Mariano Rajoy reúne este lunes a la Junta Directiva Nacional del Partido Popular para dar el pistoletazo de salida hacia su sucesión. De momento, nadie se ha atrevido aún a dar un paso al frente públicamente. Los líderes autonómicos quieren que haya un único candidato y así se lo han hecho saber a los círculos más cercanos a los tres firmes aspirantes a la sucesión: Alberto Núñez-Feijóo, María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría.
En estas jornadas donde todos los teléfonos suenan para medir fuerzas, la dirección nacional del PP ha constatado que hay división de apoyos en las bases: el presidente de Galicia es el que más consenso genera entre todas las autonomías mientras que la secretaria general del PP tiene a su favor el apoyo mayoritario del aparato territorial.
De momento, en Génova cruzan los dedos porque "haya cordura" y "por el bien del partido no se desate una guerra encarnizada que puede perjudicarnos a todos". En el cónclave que se celebrará en julio el único punto del orden del día será elegir al sucesor de Mariano Rajoy, en ningún caso se modificarán los estatutos. En pleno proceso de transición, la mayor parte del PP espera que sea un traspaso de poderes "tranquilo" y cruzan los dedos para que la exvicepresidenta no decida dar el paso definitivo al frente que desataría "una auténtica guerra civil".
El consenso de todo el partido en torno a que sea Feijóo quien herede la presidencia del PP es "relativamente amplio: gusta porque tiene el aval de haber ganado tres elecciones consecutivas". Sin embargo, la paz ansiada se rompería si Santamaría decide dar un paso al frente. Sería el escenario más apropiado para que apareciera una tercera vía, candidatura de Cospedal.
La idea con la que trabaja ahora el entorno de Feijóo es con que "Santamaría no se presente y Cospedal ponga todo su apoyo, que es el mayoritario, a su servicio". Es decir, que Feijóo sea presidente a cambio de que ella mantenga su puesto como 'número dos' del Partido Popular. "Esto sería lo deseable siempre y cuando no haya sorpresas", alertan.
El escenario ideal para Feijóo sería copiar el modelo que acuñó José María Aznar en 1990, cuando reeligió secretario general a Francisco Álvarez-Cascos en el congreso en el que el expresidente del PP se hizo con el mando del partido cuando Alianza Popular se convirtió en el Partido Popular. Él consiguió acabar con luchas internas en una formación que unos años después consiguió convertirse en un partido de Gobierno.
Candidatura única
Si finalmente la exvicepresidenta opta por disputar esta guerra, la dirección nacional actual apuesta porque los candidatos "se sienten a hablar y consensúen una lista única que encabece aquel que más apoyos suscite". Nadie cree que Santamaría pueda ser capaz de aglutinar más respaldo que Feijóo o que Cospedal. La exvicepresidenta cuenta con el respaldo mayoritario del partido en Andalucía y con el País Vasco. Pero sin ninguna duda es María Dolores de Cospedal quien tiene un control absoluto sobre el aparato.
La duda es si Santamaría está dispuesta a salir "aunque sea a perder". Su entorno más cercano no lo ve factible. Una vez que el Gobierno de Mariano Rajoy fue cesado tras el triunfo de la moción de censura, se especuló mucho sobre si el presidente la colocaría de nuevo como portavoz del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso de los Diputados. Sin embargo, las fuerzas internas contrarias a que la ex vicepresidenta recibiera "ese premio" se movieron para frenarlo y su presión tuvo efecto.
Un congreso tranquilo
Rajoy optó por no tocar nada de la estructura del partido hasta que llegue su sucesor. El todavía presidente del PP tampoco ha querido emitir ninguna señal que pueda ser interpretada como que bendice una candidatura u otra. El ex jefe del Ejecutivo sabe mejor que nadie la guerra soterrada que enfrenta desde hace años a Cospedal y Santamaría, las dos mujeres con más poder de su Gobierno, y quiere evitar precisamente que todo salte por los aires ahora. El todavía líder del PP sueña con un congreso tranquilo del cual su partido salga tan fuerte como para poder ganar las próximas elecciones autonómicas y municipales que se celebrarán en primavera.