Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal, enfrentadas en la intimidad desde hace una década y abiertamente desde este martes, cuando las dos han presentado sus candidaturas para suceder a Rajoy al frente del Partido Popular, comparten un punto débil: sus maridos.
Ignacio López del Hierro, empresario sevillano del que Ignacio González llegó a decir que "cobraba bajo cuerda de 27.000 sitios" en una conversación intervenida en el caso Lezo, nunca ha llegado a estar imputado en ninguna causa judicial, pero su nombre aparece en los sumarios de algunos de los mayores casos de corrupción investigados recientemente, como los 'Papeles de Bárcenas', 'Lezo', el 'caso Pujol' o 'Liberbank'. De ahí que en el entorno de Cospedal se hable desde hace años de su marido como "su principal problema".
La posición de Iván Rosa Vallejo, el esposo de la exvicepresidenta del Gobierno, no es menos polémica. Cuando Sáenz de Santamaría ya ocupaba el segundo puesto más importante del Ejecutivo de Rajoy, fue contratado como asesor jurídico de la división internacional de Telefónica bajo la presidencia de César Alierta. Un nombramiento que se produjo días después de que Santamaría y su marido cenaran con Ramiro Sánchez de Leirín, responsable jurídico de Telefónica y Abogado del Estado, igual que ellos dos.
En el punto de mira
Ahora que las dos mujeres fuertes del PP han anunciado sus candidaturas, las personas con quienes comparten su vida y, con ellos sus sombras, volverán a estar bajo la lupa mediática.
Ignacio López del Hierro no es un advenedizo de las relaciones de su esposa. Con casi 20 años más que ella, lleva relacionado con la política desde su juventud. Formó parte de la UCD de Adolfo Suárez y fue gobernador civil de Toledo y Sevilla. Sin embargo, durante los años que María Dolores de Cospedal ocupó la presidencia de Castilla-La Mancha, la compañía Hilo de Inversiones de su marido, con negocios en dicha comunidad, multiplicó por 19 sus ingresos.
Más de una década antes, en 1997 y 1998, el extesorero del Partido Popular Luis Bárcenas reflejó en la contabilidad 'B' del PP dos pagos de 14 millones de pesetas y 4 millones de pesetas ingresados por alguien a quien llamó López H. y López Hierro para presuntamente financiar de manera ilegal al partido. Es parte de la documentación que se investiga en la pieza denominada de los 'Papeles de Bárcenas'.
En otra de las investigaciones que se siguen en la Audiencia Nacional, la del caso Lezo que afecta principalemente al expresidente madrileño Ignacio González, aparece también mencionado López del Hierro. González y su hermano Pablo, también investigado, hablaban sobre él y la relación que mantenía desde hacía décadas con Eduardo Ameijide, presidente de Mercasa.
En dicha conversación desvelada por EL ESPAÑOL, el hermano del expresidente de la Comunidad de Madrid se refería a las actividades del marido de Cospedal y los problemas que le podían traer a ella: "Con lo que cuenta y tal (Ignacio López del Hierro), yo no sé cómo la otra está así dispuesta, en cualquier momento la van a revolcar. Bueno, ahora que está en Defensa igual no", se escuchaba a Pablo González.
Ha suscitado menos polémica, pero tampoco ha pasado desapercibida la dudosa posición de Soraya Sáenz de Santamaría al frente del Consejo de Ministros en el que debían tomarse decisiones sobre la empresa de su marido, Telefónica.
Aunque ella, con la sagacidad que le caracteriza, evitó posicionarse o tomar cualquier decisión que aludiera a dicha empresa, la Abogacía del Estado emitió un informe en el que daba vía libre a la vicepresidenta del Gobierno para hacerlo. Un hecho que dos periodistas del diario El País reflejaron en una información en el año 2015 bajo el título "Justicia permite a Santamaría tratar asuntos de Telefónica, donde trabaja su marido".
Dicha información, que fue publicada con esa información en la edición impresa del mencionado diario, fue modificada al día siguiente con un enfoque muy distinto y bajo el titular: "Santamaría se abstiene en los asuntos de Telefónica pese a no estar obligada". Una decisión editorial que no gustó nada a los dos periodistas autores de la noticia, que llegaron incluso a abandonar el periódico por tal motivo, como publicó en su momento el diario Infolibre.