Quim Torra ofreció este martes los puertos de la Generalidad al Aquarius y la respuesta de las autoridades europeas fue un atronador silencio. En realidad, es dudoso incluso que el Aquarius, con 141 inmigrantes a bordo y 77 metros de eslora, hubiera podido atracar en alguno de los puertos de la Generalidad. Finalmente, el Aquarius llegó a Malta y los 141 inmigrantes serán repartidos entre España, Francia, Alemania, Italia, Luxemburgo, Portugal y la misma Malta.
Parece obvio que Quim Torra quiso hacer un pedrosánchez y que el tiro le salió por la culata. El president ofreció al Aquarius los puertos de Palamós (Gerona), Vilanova i la Geltrú (Barcelona) o Sant Carles de la Ràpita (Tarragona), tres de los veintiséis pequeños puertos, embarcaderos y dársenas bajo competencia de la Generalidad de Cataluña, pero nadie en la UE tomó en consideración su oferta. Probablemente porque, a falta de canales de interlocución válidos con los responsables de inmigración europeos, Torra hizo su oferta por Twitter.
El ofrecimiento era poco más que un brindis al sol. La competencia sobre el sistema portuario español y los 46 principales puertos españoles, los de interés general, recae en el Ministerio de Fomento. Los puertos controlados por la empresa pública Puertos de la Generalidad (el puerto de Llançà, el de Blanes, el embarcadero de Deltebre o el de Garraf, entre otros 22) son pequeños, de recreo o pesqueros. En su inmensa mayoría, no tienen capacidad para un barco del tamaño del Aquarius. Sólo unos pocos tienen capacidad para barcos de medio o gran tamaño.
La oferta de Torra tenía un segundo y un tercer problema. El segundo es que el permiso para la entrada en aguas españolas de un barco de bandera extranjera como el Aquarius depende de Capitanía General. El tercero es que Puertos de la Generalidad no tiene competencias en fronteras, aduanas o extranjería. Dicho de otra manera: aunque el Aquarius hubiera podido atracar en Cataluña, ninguno de los 141 inmigrantes habría podido bajar del barco sin la autorización explícita del Ministerio del Interior.
Parece obvio que Torra, conocedor de los inconvenientes mencionados, ha pretendido forzar un conflicto competencial con el Estado central. Una hipotética entrada ilegal del Aquarius en aguas españolas habría supuesto un desafío de primer orden a Pedro Sánchez, que poco antes se había negado públicamente a acoger el Aquarius con el argumento de que los puertos españoles no eran seguros para el barco de las organizaciones SOS Mediterranée y Médicos Sin Fronteras.
El atraque del Aquarius en Cataluña habría supuesto además un segundo órdago para el Estado. ¿Cómo negarse al desembarco de esos inmigrantes una vez ya han llegado a puerto? Las opciones para Pedro Sánchez habrían sido entonces aparecer como un pelele sin autoridad alguna sobre Quim Torra o como un insolidario capaz de retener a los inmigrantes en el barco por un simple conflicto administrativo.
Cataluña acogerá a los 60 inmigrantes
Para el presidente de la Generalidad, el resultado habría sido exactamente el contrario. De cara a Europa, habría redimido en parte su imagen de racista de ultraderecha. En segundo lugar, habría reforzado la ficción de que Cataluña es, de facto, una república independiente que toma decisiones soberanas en materia de inmigración desobedeciendo impunemente las órdenes del Estado español. La tormenta perfecta para la diplomacia española y para la imagen amable y solidaria, tan cuidadosamente trabajada, del Gobierno de Pedro Sánchez.
Pero Torra no se quedó sin su cuota de protagonismo a cuenta del Gobierno de Pedro Sánchez. El cambalache de inmigrantes finalizó con el visto bueno del Gobierno a parte de las pretensiones de Torra. "Cataluña ofreció sus puertos, para lo que no tiene competencia, pero sí hemos hablado con el Govern este mediodía y parece que está dispuesto a acoger a los migrantes que España va a recibir" dijo la vicepresidenta Carmen Calvo en su comparecencia. En consecuencia, los 60 inmigrantes viajarán hasta Barcelona, donde el Ayuntamiento de la ciudad, por boca de la teniente de alcalde Laia Ortiz, ya se ha ofrecido a acogerlos.
Sólo cuatro horas después de su primer tuit, Quim Torra insistió de nuevo en reforzar su imagen de "primer ministro de un Estado soberano" transmitiendo, en italiano, sus condolencias a las víctimas de la tragedia de Génova. De nuevo, y a falta de canales diplomáticos de alto nivel, por Twitter.