Quien no se conforma es porque no quiere. Si varios de los imputados por el golpe de Estado nacionalista han declarado ante el juez Llarena que la proclamación de independencia del pasado 27 de octubre no tuvo efectos en la práctica porque fue meramente virtual… ¿por qué no hacer de la necesidad virtud y convertir esa virtualidad en el verdadero hecho diferencial de la nueva y no reconocida por nadie república independiente catalana? Con un presidente telemático ejerciendo el cargo a 1.300 kilómetros de distancia del Palacio de la Generalidad, con una moneda digital catalana, con un DNI digital "autogestionado" y con unas estructuras de Estado en forma de cascada de ceros y unos sobre fondo verde.
Hasta 37 veces aparece la palabra digital en el programa electoral de Junts per Catalunya para las pasadas elecciones del 21 de diciembre. El término E-Stat (acrónimo de Estado Electrónico) cuenta incluso con un apartado propio de dos páginas en el que se propone a los catalanes huir del "viejo concepto de Estado analógico del siglo pasado" construyendo la primera "república nativa digital": la "e-República".
En el programa electoral de ERC la palabra sólo aparece nueve veces y casi siempre en referencia a la necesidad de facilitar a las empresas el acceso a las nuevas tecnologías digitales. En el de la CUP apenas aparece cuatro, pero en una de las ocasiones en referencia a un sistema de identidad digital (ellos lo llaman "e-ciudadanía") cuyo alcance, virtudes e inconvenientes se dejan a la imaginación del votante.
Ser ciudadano virtual
El modelo para la e-República catalana es Estonia, como se explica en este artículo del medio digital independentista VilaWeb. Y más concretamente, la llamada E-Residency, que le permite a cualquier ciudadano del mundo darse de alta como ciudadano virtual estonio a través de esta página web. De momento, más de 27.000 ciudadanos en todo el mundo se han acogido a esa ciudadanía virtual estonia que, en la práctica, apenas sirve para facilitar la creación y la instalación de empresas en territorio estonio y que de ninguna manera implica la concesión de derechos de participación política. Para el independentismo catalán, sin embargo, la E-Residency se ha convertido en la rendija por la que algunos atisban una salida al callejón sin salida en el que el nacionalismo lleva atascado meses: la de la virtualidad.
De momento, la república catalana virtual apenas ha empezado a dar sus primeros pasos. Y han sido pasos tímidos. En la cuenta de Twitter "oficial" del llamado "Gobierno catalán legítimo" aparece por ejemplo la foto de un Palacio de la Generalidad del que se ha borrado con Photoshop la bandera española que a día de hoy aun ondea, muy analógicamente, en su tejado.
También moneda digital catalana
Otro ejemplo es la página web, también "oficial", del mismo "Gobierno catalán legítimo" y que funciona en paralelo a la verdadera página oficial de la verdadera Generalidad de Cataluña, la intervenida por el 155.
Aunque el proyecto estrella de la república virtual catalana sería la nueva moneda digital catalana. Un proyecto de cuya implantación se encargaría Jordi Puigneró, secretario de Telecomunicaciones, Ciberseguridad y Sociedad Digital, y que, de materializarse, entraría en conflicto abierto con el euro puesto que la UE prohíbe la emisión de cualquier tipo de moneda que pueda competir con él.
Se desconoce, de momento, si la vía de acceso a esa república catalana virtual será la pastilla roja o la azul.