacar a CS aprovechando unas elecciones en las que el PP parte con ventaja, al ser un partido mucho más asentado territorialmente, con infinidad de alcaldes, concejales y diputados regionales, y con potentes estructuras locales de las que carece su rival.
Rajoy, partidario siempre de apurar los plazos y de no desvelar sus cartas hasta unas semanas antes de la cita electoral, podría estar inclinado ahora a completar el rompecabezas cuanto antes y satisfacer así las demandas de los dirigentes regionales. En las últimas municipales y autonómicas, los candidatos conocieron que lo serían sólo unas semanas antes de la cita con las urnas. Pero entonces el PP no estaba en la difícil tesitura actual, por más que, de puertas afuera, los populares insistan en que el partido de Rivera sólo es "un rival más". Por ello, aun cuando la nominación de candidatos no se realizara en marzo, no se aplazaría hasta el final, como ocurrió en 2015.
Miedo al contagio por Cataluña
El miedo a un posible efecto Arrimadas, a que se contagie lo ocurrido en Cataluña al resto de autonomías y grandes ciudades, ha provocado que los aparatos territoriales del PP se muevan para saber si van a repetir los anteriores candidatos o si, por el contrario, el presidente opta por otros para intentar ganar las próximas elecciones.
Por si los populares no tuvieran bastantes problemas, las últimas revelaciones realizadas en el juicio de la parte valenciana de Gürtel en la Audiencia Nacional han sido recibidas con preocupación en Génova. Los imputados han empezado a apuntar hacia Francisco Camps, expresidente regional, como posible responsable de la corrupción. El desarrollo del juicio podría dañar las expectativas del PP en una autonomía electoralmente clave como es la valenciana.
Otra circunscripción fundamental es Madrid. Rajoy tiene ya claro que no sacará a ningún ministro de Moncloa para competir en los comicios de 2019. Sin embargo, una posibilidad que no descarta es promover a algún vicesecretario del partido. En este caso gana enteros que Pablo Casado haga tándem con Cristina Cifuentes para que la presidenta madrileña revalide su cargo y éste intente reconquistar el Ayuntamiento, hoy en manos de Manuela Carmena.
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