El corral abandonado en el que Igor el Ruso montó su base de operaciones estaba situado en la parte de atrás de la casa de campo en la que Norbert Feher asesinó a los guardias civiles Víctor Romero y Víctor Jesús Caballero. Fue una patrulla del Seprona la que encontró una pistola y restos de comida y bebida escondidos en ese refugio el 2 de febrero, 50 días después del triple tiroteo mortal.
El cobijo es un corral de ganado en ruinas y abandonado, pegado pared con pared con una vivienda propiedad de una familia de Andorra (Teruel). El escondite, al que ha accedido EL ESPAÑOL, es un sitio pequeño, sin cerradura, con suelo de tierra. Tiene dos plantas: la parte de abajo, de unos veinte metros, es un lugar perfecto para guardar animales. En una esquina hay un frigorífico pequeño, muy viejo. En el otro extremo, una pequeña bañera a modo de abrevadero y en el suelo un tablón de madera que pudieron servir a Feher para conservar la comida y asearse.
La parte de arriba es un pajar al que se sube a través de una escalera de piedra y hay abundante paja por el suelo. Es precisamente en esos peldaños donde Feher guardó comida y basura. De hecho, este periódico pudo confirmar este miércoles que en el escondite todavía quedaban restos de la estancia de Igor el Ruso: había al menos cinco o seis latas vacías de Aquarius, botellas de tónica de cristal, una lata de zamburiñas y una jeringuilla para dar medicamento o alimento a animales idéntica a las que usaba Iranzo en su explotación agraria.
Los vecinos de la zona no salen de su asombro al descubrir que el asesino confeso del ganadero José Luis Iranzo y los dos guardias civiles se escondía a unos pasos del lugar del crimen. "Es alucinante que no dejaran entrar a un amigo a dar de comer a las ovejas porque podía destruir pruebas y resulta que en el corral había una pistola", se quejan. La indignación en el Bajo Aragón es unánime cuando se pregunta por el hallazgo: "No lo buscaron antes de los asesinatos ni después", se lamentan los vecinos.
Cuando se retiraron las piedras para hacer el rastreo y "comenzaron a extraer latas", la Policía Judicial encontró en el segundo escalón una pistola "dorada y negra" de la marca Beretta con un cartucho acompañada de una funda "fabricada manualmente con tela de nylon". Los guardias comprobaron el estado del arma y comprobaron "cómo al echar para atrás la corredera hay alojado un cartucho o bala percutida en el cañón. Es decir: que en una primera inspección realizada a la pistola, dicha bala o cartucho fue disparado con el arma, pero por el motivo que fuera no llegó a salir de la misma".
Antes de emprender su huida, Igor el Ruso cargó en la furgoneta pick up que robó a una de sus víctimas un kit de supervivencia que extrañó a los investigadores por la multitud de bultos y objetos que portaba. Feher asesinó en primer lugar sobre las seis y media de la tarde a José Luis Iranzo a las puertas de su propia masía. Tras robarle el coche, el asesino se paró en otra casa de campo situada a unos 200 metros del primer crimen. Ahí le sorprendieron los guardias civiles que llegaban alertados por la llamada del padre de José Luis Iranzo quien, escondido, pudo pedir auxilio.
El asesino decidió emprender su marcha, pero dejó pertenencias en su escondite. De hecho, la Policía Judicial registró en el corral abandonado 35 objetos escondidos en la escalera del pajar: latas de cerveza vacías, cocacolas, un bote de nata 'La Asturiana', alcachofas, latas de atún y de conservas, otra de maíz dulce, varias botellas de tónica, una lata de pepinillos, pipas y una caja de cartón vacía de galletas marca Asinez. También había una bolsa vacía de patatas fritas sabor jamón marca Dia, tres recortes de periódico -dos de ellos de Heraldo de Aragón fechado el 24 de septiembre-, una carcasa de plástico, un bote de pegamento marca Nural 25, una cinta de carrocero, un canutillo de papel higiénico, una toallita, un paquete de pañuelos vacío marca Día, dos pañuelos de papel, un trozo de cartón blanco, dos bolsas de plástico, una funda de plástico, un envase de bridas marca Eurochina, una brida negra, algodón, calcetines y un cinturón.
Los agentes que encontraron el refugio de Igor el Ruso pudo confirmar también que había en el suelo "cáscaras de pipas recientes" y "numerosas huellas de calzado". La marca coincidía en "forma y tamaño" con las botas marca Paredes que robó en una masada vecina días antes. Las mismas que llevaba puestas cuando fue detenido.