A la espera de que se desbloquee la formación de un gobierno legal en Cataluña, los partidos miran de reojo a la próxima cita con las urnas en el intenso ciclo electoral que se abre de aquí a 2020. El calendario dice que Andalucía debe celebrar elecciones en marzo del 2019. Pero nadie descarta que la presidenta Susana Díaz adelante la fecha a otoño de este mismo año.
Ciudadanos es consciente de la importancia de Andalucía en sus aspiraciones nacionales. Son los comicios que van a medir el impacto real de su victoria en Cataluña. El partido naranja quiere demostrar que el triunfo de Inés Arrimadas no es un espejismo y que son capaces de disputarle el voto al PP en otros territorios. Andalucía es además la segunda comunidad autónoma con más militantes naranjas, por detrás de Madrid y por delante de Cataluña.
Ciudadanos ha empezado a andar ese camino con dos decisiones importantes. La primera es una oposición más dura al gobierno socialista de Díaz, con el que tiene un acuerdo de investidura y han pactado los últimos presupuestos. La segunda es una paz orgánica que evite primarias entre el diputado nacional por Granada Luis Salvador y el actual líder naranja en Andalucía Juan Marín.
Cs sube en los sondeos
Ciudadanos obtuvo nueve escaños en las elecciones andaluzas del 2015. Fue un éxito para Albert Rivera, que con esos diputados alcanzó un pacto de investidura con Díaz. Las últimas encuestas sugieren que Ciudadanos puede subir entre cuatro y seis escaños. La cuestión es si se hay opciones de reducir el margen que les separa del PP, que según estos sondeos caería con respecto al 2015 pero se mantendría en el entorno de los 30 diputados. Díaz volvería a ganar las elecciones.
Marín advirtió la semana pasada en el Parlamento de que no le gusta el "orden de prioridades del PSOE". Ciudadanos ha amagado con buscar aliados alternativos para sacar adelante determinadas reformas. Fuentes de la dirección naranja admiten que el acuerdo que firmaron con el PSOE de Díaz es uno de los que "más alto grado de cumplimiento tiene". Sin embargo, dicen que hay puntos pendientes de aprobación que "chocan" con unas elecciones que están a la vuelta de la esquina.
Ciudadanos va a intensificar en estos meses su oposición a Díaz, exigiendo el cumplimiento de medidas de difícil tramitación parlamentaria como la limitación de mandatos o la eliminación de los aforamientos. La presión probablemente crezca después del verano, cuando los dos partidos tengan que sentarse a negociar los presupuestos del 2019. Hace unos meses, la formación naranja arrancó a Díaz la supresión del impuestos de sucesiones. Si no hay entendimiento y Díaz se ve forzada a prorrogar las cuentas del 2018, la presidenta tendría en su mano un argumento para adelantar las elecciones del que ahora mismo carece.
Esta tregua momentánea, mientras se eleva el tono contra Díaz, ha venido bien a Ciudadanos para pacificar orgánicamente Andalucía. Salvador, diputado por Granada en el Congreso, ha cuestionado la gestión orgánica del partido y la dirección política de Marín, al que acusa de ser excesivamente complaciente con Díaz. Esta percepción es respaldada por un sector amplio de la militancia naranja, que pide una oposición más dura al socialismo. En la Asamblea General de Ciudadanos hace ahora un año, Salvador fue el compromisario más votado por los afiliados andaluces, muy por delante de Marín.
Marín, candidato; Salvador gana peso
Salvador ha alimentado durante meses la posibilidad de disputar el liderazgo del partido y la candidatura a las elecciones en primarias. Pero Ciudadanos no quiere escenificar ahora una batalla interna. El partido ultima una solución que integre ambas sensibilidades y que probablemente implique la modificación algunos equipos de trabajo y quizá las listas electorales. Esta solución, que se cocina como cualquier solución orgánica con discreción, pasa por que Salvador no vaya a las primarias y Marín repita como candidato.
Fuentes del entorno de Salvador confirman a EL ESPAÑOL que se trabaja en una fórmula de consenso que evite el pulso. En opinión del sector crítico que lidera el diputado granadino, ha quedado acreditado que hay graves fallos de mensaje en Andalucía, demasiada connivencia con el socialismo y equipos desorganizados.
A partir de ahí, y si los números vuelven a sumar como en 2015, Marín será el encargado de pactar un nuevo acuerdo con Díaz. Ciudadanos aprobó en su Asamblea General que a partir del próximo ciclo electoral negociaría su entrada a gobiernos de coalición allá donde fuera posible. Andalucía podría ser la experiencia piloto de cara a las municipales y autonómicas de mayo del 2019.