El Partido Popular vive en una falsa calma. El presidente del PP se ha reunido con su rival en las primarias, Soraya Sáenz de Santamaría, este miércoles en el Congreso de los Diputados en dos encuentros muy breves que, juntos, duraron menos de una hora. Pablo Casado no se veía con la expresidenta desde el sábado, cuando los 3.082 delegados le eligieron a él como sustituto de Mariano Rajoy con un 57% de los votos frente al 42% que obtuvo su adversaria.
La exvicepresidenta encajó el golpe de la derrota como pudo y estuvo todo el fin de semana recluida con su familia, sin apenas coger el teléfono móvil a su equipo. Mientras, Casado configuraba el nuevo organigrama con su núcleo duro, en el que no faltaban María Dolores de Cospedal, Teodoro García Egea o Javier Maroto. Con la estructura del partido y nombres ya en la cabeza, el presidente se vio con Santamaría en un despacho del Congreso de los Diputados para hablar de la propuesta de integración que tenía para ella y que tanto reclamó durante las primarias.
Casado le ofreció ser vocal en el nuevo Comité Ejecutivo, como serán los demás candidatos que perdieron las primarias. Ella no aceptó, de momento, porque Santamaría no fue a escuchar la oferta que el presidente le iba a lanzar. La exvicepresidenta exigió el 42% de representación en todos los órganos de representación del Partido Popular. Es el porcentaje que, a su juicio, le corresponde porque es el resultado que ha obtenido en la segunda vuelta. Para justificar su postura, volvió a reivindicar que su candidatura fue la preferida por los militantes que votaron el 5 de julio.
Casado no accedió a las exigencias de la candidata derrotada y delegó en dos miembros de su equipo la negociación posterior que debía cerrarse en la tarde del miércoles. García Egea y Maroto se reunieron con el jefe de campaña de Santamaría, José Luis Ayllón, y la exministra Fátima Báñez, que hubiera sido secretaria general si Santamaría hubiera ganado la presidencia. Pero las dos candidaturas se enconaron en sus posturas y no hubo negociación posible.
Después de este breve encuentro con su rival, Casado se reivindicó ante las cámaras como el presidente del PP desde el sábado. Un PP en el que "no existen bandos ni equipos que tengan que negociar nada". Antes de visitar al rey Felipe VI en La Zarzuela, el recién estrenado líder participó también en la comida-homenaje que los diputados y senadores del Grupo Parlamentario quisieron organizarle a María Dolores de Cospedal y le agradeció públicamente el trabajo realizado.
Comida-homenaje a Cospedal sin Santamaría
La hasta ahora secretaria general acudió al restaurante madrileño Casa Suecia con su marido, Ignacio López del Hierro, la persona que los diputados y senadores utilizaron de cebo para que la sorpresa fuera mayúscula. En el almuerzo participaron casi 200 personas, incluidos los presidentes de las dos Cámaras, Ana Pastor y Pío García-Escudero. Fue muy sonoro el portazo que dio el equipo de los sorayos, los escuderos de Santamaría, a esta celebración: solo Marimar Blanco y Teófila Martínez participaron en el homenaje a la 'exnúmero' dos del PP.
Las grandes ausencias que escenifican la enorme herida que aún supura en el Partido Popular fueron Santamaría, Báñez, Ayllón y Fernando Martínez-Maillo, que fue 'número tres' del PP con Cospedal como 'número dos'. Tampoco acudió a la despedida Javier Arenas ni Celia Villalobos, los grandes urdidores del triunfo de la exvicepresidenta en Andalucía en la primera vuelta de las primarias.
Casado tomó la palabra en la comida para agradecer a todos su presencia y volver a reivindicarse como el presidente de todos. Con esta actitud de Santamaría, hay quien ya teme en el PP que la exvicepresidenta se dedique a hacer oposición al PP desde dentro: "Ha dicho que no se va, que se queda. Y como tenga ganas de guerra, la va a haber", reconocía un diputado afín a Casado.
Al finalizar la comida, Teodoro García y Javier Maroto se reunieron en el Congreso de los Diputados con Ayllón y Báñez. La primera pausa llegó tres horas después, pero los dos equipos seguían sin llegar a un acuerdo: los afines a Santamaría exigían el 42% que le correspondía por los resultados y los de Casado insistían en que el Congreso lo habían ganado ellos.
Las negociaciones saltan por los aires
Los de Santamaría dieron por rotas las negociaciones al filo de la medianoche: Báñez, Ayllón e Íñigo de la Serna rechazaban entrar en el núcleo duro del PP porque dicen que solo se les ofreció dos secretarías de área, puestos intermedios que, a su juicio, ni era proporcional ni aceptable. El equipo del presidente reveló seis nombres afines a la exvicepresidenta que formarían parte del nuevo organigrama: Alberto Nadal, Sofía Acedo, Yolanda Bel, Marimar Blanco, Sergio Ramos e Iñaki Oyarzábal. Este último optó finalmente por descabalgarse por no ser una integración real entre los dos equipos.
Las dos mujeres más fuertes del PP
El presidente desvelará finalmente qué porcentaje de asientos ha reservado para el equipo de Santamaría este jueves ante el Comité Ejecutivo Nacional que ha convocado en Barcelona. Todas las quinielas hablan de dos mujeres como los pesos pesados del nuevo PP. La exministra Dolors Montserrat se perfila al frente de la Secretaría General. "Que se convoque el Comité en Cataluña quiere decir que el 'número dos' tiene que ser catalán", coincidían varios miembros del PP consultados por este periódico.
Otra ministra, Isabel García Tejerina, es uno de los nombres que más suenan para ascender en el organigrama del nuevo Partido Popular. Los comensales que acudieron al homenaje a Cospedal se quedaron con un detalle: Casado permaneció durante más de veinte minutos con la exministra hablando en un apartado a solas. "Y sus equipos no dejaban que nadie se arrimara. Eso es porque le estaba diciendo algo importante, como el cargo que ostentará a partir de este mismo jueves".