Lejos de solidarizarse con el shock que se ha instalado en el Partido Popular, José María Aznar no tuvo ni una sola palabra de afecto para Mariano Rajoy el día que su sucesor ha anunciado públicamente su retirada de la vida pública. El expresidente de Faes tenía programada la presentación del libro de Javier Zarzalejos desde la semana pasada. El destino quiso que su intervención se celebrase apenas unas horas después de la dimisión del actual líder del PP, una bomba informativa que el expresidente del Ejecutivo aprovechó para declararse indiferente al legado de quien él mismo eligió como sucesor.
El presidente de Faes quiso primero dejar claro que a él no lo echaron, sino que se fue voluntariamente de La Moncloa tras ganar dos veces consecutivas las elecciones. "Dejé la política habiendo cumplido mi palabra y pensando exclusivamente en España y en los españoles". Aznar afeó a su sucesor que hoy, quince años después de que lo eligiera como sucesor, "el centro derecha español ha sido desarticulado. Lo que antes estaba unido, hoy está enfrentado y dividido y la reconstrucción es indispensable para ver con confianza el futuro de España". Y se ofreció, "desde mi posición actual", a "contribuir" a "garantizar la estabilidad de España". Porque él, que ha sido presidente de honor del PP, dice ahora que "no me considero militante de nada ni representado por nadie".
Por la mañana, Rajoy reivindicó su legado y reconoció que la corrupción "ha hecho un daño enorme" al Partido Popular. Aznar también quiso hablar de la corrupción como "un cáncer que no podemos tolerar". Sin embargo, quiso descolgarse el muerto de Gürtel que en los últimos días muchos han querido colgarle. "Estos días han dicho cosas muy graves intentando manchar mi trayectoria personal y política. Ya os digo que mi camino lo marco yo, y voy a seguir diciendo lo que mi país necesita de mí. Soy el que era, con mis cosas buenas, las regulares y supongo que también las malas. Suelo cultivar el silencio, pero nunca el silencio irresponsable. En este momento creo que el silencio es una irresponsabilidad y actuaré en consecuencia".
Las palabras del expresidente entraron en la sede de Génova como una bomba de relojería. Muchos aún confiaban en que el antecesor de Rajoy tuviera palabras de agradecimiento para él, pero no hubo piedad. Fuentes cercanas al todavía presidente hablaban de "deslealtad" de Aznar hacia Rajoy y le animaban a "romper el carné del PP si no se siente representado por estas siglas".
"Victimismo" contrario "al liderazgo"
Aznar también habló de una crisis de liderazgos sin precedentes en la clase política española y aventura un futuro incierto para España. "Cuesta entender que los que tienen peores resultados, lejos de asumir responsabilidades no solo no las asuman, sino que son promocionados en las responsabilidades más altas del país". El presidente de Faes decía que "el victimismo" es "lo contrario al liderazgo" y que al final "quien lo ejerce no es sino víctima de sí misma".
El expresidente del Gobierno hablaba de que "no han sido los ciudadanos quienes han dado la espalda a los partidos", sino que han sido "los partidos quienes han dado la espalda a los españoles y han sembrado el desconcierto entre muchos electores". Aznar tampoco le perdona a Rajoy que Cataluña siga estando dirigida por un Ejecutivo independentista. "El golpe sigue, en Cataluña ha un gobierno golpista y el movimiento independentista no ha sido desarticulado".
El golpe secesionista
Aznar hablaba de que "el orden constitucional" en Cataluña volverá cuando "se desarticule el movimiento secesionista" con el apoyo de "grupos mediáticos, financieros, sociales y políticos. Sin eso no se podrá revertir la situación, y si no se hace eso no se hace lo suficiente". El expresidente afeó sin citarlo a Rajoy de dejar la región catalana como está. "En este momento, la alianza del populismo para apoyar al nuevo gobierno agrava las inquietudes más que las reduce".