La visita del líder de la CEOE, Juan Rosell, y la entrevista de Televisión Española han colmado el vaso. Oriol Junqueras es ya el preso más visitado de España. "Los documentos andan bajo llave desde que se publicó la lista parcial de las visitas a Junqueras y el resto de presos separatistas. Ahora el documento en el que se registran las visitas anda muy vigilado", me cuenta un buen conocedor de lo que se cuece en las cárceles catalanas. La Generalidad no quiere que trascienda el trato de privilegio que reciben los presos nacionalistas y, sobre todo, el líder de ERC.
Por la prisión de Lledoners han pasado dirigentes nacionalistas y políticos (supuestamente) no nacionalistas. También periodistas, empresarios, sindicalistas, diputados, concejales, alcaldes, líderes de asociaciones civiles, funcionarios, altos cargos de la Generalidad, presentadores de TV, cantantes y hasta terroristas con la condena cumplida. Todo ello con el visto bueno de la consejera de Justicia, Ester Capella, de ERC.
De Capella depende, a su vez, la Dirección General de Servicios Penitenciarios, encabezada por Amand Calderó. Capella y Calderó son los dos máximos responsables de la flexibilización del régimen de visitas de los presos del procés. Un régimen de visitas que algunos días, tal y como explicaba El Confidencial en su artículo del pasado viernes, ha alcanzado un nivel de actividad superior incluso al de los consejeros de la Generalidad en libertad: 21 visitas al día.
La Catedral de Lledoners
Es probable que la comparación no agrade a sus seguidores, pero el ritmo de vida en prisión de Oriol Junqueras no se diferencia mucho del de Pablo Escobar en La Catedral, la lujosa prisión de Envigado en la que el narco pasó 406 días sin dejar, ni por un minuto, de despachar sus asuntos.
"No hay duda. Junqueras lo manda todo en ERC. A los colaboradores les llena de deberes. Las visitas son un continuo 'haz esto, haz lo otro'. Riñe con gracejo ('¡Qué ganas de que algún día os dejen entrar grabadoras y así no se os olvide lo que os digo!', dice)" escribía el periodista de El Periódico de Cataluña Xabi Barrena después de visitarle en prisión el pasado 7 de septiembre.
Junqueras pasa sus días en el módulo 2 de la prisión de Lledoners. Pero la prisión de Sant Joan de Vilatorrada no fue la primera opción del líder de ERC: su abogado pidió en un primer momento el traslado desde Estremera hasta Brians II, en Sant Esteve de Sesrovires, mucho más cercana a su domicilio.
En realidad, Lledoners es una prisión más pequeña, moderna y cómoda que Brians II. Con capacidad para 929 presos, apenas alberga a 700 y disfruta de las comodidades habituales en las prisiones más modernas del sistema penitenciario español: aulas de formación, biblioteca, gimnasio, economato, peluquería…
En Lledoners están presos, además de Oriol Junqueras, Raül Romeva (también de ERC), Josep Rull, Jordi Turull y Joaquim Forn (del PDeCAT), y los líderes civiles independentistas Jordi Sànchez y Jordi Cuixart. Pero es el líder de ERC el que se lleva la palma en cuanto a visitas se refiere.
Una lista interminable
La lista, obviamente parcial, de los visitantes "institucionales" de Junqueras comprende más de setenta nombres, y entre ellos los de Quim Torra, Elsa Artadi, Roger Torrent, Pere Aragonés, Mercè Homs, Neus Munté, Esther Vera, Alba Vergés, Germà Bel, Ferran Mascarell, Damià Calvet, Xavier Vendrell, Joan Puigcercós, Míriam Nogueras, David Bonheví, Camil Ros, Javier Pacheco, Artur Mas, Josu Juaristi, Arnaldo Otegi, Alfred Bosch, Lluís Ridao, Juan Rosell, José María Álvarez, Íñigo Urkullu y Ada Colau.
Aunque el ritmo de visitas recibidas por Junqueras se ha multiplicado exponencialmente desde su traslado a Lledoners, el líder de ERC todavía es conocido en Estremera como el preso con más peticiones de visita y correspondencia recibida de la historia de la prisión. "Junqueras no pasó un sólo fin de semana sin ver a nadie del exterior", decían por aquel entonces los funcionarios de la cárcel.
Por Estremera pasaron en su momento periodistas, políticos y, por supuesto, familiares, además de Gabriel Rufián, Marta Rovira, Jordi Évole, Joan Basté e incluso Joan Manuel Serrat. Junqueras recibía también una media de cien cartas al día, aunque sólo le llegaban cuarenta (las que incluían remitente).
En la mencionada entrevista con el periodista de El Periódico de Cataluña Xabi Barrena, Junqueras daba una de las claves de su actual estatus político: manda tanto desde dentro como mandaba desde fuera. Más, si cabe, por las negociaciones entre el PSOE y los fontaneros de su partido y que andarían encaminadas a convertirle en presidente de la Generalidad tras un hipotético indulto y a la cabeza de un tripartito junto a PSC y los comunes (Podemos).
De momento, apenas rumores. Eso sí: no desmentidos por nadie. “Nosotros ya funcionamos como un Consejo de la República”, decía Junqueras en la entrevista, aludiendo al organismo ilegal, parcialmente "en el exilio", con el que el independentismo pretende suplantar las funciones del legítimo Gobierno de la Generalidad. Junqueras, paradójicamente, tiene más poder ahora, desde prisión, que el que ha tenido jamás como líder de un partido que jamás ha ganado unas elecciones autonómicas en Cataluña.
La sospecha está ahí. Lo de Lledoners no son visitas: son exhibiciones de pleitesía al futuro presidente de la Generalidad. La operación Mandela está en marcha.