A las 00.19 de la noche comparecía ante los periodistas en la sede del PP de la calle Génova la exvicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ganadora de las primarias del partido en la primera vuelta con 21.513 votos (lo que supone un porcentaje del 37%) frente a Pablo Casado, que obtuvo 19.967 papeletas (el 34%). Su amplia sonrisa y sus bromas ocultaban que la procesión iba por dentro.
"Hoy ha ganado el PP", fue lo primero que dijo en tono casi presidencialista. Pero a la hora de la verdad, tendió la mano a su rival, en un gesto que revela que su victoria no le garantiza ni mucho menos la presidencia del PP: "Me dirijo a Casado, nuestros militantes quieren un proceso de unidad. Así que le pido a Casado una candidatura de integración. Aquí no sobra nadie, tenemos que estar todos", afirmó delante de los periodistas.
"Quiero ser la presidenta del PP y la futura presidenta del Gobierno de España", aseguró, remarcando que hacía este ofrecimiento "desde el aval que supone ser la candidatura más votada".
Al preguntarle si su oferta era extensiva también a María Dolores de Cospedal prefirió generalizar: "Voy a hablar con todos los candidatos porque son compañeros de partido, son candidaturas de una valía extraordinaria y no podemos prescindir de nadie. Llevaré a cabo el máximo esfuerzo de generosidad con todas esas personas que se han presentado en nuestro Congreso".
Y a continuación, volvió a personalizar: "Quiero hablar con Pablo Casado. La gente me pedía unidad y desde esas peticiones me voy a dirigir a él para ofrecer juntos a los militantes integración y unidad".
"La militancia merece que hagamos el máximo esfuerzo y como a mí es lo que me han pedido unánimemente en todas las sedes a lo largo de toda España yo se lo voy a proponer", insistió la que fue mano derecha de Mariano Rajoy.
Casado busca el apoyo de Cospedal
Un poco antes de que compareciera Sáenz de Santamaría lo hacía Pablo Casado. Era medianoche y tras conocer los resultados oficiales de las primarias del PP, el exvicesecretario de Comunicación aparecía exultante al saber que se había colocado como el segundo más votado y que le iba a disputar el control del partido a la exvicepresidenta del Gobierno con muchas posibilidades de imponerse.
Lo primero que hizo ante los medios fue dar la enhorabuena a todos los candidatos. "Hemos tenido un resultado muy reñido, disputado, pero muy constructivo", señaló.
Y acto seguido volvió al discurso que ha mantenido desde el principio de su campaña, pero esta vez con más intención que nunca, tratando de integrar en su candidatura a Cospedal y a García-Margallo (y a sus votantes, claro). "La mía es una candidatura en la que cabe todo el mundo y es la mejor alternativa de futuro para España. Esta noche es histórica pero todavía quedan 15 días muy intensos para poder decir en manos de quién queda el PP", aseveró. Pero se cuidó mucho de hacer la misma oferta a Sáenz de Santamaría.
"He hablado con todos los candidatos que han participado en este Congreso, les he felicitado y he respetado las normas en todo momento. Los dos que pasamos a segunda vuelta vamos muy igualados y las candidaturas que se han quedado atrás cuentan con muchos apoyos y a mí me gustaría integrarlas. En mi candidatura cabe todo el partido, lo dije desde el primer día", insistió, dejando claro que su apuesta es llegar en este proceso hasta el final.
Y por si fuera poco para revelar sus intenciones se deshizo en elogios hacia la exsecretaria general del partido: "Empecé trabajando con Cospedal en 2013, es una persona con la que tengo una excelente relación y su equipo está conformado por una serie de personas con una forma de hacer política que se parece mucho a la mía". El guiño, por tanto, hacia la tercera en discordia era evidente. Y como todo el mundo sabe en el PP, Cospedal y Sáenz de Santamaría no se pueden ver. Las cartas favorecen a Casado.