Desde que tomó la decisión de impugnar ante el Tribunal Constitucional la investidura de Carles Puigdemont para evitar el show de una investidura a distancia, el Gobierno respira un poco más tranquilo. En Moncloa aplauden aquella arriesgada decisión del presidente del Gobierno y ahora no tienen prisa en que el reloj hacia las segundas elecciones en Cataluña se ponga en marcha. El Ejecutivo cree que el horizonte judicial de los líderes del independentismo ha provocado el "efecto cautela" en aquellos políticos que, creyendo en una Cataluña independiente, no están dispuestos a retomar la vía unilateral para correr la misma suerte que el exvicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras.
En Madrid están convencidos de que el bloque independentista será incapaz de ponerse de acuerdo para formar un Govern si Carles Puigdemont continúa empeñado en reconquistar el Palau de la Generalitat. Aunque nadie en Moncloa se atreve a desvelar algún contacto directo con la cúpula de ERC para buscar una solución que satisfaga a todos, fuentes gubernamentales ya empiezan a alabar al partido de Junqueras frente al de Puigdemont.
En Madrid destacan que Esquerra es un partido "con cien años de historia" frente a un Junts per Cataluña que denominan "Junts per Puigdemont, un movimiento humano con tan solo 100 días de vida cuyo único fin es proteger y defender a una persona". Conforme los días pasan y las negociaciones no se cierran, en el Gobierno se muestran esperanzados con que finalmente sea el partido del presidente del Parlament, Roger Torrent, el que termine ganando el pulso por la investidura y descabalguen cuanto antes al fugitivo expresidente para devolver la estabilidad a la región.
En Madrid están convencidos de que ha calado el mensaje de Moncloa de que es necesario un presidente "limpio" sin cargas procesales pendientes para poder desarrollar una legislatura sin sobresaltos. Además, recuerdan que desde que Mariano Rajoy puso en marcha el artículo 155 de la Constitución la Generalitat funciona con total normalidad. "No es el mismo escenario que cuando se produjeron los plenos de desconexión de los días 6 y 7 de septiembre. Ahora nosotros gobernamos", resaltan.
Como ejemplo de normalidad en la gestión de los asuntos de la autonomía destacan que cada viernes, el Gobierno se reúne en consejo de ministros extraordinario para despachar temas de la Generalitat. El último viernes, por ejemplo, el presidente del Gobierno autorizó al ministro Cristóbal Montoro a abonar el 20% de la paga extra que los funcionarios catalanes perdieron en 2012.
Como el Gobierno lleva las riendas de la Generalitat, no tienen demasiada prisa porque los independentistas lleguen a un acuerdo para formar gobierno. Cuando Torrent decidió unilateralmente aplazar el pleno del 30 de enero para esperar a que el Tribunal Constitucional resolviera las alegaciones planteadas por el propio Puigdemont y el Parlament al bloqueo de la investidura a distancia, en Moncloa no respondieron. "Los tiempos los marcan ellos", resumían.
A lo más que ha llegado el Gobierno es a instar a la vencedora del 21 de diciembre, Inés Arrimadas, a que dé un paso al frente y se presente a una sesión de investidura aunque solo sea para desbloquear esta situación. En el fondo, en Moncloa creen que esta jugaba perjudicaría a la líder de Ciudadanos en Cataluña, pero no están dispuestos a presentar a su candidato, Xavier García Albiol, que se quedó con tan solo cuatro escaños.